Erika Burkart

La palabra y otros poemas

 

 

 

(Selección y Traducción directa del alemán por Reynol Pérez Vázquez)

 

Erika Burkart, en más seis décadas de escritura, creó un universo propio y lo pobló de recuerdos de infancia, de paisajes que le ofrecían las estaciones, cada una con su propio encanto; en su territorio -la vieja casona de su infancia- cabe el cosmos con sus constelaciones, sobreviven objetos antiguos, ventanas cerradas nos miran y se dejan mirar mientras la nieve las cubre o la lluvia las lava. También conviven la vida y la muerte, pero el amor disipa las sombras de los rincones y hace oír melodías secretas. Afuera, en el altiplano, el viento arrastra las nubes y atrae las tormentas. La poesía de Burkart –con esa precisión propia de la lengua alemana– por más clara que nos parezca, saca a la superficie temas de gran profundidad filosófica y pule sin artificios los sucesos más banales hasta darles una luminosidad insólita.

Reynol Pérez Vázquez

 

 

 

 

El silencio

 

Silencio vibrante de la fronda de la noche,

silencio antes del día, su sonido

hincha el sol arriba.

Quietud antes de la tormenta

entre personas que se

amaban en invierno.

 

Al lado, dijo la mujer en la ciudad,

está taladrando el dentista -yo no oí nada-

y dejé a la banda que tocara perpetuum,

la música disipa el tiempo.

 

¿Acumula el silencio tiempo?

¿En núcleos, fórmulas,

donde éste intangible

pasa?

 

Suspendido en el silencio, cuenta

el corazón el tiempo, le parece

el silencioso y oscilante menguar

de cifras como fin del mundo;

en la ventana la luz de ayer.

 

Miedo de todos de caer en el silencio,

donde ningún latido del horror escande,

silencio después de nosotros

que grita hacia el cielo.

 

 

 

 

La palabra

 

La palabra se halla confinada,

tienes que buscarla,

la palabra se abre paso,

la que uno lleva.

 

La palabra

te será destinada,

debes detenerla en el vuelo

no puedes atarla,

debes mantenerla

como un pájaro: libre,

ya que la palabra anhela volar,

anhela arraigarse y enlazarse a la tierra,

brotar y echar yemas,

vaya uno a saber cuándo y dónde,

nadie conoce la leyenda de la palabra,

y quien la supiera,

sería como uno

que hablara con Dios.

La palabra exacta

la buscan poetas y niños,

la palabra exacta

la mayoría de las veces llega tarde.

 

 

 

 

Altiplano

 

En mis recuerdos

siempre es invierno,

vivimos en un altiplano,

por las noches cae la nieve

que me cubre.

 

Ustedes, muertos míos,

con su llamada

en la planta baja -frente a la puerta-

sus palabras de cartas

voces de libros,

¡sus ojos benditos

y tristes!

Cómo ven a través de mí

a la que yo era.

 

 

 

 

Los muertos

 

Al principio son muy pequeños,

están de pie como marionetas

en tu umbral.

 

Crecen

de luna nueva a luna nueva.

Siempre en otras máscaras

penetran en el sueño

y te exigen

su mejor parte.

 

Se calientan las manos

en el fuego abierto

afuera en el oeste

debajo de la constelación descendiente.

 

En líquenes y manchas

los reconoces de nuevo,

bajo el sombrero de sombras

y en la cortina de nieve,

caminas por su rastro de cenizas,

caminas por su rastro de viento,

la oscuridad zumba

dentro de ti con sus voces.

 

 

 

 

Conversación

 

Hablando con un invitado,

veo por la ventana

el techo del granero

y en su cumbre un pájaro

que me asegura la libertad,

entre las palabras

escapo volando

más allá del horizonte,

donde en la infancia

comenzaba el mar.

 

Erika Burkart (Aarau, 1922- Muri, Suiza, 2010). Una de las poetas más destacadas de la literatura suiza en lengua alemana. Cultivó la poesía y la prosa ... LEER MÁS DEL AUTOR