Fayad Jamís

Fuegos cruzados

 

 

 

 

AMO EL TIEMPO DE AMAR, AHORA LA NOCHE

 

Amo el tiempo de amar. Ahora la noche

se desparrama en astros y tibieza.

En una esquina yo te espero

mordiendo tiempo, buscándote

en los rostros que llegan, en la prisa

de los que temen que la noche se pierda.

Te espero con mis años golpeados por el fuego,

atado a la bestia de mi juventud.

Quiero crecer en ti, darte vida en mis manos,

hacerte de la tierra más pura

enteramente mía, ciegamente mía,

criatura del color de los sueños más hermosos.

 

Amo el tiempo de amar.  Y tú eres la lluvia

porque ahora tengo tus ojos

todo puede estallar en color y fragancia.

Eres la lluvia que llega por sorpresa,

eres la claridad de mis ojos, el agua que desean

mis labios,

criatura del color del viento en la noche.

 

Te espero, amada mía.  Bella es la noche.

Las voces de la gente no pueden apagar el ruido

de tus pasos.

Te siento venir presurosa, invadida

de inquietud, asustada por algo,

y tus ojos me miran pidiéndome ayuda

mientras yo mido y golpeo el tiempo.

 

Cuando llegues no habrá muchas palabras.

Bella es la noche, inmensa y tengo sed, amada.

Date prisa.  Mis manos tienen sed.

Voy a llevarte hasta el fondo de la noche,

allí donde ya no será posible tu regreso.

Yo te enseñaré los viejos secretos y las  más terribles ceremonias

del país de mi sangre.

 

 

 

 

DAME TU MANO

 

Dame tu mano, que tu fiebre

me atraviese.  Que la noche

se detenga en mi sangre

y no en tus ojos indefensos.

 

Dame tu mano, quédate

junto a mi corazón, hablemos

el mismo lenguaje sencillo

de nombrar el pan, la ropa,

la vida, la esperanza.

Tú me miras, sorprendida

por ese fuego que te envuelve

mientras todas mis manos

quieren erigir en tu carne

un árbol de frescura.

Dame tu mano, dame

el lado más puro y tierno

de  mi soledad, la llave

de tu profunda presencia.

 

 

 

 

FUEGOS CRUZADOS

 

En la punta de tu lengua hay una terminal de un vasto sistema de fuegos cruzados

y en la punta de mi lengua hay un termómetro

que busca incesantemente medir la temperatura de tu sangre.

Y mientras la punta de mi lengua se extravía,

interminable, inútilmente,

en tu boca, sin lograr la medida buscada,

los fuegos cruzados cuya terminal se halla en la punta de tu lengua

desencadenan un incendio tan grande

que mi lengua enmudece frente a un paisaje

completamente arrasado por un fuego descomunal.

 

 

 

 

HOY MIENTRAS CAMINABA

 

Hoy, mientras caminaba

de lado a lado

la sonora ciudad

resplandeciente,

pensaba en ti,

mirándote arder

reflejada en vidrieras

y espejos: mirándote

sobreponerte el polvo

cotidiano, el estrépito

de los motores, toda tú

dibujada en una pared

con la belleza de los días.

Mientras caminaba

de lado a lado

la cambiante,

misteriosa ciudad,

pensaba en ti,

te amaba, compañera,

quiero decir, te amo.

 

 

 

 

SENTIR LA REDONDEZ EXACTA DE TUS NALGAS

 

Sentir la redondez exacta de tus nalgas

y mientras el deseo transfigura tu rostro

te vuelves más fragante, como una fruta enorme y frágil

totalmente invadida de madurez y humedad.

Quiero verte jugar, retozar, como la niña que eres

quiero que deslices por mi piel tus labios temblorosos,

quiero encontrar la llave que acabaría tu sed

para extraviar la llave en tu cintura.

Déjame llenarte de ternura, penetrarte

sabiamente.  Adopta extrañas posturas,

que cada pedazo de tu cuerpo

se muestre plenamente hasta el fin de tu carne.

Dame tu espalda para aventurarme por ese camino limpio y liso.

Tu espalda para llegar a tus oídos,

tu espalda para descender

hasta sentir la redondez exacta de tus nalgas

y mientras dices te amo y afuera acaso cae la lluvia

mis manos entreabren las puertas misteriosas

y luego te penetro al compás de tus gritos.

 

Cuando mis manos tocan tu piel entro en la lluvia más tibia.

He vuelto a la locura de mis veinte años.

Tu amor llegó de pronto con tus ojos de tojosa extraviada,

con gestos de náufrago en un mar violeta.

Tu amor llegó de pronto a mi mesa como el primer fruto de la estación.

 

 

 

 

DULCE ES EL SUEÑO

 

Dulce es el sueño

cuando estás a mi alcance

(tu piel, tus párpados cerrados,

tu tibieza, tus manos).

La noche no tiene sentido

si mis manos no te tocan.

Sábanas blancas para tu sueño,

para cubrir el espejo de tu carne.

Sábanas blancas de mi muerte

en ti, de mi vida  verdadera,

amándote con un olor alegre

por nuestros días en el mundo.

Sé lo que sueñas.  Me he asomado

a la blanca pared de tu noche.

Quiero vivir despierto junto a ti

para matar los monstruos de tus sueños

y prolongar las horas a tu lado,

mi vida tuya y mía, mientras duermes.

 

 

 

 

BELLO ES EL MUNDO

 

Bello es el mundo.   La tierra y el mar

están llenos de un canto misterioso.

Las estaciones juegan con los colores

entre la muerte y la vida.

Bello es el mundo que ahora mismo

duerme, el mundo que se despereza

bajo los golpes del sol.  En África

los ríos se desbordan y los hombres

se ponen de pie, sangrante y primaveral.

Junto a mí se derrumban viejas arcadas,

blancas paredes ascienden como flechas,

escucho sollozos y alaridos, alguien canta

cruje la noche, un viento poderoso

se levanta bajo las Estrellas.

Bello es el tiempo en que vivo,

mi edad convulsiva entre la muerte y el alba.

 

 

Fayad Jamís (Ojocaliente, Zacatecas, México, 1930-La Habana, 1988). Fue un poeta, pintor, diseñador, periodista y traductor cubano. Hijo de padre liba ... LEER MÁS DEL AUTOR