Sin taxis, sin Texas
Arte po(r)ética
(Cuáles palabras dicen más que las demás)
Lo que lees, es el primer poema.
Nada para perder la cordura que
dure a merced de la certidumbre.
Peor sería perder la cabeza, tener
hipo en un periodo de capa caída,
perder el tiempo, la oportunidad,
el pelo, aunque sirva la calvicie de
poco para evitar la caída del reino. [1]
Lees pues leíste en inédita letanía,
lees y además, cada verso que ves.
Este ya no, siquiera por poco (casi)
si no fuera porque. Tampoco lo es.
Creíste adivinar en cuál verso vas
para llegar a donde estás sin saber
cómo ni cuándo seguir. Ha ¿de ser
eso poesía? O quién sabe, ¿qué es?
En pocas palabras, poesía eres tú
tan anterior a un pensamiento sin
mí mientras me imito hasta morir
orando para que Onán nos dé una
mano a no ser que sean símiles de
los que prometen el oro y el moro
¡enhorabuena! aunque quién sabe.
La mano, dando rienda suelta a la
paja es la misma manca al escribir
el poema que Neruda nunca pudo,
y escribe, versos de vez en cuando,
églogas agasajando al cielo joviales
para vivir a mano o mejor, consigo,
según alcanza el tasajo lo sagrado.2
Escribir es hablarle al blandengue,
es hacerse pasar por quien pasa la
vida yendo del bidet a las vocales
cuando en verdad, debería perder
las horas con ¿su? hijastra jugando
al ludo, al bacará, ¡al tute cabrero!
cruel, ¡y! admirado por el ábrego.3
Escribir poesía será poder hacerlo
y de paso, aprender a oír con sigilo,
seguir el hilo a la sístole por altiva,
atravesar la voz al hacerlo posible.
Por fría que fuera la caligrafía gran
cosa son los signos al izar su divisa
abisinia de visita a sitios inexactos
que si cantaran, serían sinécdoque.
Épica y jácara cara a cara aclaman,
al hoyo de la o el orgullo lo rellena,
hay una bestia atada al palo de la t,
¡ay!, en la ¡z! granos de arroz gratis
y setas en más sopa de letras ¡cuan
drama!, mal ama a la eme la trama
de la madre riendo rodeada de la r
con r cigarra y la k ¡por culpa suya!
las cosas que pasan, además, tiene
la mente natal en cuenta la l, luz, la
p, pasado, la c, carroña, Baudelaire
la b, y la vez que vimos corriendo a
la q a su cuna en mitad de un haikú,
por donde se lo mire, hay ganas de,
cómo decirlo, ganas de tener edad,
hay un arma al balar en la manada,
hay abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz,
había un viejo bostezando, ayer ya
no, murió mientras dormía la mona
y un monosílabo dudaba si sí o si no,
hubo sino de vecino sino necesitaría
sinónimos para que alma sea ánima,
hay, no sé cuánta sílaba para cantar
a capela con las palabras en peligro.
Tomo nota o, mejor, tomo algo más,
brindo por el brío y el abracadabra.
No estoy para limosnas, ¡soy poeta!,
piadoso con la asonancia, no con el
dinero héroe del bolsillo, qué hago.
Gasto mis ratos en oraciones y aun
no sé a quién rezo, ¿a un resultado?
El espíritu pide pan, le doy tiempo,
no habrá en su antes bastante hoy,
tendrá sentimientos asignados a la
vida viendo a la visibilidad salvarla.
Una verdad donde había varias dirá
lo mismo y alguna mentira en total.
Lengua humana, al idioma añade la
duda de cuánto fue de aquí en más
emoción a menos que al morir una
el sentido a un nacimiento al revés,
si lo mismo da de día o después dé
vueltas alrededor ¡de una! idea fija.
Y qué dirá del aire Heráclito donde
al olvido deben las índoles su ritmo,
¿que respiramos a veces y otras nos
bañamos por ir al mar, el mismo río?
En esto de hacer seres con el sonido
no será lo irracional saber si la rima
admira al orden libre, ni que mejor
estaría de haber una vez y una voz
cercana quién sabe a qué o porqué
solo la soledad desencantada sabe
cómo las cosas pasan tan despacio.
La tinta intenta hacer caso omiso a
la corazonada anunciando el canto
del cisne nupcial luego de ir al cine,
el poema, es más para quien quiera,
y no, manera de darle alegría a la fe
venida de alguna religión agradable,
acto será a consagrarse sagrado con
la distracción dispuesta a explicarles
a las bilabiales y las que vi días atrás,
será salvar a una breve en un billón,
¿sí? ¿no? ¿ojo, ajuar? ¿río, rey? ¿flan?
simbólico silabario abriéndose paso
a pesar de las casmodias en camino.
Y si viniese vendrá numen al menos,
musa casera como la copla quisiera,
vendrá el viento a croar entre ranas
con tal drama de orioles en Oriente.
Y vendrá con el rapsoda un espesor
de peces espada a sentirse en casa,
la suerte a una hora determinada.
Lo demás es asombro o semidiós
a dos manos dejando al lenguaje
elegir entre la lógica y un elogio,
elegir, entre la lógica y un elogio.
¿Entonces? Según el diccionario,
es un ‘adverbio (m.) de tiempo’ a
poco de soñar para sí su apogeo
porque lo dejan o al seguir elige
sentir el sol en la noche del alba.
Eso es Poesía, altanería su azoro
a herir al azar por donde debiera
creer a duras penas al pensar en
las palabras, alabadas sean, y Tú,
créeles: luego de haberlas creado.
Hazmerreír o as de bastos ¡haz! a
desgano como atónito asíndeton
antes de ti al soñar por tu cuenta,
cambia de persona para empezar
a partir de cero sin dar mi brazo a
torcer y a renglón seguido, mudas
quedan las endejas a la hora de la
siesta deseando seguir despiertas,
porque libran al silencio al hablar
y ya, es, muy tarde para no callar.
Sin taxis, sin Texas
(Canta del país el aprendiz)
El efebo vence al bisbiseo enardecido
por la siembra oriunda del murucuyá.
En plena madrugada le dio por cantar
villancicos patrios cuando nada acudía
a la idea de madre hay una sola nacida
por sentir con el tiempo al descubierto
las resurrecciones explicadas en parte
la tarde temida hasta por las almas tan
pronto la niebla hable al alba de vuelta,
niebla o neblina, al aire lo mismo le da.
¡Cuánta agua por augurar yacía encima
del cielo haciendo tan suyo aquel suelo!
Cuánto de todo habrá sido suficiente al
salir de la garúa con las horas contadas
a la intemperie donde con tan poco las
piedras mueren por no poder apurarse.
Más allá de noches secas hechas charco
(la Luna se olvida de mirarse reflejada),
otro rayo calló al caer, los murciélagos
llegaron a llamar la atención del sigilo.
En el país vuelan ellos hacia las cimas,
tocan las cuitas al tambor del pericón.
Anda que suenan, vihuelas y ukeleles,
y en medio la melodía cedida al sonido
del overo masculino apenas diga adiós,
campeador de brazos cruzados al abrir
la puerta para saber quién, qué quiere.
Canta por entonar buen embutidor del
mate amargo en caso de hacerlo cebar
de Norte a Este donde el lucero azora
a la emoción sentida en sitio como tal.
Canta tu dato para el dedo sin palacio,
canta muchacho por escuchar mucho.
Quién lo diría, la jauría deja vestigios,
los hijos del pasajero eligen la lejanía,
el bisel de la hoz al cortar por lo sano.
A menos leguas de un país a la espera,
la certeza de la suerte acerca el azar al
sonido natal soñando de menos a más,
y cada martes, en manos del mal igual
a unas canciones, a la tonada ecuestre,
cueste lo que cueste bajarse del zaino.
Al olvidar en pleno yo al yatay tallado
por la belleza, avisa apenas sea ella la
que llegue a golpear mi puerta, knock
knock como no cuando la nación suda
y sale la Osa a soñar en pollera callada.
Pocos por una payada lo hallarán oral
en lar uruguayo, porque la pregunta al
perderse de vista empezó con la niñez
añadida a los días en caso de ser ralos
los filos para desafiar al jilguero ligero,
faca, chaira, sacabuches, sangraderas, y
en casa de herrero, un palo para cortar.
La patria daba inicio al paisaje seguido
de una suerte de campo en el destierro.
De rapaz lo recorría a lomos de pony y
por perderle la pisada hacía el sarandí
las paces con alguna lugareña de años
atrás pues, según asegura la partida de
nacimiento a dar cuenta de la simiente,
había nacido con el individuo que era.
¡Vaya chasqui vestido de viyelas, vaya
a dormir la siesta jugando a la rayuela!
¡Aunque lo llame a sus rayas la payana!
Ah, esas cosas de los uruguayos yendo
a la lluvia de donde huyen, dados a las
ricas achuras cuan yelmos cimarrones,
canes de caza para pensar al carpincho,
poniéndole a la cólera un bozal rabioso.
O yo me pregunto, ¿serían seres tan así,
también las veces en que murió Artigas
pues, sin Él, no me imagino a las plazas,
al mármol con su monumento a caballo?
¿Y qué del escudo por haberse quedado,
podrá el buey dejar a la balanza en paz?
Y a las alabanzas, ¿cómo poder pesarlas?
¿Será capaz el pasado de insistir a ciegas,
de encontrar otro país en el pensamiento,
pudo haber siembra donde no hay tierra?
Puede, ¿haber países en el pensamiento,
verandas para vivir a salvo en invierno?
Y esas plantas, ¿en qué tanto pensaron?
¿O piensan las palmeras morir primero?
Junto a las palomas en pose de invasión
por las alamedas me arrimo a la mirada
para ser mientras lo sea y un poco más
capaz de serlo: uruguayo, cuando ya no.
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Notas
1.El terremoto que en 1755 destruyó Lisboa, encontró al rey portugués José I (1714-1777) dentro de su carroza. Estaba temblando y no quería salir del reducido espacio del vehículo que lo transportaba a alguna parte, aunque en verdad, terminó dejándolo varado entre cadáveres y ruinas. Según testimonios de la época, el monarca emitía sonidos extraños, como de gato gutural. He llegado a suponer que el tremendo miedo que lo invadió le produjo hipo.
2.Según informe realizado por estudiosos del comportamiento (behavioristas), el ser humano utiliza sus manos con mayor frecuencia para realizar las siguientes acciones, en orden de importancia: 1) comer; 2) lavarse; 3) masturbarse; 4) escribir.
3.Varios años después de haber dejado atrás la niñez, ya en sus treinta y pico de edad, la hija de un afamado poeta iberoamericano continuaba reclamándole a su progenitor no haber pasado más horas con ella durante su infancia. Decía que su padre dedicaba todo el tiempo disponible a escribir poemas incomprensibles que muy pocos o nadie leerían, en vez de enseñarle a su solitaria hija –por ser la única– a jugar a los naipes; al mus o a la conga.