Porque ahora sé que el mundo es compañía
Para encontrarte en una plaza de Lima
Porque es urgente y necesario ponernos a escribir y es
urgente nuevamente decir que hoy estoy aquí sobre
la manta azul y amarilla y afuera en la ciudad que apenas
conozco dentro de otra habitación que no imagino tú estás
ahora como yo tal vez escribiendo con urgencia con desesperada
urgencia los poemas que más luego nos enseñaremos o te
dejarán triste y callado o simplemente tan terriblemente
serio como yo aún no sé qué eres tú y no sabré qué hacerme
con el deseo de hacer mil cosas que no hago y de nuevo la
ventana y el árbol que te gusta y no sé cómo se llama y no
pregunto de nuevo volveremos con la suavidad de los gatos
enlazados y me pondré a cantar todas las canciones que
están persistentemente con nosotros en ese tocadiscos que
ahora sigue prendido sin que tú comprendas por qué no puede
permanecer nuestra alegría como un eco de consistencia
semejante a correr para encontrarte en alguna plaza de Lima.
*
Puedes construir una historia con tan sólo asomarte a la calle a
caminar abrigándote las manos en los brazos las rodillas en
tus manos cuando ves que las tres y las cuatro de la tarde
sentada sobre la vereda van volviéndose suave y suavemente
oscuras y vas volviendo y miras a esa chica dentro del carrito
peinándose peinándose linda y luego los dos, ella y él,
saliendo cerrando bien la puerta besando sus cabezas y
él palmeándole el potito y tu sonrisa es seguro como la
de las máscaras que iste hace diez años en la sala y vas
caminando porque las cinco y las seis y las siete y tus
pies son pequeños y sin embargo caminan largo y duro duro
duro y aquí estás empinándote en esa calle para darte cuenta
que los muchachos rubios siguen trabajando también hoy
y eres solo una chica dentro de las horas que ya no cuentas
de los pisos de las escaleras que te llevan demasiado
temprano a un lugar seguro.
*
Porque como hoy o como anoche
puedo salir a buscar algo que sea un poco el rastro
de buscar y buscar incansablemente
porque como ayer puedo caer y caer sobre un pasto
húmedo en este verano húmedo también
porque sé que la violencia es desterrada para siempre
cuando no es necesario más que alargar los dedos
sobre los labios o las rodillas
porque es dulce sentirse como una pequeña ardilla
contemplando tus ojos de ardilla.
*
Porque tú y yo sabemos más que sobradamente
amor que ni tú ni yo detendremos nuestra carrera
bajo todas las pistas atestadas de árboles
sobre todas las calles atestadas de gentes
sobre todo lo que aún nos hace impulsarnos a dar a grandes saltos
ese gran salto que quizá lo estemos dando ya ahora
sin tocarnos
sin caer el uno en el otro
y no me pongo a llorar horrorosamente como en nuestra primera despedida
porque ahora recorro casi volando todo tu cuerpo
y lo encuentro en mis brazos solitarios y solos
más que nunca esperando
o esperándote sin esperar ni esperarte porque también ésta es una carrera
y la hago ahora que intento decir algo que sobrepasa
un amor pleno de contradicciones
y de tristezas y risas quebradas casi injustas
a nuestro parecer
cuando se sabe claro más que sobradamente que el tiempo
esta aceleradamente medido
por el mayor de nuestros impulsos.
Tú lo dices T.S. Eliot
“No estamos aquí para la certidumbre”
tú lo dices T.S. y no me tendría que ser
tan difícil extender mi cuerpo y aligerarme
sobre las pequeñas cosas que me impiden
caer en tu inmovilidad y moverme
y es un intento vano y no es vano
y nuevamente
este cansancio puede ser restituido
puede darse un vuelco y
nuevamente parecerme que es sólo posible
el amor hoy aquí sin soledad y sola
en una Universidad en la que nunca encuentro
lo que vengo a buscar en la que encuentro
lo que sé que existe detrás de las pequeñas
torres de marfil sobre el piso de mi cuarto
o sobre mi cuerpo.
Porque ahora sé que el mundo es compañía
Para Javier Sologuren
Cuando uno es esta forma de silencio
que se asoma de perfil en la ventana
y que cierra los ojos en el último piso
del más alto edificio de la tierra
descifrando los extraños movimientos
de lo amado
los inmensos bosques de hojarasca dorada
son muy tristes de andar sin escucharte.
Y es que no importan los sueños apagados
con el botón abierto de la luz lacerante
si puedes aún llevar tu corazón contigo
abrigando a un pequeño petirrojo extraviado.
Pier Paolo
Rostro destrozado entre los cristales.
Trazas un signo y es nada frente al viento
que puede ser cruel en una ciudad desguarnecida.
Muerto de tristeza el día te descubre
con el cráneo deshecho por un adolescente.
Pero entonces un signo es más
que un conjunto de signos dibujando
las cosas innombrables
y la tarde o la noche son el color
del mar sobre tus manos celestes.
Derzu Uzala
Entre escupitajos y gritos Kurosawa en Lima
un niño no escucha tu hermosa voz
transparente en nuestros ojos
repitiendo tu nombre sin nombrarte
sin otra estrella tu noche en estas calles.
Dónde las flores para cubrir tu ternura
ascendiendo como el silencio celeste de una tumba
abierta como la piel de los duraznos
o como la piel de un hombre
de manos titubeantes
que retiene el paso débil de las hojas
en sus pasos de nieve.
Dónde las flores de nácar que entregarte
en una ciudad de ceniza y de miseria.
Sólo tu voz en los rincones más duros repetida
como una espada hiriendo entre los ojos.
-Material extraído de Poemas del ave bella del cernidor y del horno
Editorial Polisemia, Lima, Perú 2021.