Ezra Pound

Mandato

 

 

 

(Traducción al español de Armando Roa Vial)

 

 

EL Manto*

Conserva tu pétalo de rosa
hasta que el tiempo de las rosas toque su fin.
¿Piensas acaso que la Muerte habrá de besarte
o que en la Casa de las Sombras
habrás de encontrar un amante
como yo? ¿Te extrañarán las nuevas rosas?
Prefiere mi manto al manto de polvo
que yace sobre el paso de los años.
Desconfía del tiempo, no de mis ojos.

*Asclepíades, Julianos Ægyptus.

 

 

 

Mandato

Vayan, mis canciones, a los solitarios e insatisfechos.
Vayan también a los angustiados, a los complacientes,
que muestren mi desprecio por sus opresores.
Vayan como grandes olas de agua fría,
que muestren mi desprecio por sus opresores.
Que hablen en contra de la opresión inconsciente,
que hablen en contra de la tiranía de los que no poseen imaginación.
Que hablen en contra de las ataduras.
Vayan a la burguesa que se pudre de hastío,
vayan a la mujer de los suburbios.
Vayan a los infelizmente casados,
vayan a todos aquellos que encubren su fracaso,
vayan a las parejas malogradas,
vayan a la esposa que se vende,
vayan a la mujer impuesta.
Vayan a quienes padecen de lujuria,
vayan a todos aquellos insatisfechos en sus delicados deseos,
vayan como una plaga sobre la somnolencia del mundo;
que empuñen el filo contra todo esto,
que fortalezcan las sutiles cuerdas,
que lleven confianza hasta las algas y tentáculos del alma.
Que vayan amistosamente,
con palabras sinceras.
Que anhelen encontrar nuevos males y un nuevo bien,
que estén en contra de todas las formas de opresión.
Vayan a aquellos cuya madurez los ha apagado,
a los que han perdido el interés.
Que vayan al adolescente ahogado por la familia-
¡Ah, qué terrible es
ver reunidas a tres generaciones bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con brotes
y ramas que pútridas caen.
Que salgan y desafíen convenciones,
rebelándose contra la vegetal esclavitud de la sangre.
Que vayan en contra de todas las formas de amortización.

 

 

 

Cantar LI
(Fragmento)

Brilla
Dios en la mente del cielo,
su creador,
más que el sol
sobre nuestros ojos.
Quinto elemento: el lodo, dijo Napoleón.
Con usura no hay hombre que habite en casa
de buena piedra, ni que tenga un paraíso pintado en el muro
| de su iglesia.
Con usura el escultor es sustraído de la piedra
y el tejedor es apartado del telar, por la usura.
La lana no llega al mercado,
el campesino no puede comer su propio grano
y la aguja de la joven se le afloja de los dedos.
Los telares se silencian uno tras otro,
de diez mil en diez mil.
Duccio no se entregó a la usura
ni por ella fue pintada “La Calumnia”.
Tampoco Ambrogio Praedis o Angélico
aprendieron su oficio de la usura.
Ni los claustros de St. Trophime
o la proporción de St. Hilaire.
La usura enmohece al hombre y su cincel,
destruye al artesano corrompiendo su arte.
El azur se infesta de cáncer. El esmeralda
no encuentra un Memling que pueda pintarlo.
La usura asesina al niño en el útero
y rompe el noviazgo del joven.
La usura envejece a la juventud, yace
entre la mujer casada y su marido.
La usura es contraria al crecimiento natural.
Rameras para Eleusis.
Bajo el mandato de la usura no hay piedra de corte liso y adecuado.

 

 

 

Hugh Selwyn Mauberley
(fragmento)

“Esos lucharon en todo caso, y algunos creyendo,
pro domo, en cualquier caso…
Algunos rápidos para armarse,
algunos por aventura,
algunos por miedo a la debilidad,
algunos por miedo a la crítica,
algunos por amor a la matanza,
en imaginación, aprendiendo luego,
algunos por miedo,
aprendiendo a amar la matanza;
murieron algunos, pro patria,
no dulce, no et decor…,
caminaron hundidos hasta los ojos del infierno,
creyendo las mentiras de los viejos,
luego descreyendo volvieron a casa,
a casa a una mentira,
a casa a muchos engaños,
a casa a viejas mentiras y nueva infamia:
la usura, vieja como la época
y espesa como la época,
y embusteros en nuestros públicos.
Atrevimiento como nunca, desperdicio como nunca.
Sangre joven y elevada sangre,
besas mejillas y hermosos cuerpos,
fortaleza como nunca, desilusiones como nunca
se contaron en los días de antaño, histerias,
confesiones de trinchera, risa salida de barrigas muertas.
Allí murieron una miríada,
y de los mejores entre ellos, por una vieja perra,
de dentadura podrida, por una civilización averiada;
encanto sonriendo en la boca buena, ojos vivaces,
ausentes bajo la tapa de la tierra,
por dos gruesas estatuas rotas,
por unos pocos miles de libros maltrechos.”

 

Ezra Pound (Estados Unidos, 1885 – Venecia, 1972). Poeta, ensayista, traductor y crítico literario. Figura capital de la poesía inglesa del siglo X ... LEER MÁS DEL AUTOR