Emil-Iulian Sude

Solo quedaron de nosotros las mandíbulas   

 

 

 

(Traducción al español de George Nina Elian)

 

 

Vivimos  con  la  impresión  la  cambiamos 

decimos Es para nosotros. tiramos de su carne
en nuestra mente ella se ofrece a todos
de esta manera sin preludios ni prejuicios.
cómo nos gusta morena y rubia.
tal vez tengamos esperanza.

qué orgullosos y encantadores somos.
todos se apresuran a mostrarle como trabajar.
todo lo viejo y gastado para otro objetivo es nuevo
y tierno para nosotros decimos esta esta mujer
impresión concreta la esperanza trae consigo muchos muertos
tan vieja como es tan joven como es

los colegas en la puerta esos guardias valientes
por los que nadie pasa y todos pasan. deberías
verlos cómo sacan la cabeza de la cabina y se dejan acariciar como cachorros.
esperando que tal vez quién sabe.

 

*

Las  que  vienen  de  dónde  vienen  a  nuestra  mesa

hasta el Belcebú que está aun en la señal de la cruz nos pide pan y vino.
nosotros le damos todo del todo. el Belcebú
comienza a pedirnos por completo
por/ de bardana por/ de caléndula.

nosotros murmuramos eso nos hace ungüento. dice una cosa y se da a cambio de otra. tanto
se parece al que puso piedra sobre
piedra que centellea pero no brilla. solo él
viene a preguntarnos rápidamente lo que le dimos por voluntad propia.

pensé que éramos un apoyo de arriba hacia
abajo como una gravedad inversa. pensábamos
que estábamos vivos y locos por la poesía del maestro
nos maravillábamos de la mitad que se maravillaba de la otra mitad.

lo tentamos como
viejas que rezan para que no llueva porque no tienen
paraguas. no sabíamos o-o no significa y-y
pero mientras tanto, éste nos usa para hacernos ungüentos
para los poetas por venir.

 

*

Miramos  las  calles  durante  mucho  tiempo  insultamos  en  voz 

alta de nuestra carne lo llenamos puede aparecer
probablemente se emborrachó anoche. fermentó
la cebada en gansos. tal vez bailó
con las hermanas de la muerte en barricas de uvas vírgenes

quedémonos para otro turno dice el jefe de turno.
nos evitamos porque somos viejos nos encontramos a nosotros/ nuevos tal vez venga nuestra colega

tal vez
venga a trabajar adentro. sacar
o meter algo
si somos
para hombres o para mujeres. qué
mujeres
qué hombres.

nuestro perdón su perdón
sólo el niño puede entendernos a los ratones y humanos.

 

*

Solo  quedaron  de  nosotros   las  mandíbulas   

con dientes de gran tamaño y fijadas con alambres de pinzas para la ropa
caballos del parque de atracciones en la silla del aula
para mostrarnos a los alumnos y ellos sepan el lugar donde empezarían a trabajar
los trabajadores no calificados encargados de las extrañas deconstrucciones

la doctora nos estaba contando
en la boca sin cuerpo para ver cuántos éramos.
estábamos enteros e ilesos lustrosos por culpa de la fundición
de botellas
ningún pico no revelaba nuestros nervios

estábamos felices
finalmente el movimiento de traslación de la forma
se había detenido

qué absoluta sonrisa nunca antes había sonreído
así. algunos tontos de la realidad
de los temas abiertos sobre dientes, presentados
a los alumnos. esta es la vida real.

saber que estás presente para ti mismo
para los demás ser la transformación de botellas en dientes sin vida
a veces nos preguntábamos si todavía existía
una realidad no reciclable de la que no podemos escapar

tal apertura de los labios. aún seguíamos buscando nuestros
labios nunca se sabía
cuando estábamos tristes.

 

*

La  señora  de  la  limpieza  está  triste 

vestida con la túnica azul
parece un hombre gordito. ya casi no reconozco
su apariencia de vidas anteriores.
en algún lugar de
América habría hecho un poco de amor
a una mujer.
no puedo imaginarme lo que significa
hacer un poco de amor a una mujer.
cuando no das lo suficiente
es como si nunca fueras a dar

ella confía tanto en mí
que me propone
una historia en
cierta habitación
de cierto hotel
de cierta Bucarest
llena de ciertas tristezas

oportunistas para el poco cariño
sólo la tristeza de la pérdida
se convierte en una búsqueda inútil
tal vez un hombre morgano
tal vez una mujer morgana
dolorosa búsqueda
el mismo resultado que puede

qué podría ser más triste
para la señora de la limpieza
un azul hombre gordito
encontrarse con el vigilante nocturno
para el poco cariño a hurtadillas
como si yo fuera el orgasmo que perdió y cree que lo
escondí en mi pecho de mujer virgen.

 

*

La  doctora  sospecha  que  estamos  sanos

vestidos con ropa de trabajo
somos fácilmente
reconocibles.
estos son guardias. si
se les da algo que guardar se consideran dioses.

ella quiere ver si tenemos todo lo que necesitamos
o tal vez algo extra. quién sabe. donde nos
separamos y ya no estamos completos

nos hace todo tipo de preguntas en nuestros
corazones eléctricos
para averiguar — al parecer —
cuáles son las causas
y nuestras mujeres de transición
huelen a pasteles caseros recién horneados

para el control periódico
ella tiene un peine enorme con el que arregla nuestro cabello
y le queda un puñado de pelos?
con los que se hace trenzas rubias flower-power.

nos sirven bistec poco hecho
somos tan débiles pero nos sentimos bien nos reímos a carcajadas
cuando tan borrachos que estamos
nos deslizamos de la mesa inclinada. pero la doctora
tiene cuidado de no desperdiciarnos pone una canilla
en cada uno de nosotros y nos desea feliz cumpleaños.

 

*

Comenzamos  a  suspirar
no  sabemos  por  qué

decimos: tenemos muchas ganas de fumar

suspiramos mucho y a menudo es un placer suspirar
no puedes dejar el puesto desatendido.
construimos un techo para el puesto
al extranjero cuántos horizontes brillantes.
en la oscuridad del cigarrillo
nos sustituimos unos a otros hasta que
perdamos nuestra identidad mencionada en el documento
laminado. somos cualquier cosa y todos
puedes encontrarnos en todas partes te
preguntas
cuántos sauces pueden crecer de una ramita.

en el segundo piso hay un anciano
tiene un aire de misterio parece un comunista
en las ruedas de los vagones y a veces silba
como el tren porque fumo demasiado
dice que sólo tengo que contar mis cigarrillos
una vez por hora. yo lo maldecía en voz baja
él no sabía por qué estaba un poco sordo

me pidió que no bajara a fumar sin avisarlo
dice que lo estoy engañando mientras tengo las manos
llenas de martillos y ruedas de vagones

mientras nosotros vamos uno a uno a suspirar
detrás de la escuela están las profesoras.
fuman como los hombres. lado a lado con nosotros.
nuestros codos flotan amarillos unas bolsas
de plástico chinas con estampados

pero nos mantenemos firmes hombres hombres
que fuman. no nos rendimos en nuestras mejillas
innumerables colores de los besos de la mañana.
de las lilas florecidas

nos aspiramos el uno al otro nunca nos llenamos.
ni siquiera las profesoras saben si se levanta o baja. La niebla.

Emil-Iulian Sude (Nacido el 6 de septiembre de 1974 en Bucarest).  Es un poeta rumano de etnia romaní. Debutó con el volumen „Scărarul”/  "A  la  ... LEER MÁS DEL AUTOR