Fabien Sanchez

Lou Reed y otros textos

 

 

 

Tres poemas del libro Me deslicé por el mundo con esfuerzo

(Traducción al español de Stéphane Chaumet)

 

 

 

Ganas de Plain D

 

En los últimos momentos de una época

cuando yo estaba más ocupado

por nacer que por morir,

una noche en Pueblo Seco,

me aferré

contra el cuerpo dormido de Anna,

y contra su calor

escuché respirar la tierra,

una mano en su vientre.

 

Noche de España

Dylan, Ballad in Plain D.

Sentado en un gran sofá rojo,

agotado, ya sin dormir,

velando por la felicidad

como en la cabecera de un enfermo.

 

Entre él y nosotros,

ya solo existía esta diferencia

cuando, al escribir, dudaba

entre el yo y el él.

 

Todo lo que vestía

era demasiado grande o demasiado pequeño.

Anna me cortó una túnica de alegría

a la medida de mi tristeza.

Me hizo hombre

ajustado a su mirada.

Amasó mi fuerza con sus dedos

sin tratarme de mocoso

ni arrancarme mi vieja bufanda.

 

Nunca he podido vivir sin mujer.

No tengo fuerza. Como hoy,

no tengo fuerza, sin ella, para morir.

 

En el viejo apartamento,

entre botellas vacías

y ceniceros llenos

y la noche que alivia las heridas y los impulsos del día,

dejé la colina de su vientre,

los viejos trenes que se descarrilan en mi cráneo,

para un paseo por esta llanura,

lejos,

donde íbamos sin encontrarnos,

adolescentes,

ella desde un puerto en Deauville,

yo desde una casa blanca sureña.

 

Cuando estábamos solos.

 

 

 

 

Sorry for the dust

 

El polvo cubre mi paso

en el camino del tiempo

donde descansa el desmayado.

 

Toda mi vida

viví

en diagonal

 

–solo mi vida de hombre.

 

Antes

yo estaba claro y transparente

 

Mi sangre agua de roca

no tenía miedo

 

de trabajar mi corazón.

 

 

 

 

Lou Reed

 

Me levanto y apago el equipo de sonido.

Prefiero escuchar la lluvia

en lugar de las palabras

de Caroline, Candy,

Lisa o Stéphanie.

Miro la portada de uno de tus discos,

como una vieja foto de la época del liceo.

 

Berlín.

 

Las legendarias borracheras,

La cara de Marie.

El chasquido del metal de su Zippo,

la sangre de sus labios,

el polvo de la voluptuosidad.

 

El ángel,

ese hombre resignado,

infiltrado en las brumas del alcohol,

es mi guarda perezoso.

 

Me protege

de la alegría consumida

por la antigua miseria

de un delta negro,

cuando Venus me sangraba

en las cuatro venas.

 

Es demasiado tarde,

en esos tiempos de desgracia,

para romper otros espejos.

 

Fabien Sanchez Nació en 1972 en Montpellier (Francia). Vive en París. Publicó los libros de poesía Me deslicé por el mundo con esfuerzo (2012 ... LEER MÁS DEL AUTOR