Fernando Noy

La orquesta invisible

 

 

 

 

1

LA CEBADA

Beso el pan olvidado en los rincones
oigo así la bendición del Gran Roedor
Inmunizado de las bestias por gestos como este
toda la casa vuela
hasta su sombra incluso
y no soy yo

Restauro tu cuerpo
lo suturo en su entrega
aquietándolo
en plena pulsación
Reconstruyéndolo
en fibroso
Devorándolo
en lava
Una mano sin forma me ha tapado
la boca
Otra vez todo vuela
hasta mi sombra incluso

Y no soy yo.

 

 

2

ASEDIO    

Dicen que nieva para delicia del puente
así en verano vuelve un ansiado barco
Intacto está
con su velamen de gestos
Ya lo abordamos
ante el gran epitafio
Aquí navega la inútil ansiedad
de toda gloria
Asedio marino
en risas de sonajero
celofán explotado
sobre el propio oído
Cuenco de barro cocido
en lo que fuera una piedra
Copa de vidrio no quiero
ni puedo
Está el río.

 

 

3

FURIA NOCTURNA 

Aquí donde no vence la dulce queja
ni victorea el deseo implorado
Oigan sin mí
Furor de fiestas nocturnas
y candados en los panes.
Salir
desde la boca de la noche
hacia la boca del león
y no hallar
ni la boca del puma
ni la boca del perro
Ni la boca
de tu boca.

 

 

4

LABERINTO MUTILADO

Hay calles innombrables que prolongan palabras
y culminan en un punto de madera
Hay calles audazmente cortas deambuladas por potros
que terminan en un punto de madera
Aunque existe una calle
sólo una.
Esa calle
esa ínfima senda que es un punto de madera
Enciende el fuego en las otras
cuando tiemblan.

 

 

5

NUESTRA NADA

Mi alma entre jazmines
se enciende y fulgura
sobre toda herida
que ni el llanto calma

La ciudad sangra
y se lava el pelo

Todo lo que te sobra es mío
Tu cuerpo
por ejemplo.

 

 

6

LA ORQUESTA INVISIBLE

Mi madre
la lluvia
ha muerto
O debiera decir simplemente
que cesó de llover
Mi padre
el bosque
agoniza
O bastaría escribir
que ha llegado otro otoño.
Tu voz en la niebla
se viste de oro y clama
O mejor es callar que
ha llegado la luz
La luz
siempre desnuda
en lo que engarza.

 

 

7

PESO PLOMO  

No necesito nada más que esta lapicera prestada por el mozo
ni otro sobre de azúcar para el café bramando en la resaca
tampoco el pago de una cerveza octava
Guardo intacto el coraje de hacer un Paga Dios
Como en los sesenta por las farmacias de turno
cuando la poesía anfetamínica se compraba sin receta

Viajo solo en medio de la huelga entre panzas vacías
con razón vociferantes
sin ningún encontronazo junto al musculoso estibador
mientras dura la espera por la protesta justa
que hasta cortó la calle
con su semáforo chorreando lágrimas de sangre

Masacre sin piedad para los mustios habitantes
de Baires tremen. punto com

Mientras leo en cerebros de los demás viajeros
Ese de anteojos negros va a llegar tardísimo a la cita esperada
El que viaja a su lado sólo piensa en robar
la corona de oro de la Virgen del templo
como también el busto de bronce de algún prócer
para enseguida revenderlo todo a peso plomo
vapuleo

Así nace esta queja sobre mi cuaderno Avon
en medio del verano
cuando el hospital de poetas resulta innecesario
ya que nunca ha existido la cura de sus males
ni siquiera un cuarto fresco donde no morir de pie

Ahora retomada la marcha con la vitrina de El Molino
destrozada a huevazos
es cuando el maldito patrullero se sube a la vereda
Como a la estatua de Santa Claus me alumbran entre dátiles
Aunque igual nada vieran
mayor fue el miedo de volverte invisible
A distraerse rápido con tu milonga hacia la autopista
Tacos de puta barata hundidos en la brea
hirviendo aún más que el cuerpo del que paga
Al finalizar la faena volver leyendo esos versos abyectos
que has escrito.

Soy el que cree en la calle Corrientes
acunadora del tango y de Tanguito
que se incendia en el rio justo al lado de la Casa Rosada
ese postre algo fucsia envenado en los cachetes
Confundo palomas con empleados de oficina
Llevan la misma gris corbata que les impide el vuelo
Igual como siempre el buen clima regresa
tras la huelga a lo lejos cada vez más distante

A causa de ella me pasé de parada pero sigo escribiendo
Es preferible el asco bien narrado a sobrevivir triunfales
Sin tener cómo
donde ni cuando
o a quien
decírselo.

Fernando Noy Poeta nacido el 17 de noviembre de 1951 en San Antonio Oeste- Rio Negro, al sur de Argentina. Autor de varios libros de poesía, también fi ... LEER MÁS DEL AUTOR