Emily Dickinson

¡Yo seguiré cantando!

 

 

(Traducción al español de Enrique Goicolea)

 

 

F-67

Se demoró, y ella ya no respiraba;
se demoró, y sobre una túnica de nieve
yacía ya el pecho de su amada.
Una hora después de la agitada respiración
-¡oh, moroso Ayer!-,sólo  una hora después
De que la Muerte hiciera su aparición.

Si hubiera imaginado ella lo que sucedería,
si al menos un heraldo de la gloria
hubiera subido a la lejana colina,
si no tuviera la alegría un paso tan lento,
¿quién sabe si estaría aún victoriosa
la cara rendida en este momento?

¡Oh, si quedara algún moribundo,
olvidado aún por la Victoria
en su majestuosa ronda!
¡Mostradle esta criatura humildemente engalanada
que no pudo esperar para la corona,
pues dudaba de ser entronizada!

 

 

F-72

¡Hace un año esta tarde que subió!
¡Lo recuerdo perfectamente!
Sin campanas y sin bravos.
¡Así lo confirmarán los presentes!
Animado, como si fuera al pueblo,
marchó este humilde viajero;
tranquilo, como a reposar;
purificado, como si fuera al Templo.
¡Él no habló de regresar!
No aludió a ningún momento
en que, si fueran los vientos propicios,
pudiéramos verlo de nuevo.
Estaba agradecido por las Rosas
del surtido ramillete de la vida;
habló dulcemente de otras especies
que algún otro día cogería.
Se acercó entonces la prodigiosa,
suscitando así la admiración;
se agitaron las manos en las amarras,
la gente mostró gran circunspección.
¡Y ascendió más allá de  nuestra vista
hacia otras caras nuevas!
Noté que faltaba una Margarita;
Esa fue la Diferencia.

 

 

F-128

¡Ir al cielo!
No sé cuándo.
¡Por favor, no me preguntes cómo iré!
¡Estoy demasiado desconcertada
para intentar responder!
¡Ir al cielo!
¡Qué misterioso suena!
Y sin embargo, ocurrirá;
¡tan seguro como que los rebaños van a casa por la noche,
a los brazos el Pastor, a descansar!

¡Tal vez tú vayas también!
¿Quién sabe?
Si tú llegaras allí primero,
coge cerca de aquellos dos que perdí,
para mí, un sitio discreto.
El “Vestido” más pequeño me bastará,
y solo un trocito de “Corona”,
pues sabes que cuando vamos a casa
no nos preocupa la ropa.

Estoy contenta de creer que no sucederá aún,
pues tendría que dejar de respirar,
¡y me gustaría ver un poco más todavía
de esta Tierra singular!
Me gustaría que aquellos que no he vuelto a ver
creyeran que sí sucederá;
aquellos que dejé bajo la tierra
una terrible tarde otoñal.

 

 

F-131

Mi destino es de basto algodón;
el suyo, de damasco fino.
Ella lleva un delantal de plata;
yo, uno menos divino.

Pero, con mucho, prefiero esta vida mía;
insignificante, gitana;
pero, con mucho, prefiero mi pequeño pecho bronceado,
y no su piel rosada.

Cuando, con puntuales dedos, los Hielos
le toquen a ella en la frente,
¡usted y yo, y el Dr.  Holland,
Floreceremos para Siempre!

Rosas de un verano eterno
en una tierra que no cambiará,
donde el Otoño no coge ya sus pinceles,
donde no hay Segadores ya.

 

 

F-261

Tomé una joya en mi mano,
y me fui a dormir.
El día era agradable y los vientos apacibles;
me dije: “Seguirá aquí.”

Desperté, y reprendí a mi inocente mano;
la Gema, ya no estaba.
Y ahora, un recuerdo de Amatista
era todo lo que me quedaba.

 

 

F-266

¿Qué daría yo por ver su cara?
Daría… daría mi vida, desde luego;
¡pero eso no es suficiente!
¡Espera un minuto, deja que piense!
¡Daría el más grande de mis Mirlos!
¡Eso no hace dos: la Vida y él!
¿Y sabes quién es “Junio”?
Se lo daría a ella también;
Y Rosas, que fueron de Zanzíbar;
Y cálices de Lirios, como albercas:
istmos de Azul,
por donde navegan flotas de Mariposas;
multitudes de Abejas,
y valles moteados con la Flor de la Primavera.

Tengo, además, “participaciones” en “Bancos” de Prímulas;
Dotes de Narcisos, fragantes “Provisiones”;
Dominios, amplios como el Rocío;
Bolsas de Doblones que las aventureras Abejas
me trajeron de mares celestiales;
y Púrpura, del Perú.

Y bien, ¿la ha conseguido?
¡”Shylock”, di!
¡Fírmame el Contrato!
¡Juro pagarle a Ella,
Que esto convino,
una hora de la cara de su Soberana”.
¡Fantástico Convenio!
¡Gracia Miserable!
¡Toda la Gloria de mi Reino!

 

 

F-267

¡Cambiar el Afecto de una “Esposa”!
¡Cuando trastornen mi Cerebro!
¡Cuando tenga barba como un hombre!
¡Cuando amputen mi pecoso pecho!

¡Regocíjate, espíritu mío, en tu Firmeza;
regocíjate, mi ignorada arcilla;
siete años de fidelidad te han enseñado
lo que el Matrimonio no podría!

¡Constancia otorgada mediante fuego,
amor que nunca salió de su lugar,
angustia desprovista de calmante,
fidelidad oculta en angosto pesar!

Carga llevada hasta aquí, victoriosa;
de mi Corona nada pueden saber,
pues llevo las “Espinas” hasta el Ocaso
y me pongo la Diadema después.

Mi Secreto es grande pero está amarrado,
y no escapará jamás
hasta que través de la Tumba te lo lleve
su Fatigado Guardián.

 

 

F-270

¡Yo seguiré cantando!
Los Pájaros volarán sobre mí,
cada uno con la esperanza de un Petirrojo,
en su camino hacia Climas más dorados.
Yo, me quedaré aquí, con mis Rimas,
y con mi Pecho Colorado.

Más adelante, cuando yo ocupe mi sitio en el verano,
cantaré una más perfecta melodía;
las vísperas, Señor, son más dulces que los maitines;
la mañana, sólo la semilla del mediodía.

 

 

 

 

-Emily Dickinson
Poesía completa
Traducción de Enrique Goicolea
Amargord ediciones

 

Emily Dickinson Amargord

 

Emily Dickinson Es la más grande poeta norteamericana. Junto con Walt Whitman se constituye en la voz señera para lo que será la gran poesía de Estados ... LEER MÁS DEL AUTOR