Eduardo Anguita

Tránsito al fin

 

 

 

 

PROHIBICIÓN DE RESPIRAR

Vivo en las paredes donde la muerte
tiene colgada su sombra.
Las ventanas cambian de hueco en mano.
De vez en cuando un cielo visita el cielo de mi cerebro,
debido a él los animales se hacen más pesados y caen.
Porque los sonidos fermentan la tempestad,
yo estudio los gestos de los otros,
su mal hábito de irse acabando por los pies,
e insectos cubren mi estrella de la frente.

 

 

TRÁNSITO AL FIN

La puerta puede abrirse,
puede entrar el ladrido del perro,
sin que necesitemos saber nada.

Mientras no entre el viento en nosotros
cuando tenemos los ojos viajando entre los muebles
de la diversidad de los miedos de cada muerto,
podemos reír entre la espuma de lo oscuro.

La seguridad del que abre su vestido privado,
dejando mostrar las huellas blancas de los delirios,
con un poco de fuerza se logra concentrar la ceniza invisible,
la sombra, mi muerte particular.

Piedras en la mirada, ya sólido su silencio,
pasos de las manos solas en el cuerpo.
Es así como amamos el aire de la estatua,
el aire que nos empuja a la vejez.

El hombre camina a una habitación semejante
y se coloca el traje que lo conduce para siempre.

 

 

RECUERDO DE INFANCIA

Los mendigos escapan del tallo de las plantas
en gruesas gotas de dignidad y mármol.
Vuelan por el día como los primeros leños
En el monumento espeso del aire de los suspiros.

Sobre los techos crecen a toda hora ciegos presuntuosos,
pero los hilos de un muerto extraño a la casa
los enredan y enseñan a caminar despacio.

Paciencia: mañana el difunto será convaleciente
y partirá desde su cuerpo
hacia la simplicidad de una voz
en la tiniebla endurecida.

 

 

RESUMEN DEL PASADO

Yo soy el muerto, aquel que pisaba sus propios pies,
aquel que usó vuestro lenguaje y usó vuestras piernas,
sin sombra vivo, cubierto de una desolación de ropas blancas.

Aquí hay vuelo sin necesidad de pájaro,
perfume de flor, ser sin vestido.
Yo soy el que soy, el que nunca fui,
el que a pasos se moviliza para probar que vivía,
el que cantaba para oírme, el que pulía su sombra,
cuya profundidad hoy es mi cuerpo sin latido ni entrañas.
El ser, sólo el ser, el que no debe hablar,
porque en sí todas las palabras están dichas,
y en el sonido nadie pregunta. SONIDO.

Me alejé de todo lo externo, mi más íntima piedra sobrevivía,
y allí se concentraron las fuerzas y las esencias.
¿Dónde está la familia?
Pablo hijo de Arturo, hijo de Diego, hijo de Julio,
hijo de Gabriel, hijo del mundo encadenado.
El mismo mar cuando está triste llama a su madre.
La sombra del mar compone olas fuera de él
y por períodos emigra y hace las mareas,
como la marea que el aroma levanta en el jardín,
cuando intenta escapar. OLOR.

El eje que pasaba por mi vista me determinaba
y a su alrededor las cosas rodaban imantadas.
Si mi alma latía más veces por minuto,
el arcoíris cubierto de polen se me ofrecía en un relámpago
y el cielo se inclinaba velozmente. COLOR.

Llevo una gotera, una flor en lugar de corazón,
y la porosidad de mis dedos apaga toda llama,
absorbe mi nombre que los deudos gritan,
el canto que sale como luz del ojo de mis animales.

Están listos los rostros suspendidos del cielo,
el cielo se hace más espeso, oh amada lentitud.

 

 

ÚNICA RAZÓN DE LA PASIÓN DE N.S.J.C.

Arlequín:
Nuestro Señor Jesucristo padeció únicamente por Jenaro Medina.
Nuestro Señor Jesucristo subió al Calvario por la señora Hortensia.
Nuestro Señor Jesucristo murió exclusivamente por el Chipo Cruz
Nuestro Señor Jesucristo -Eli Eli lama sabajtani- por Alemparte,
por Gaete por los hijos de Weir Scott.
Por mí y por todos los chilenos todos los uruguayos
los suramericanos los norteamericanos los ingleses
los franceses los alemanes los españoles los italianos
los rusos los ciegos los gordos los sabios los egipcios
los atletas los caldeos los militares los iranios los
liberales los lisboetas los utopistas los explotados
los condenados de la tierra los explotadores los esclavos
sin pan los mormones los vendedores los productores los consumidores
los suizos los músicos los gobernantes los sordos ay

Sus llagas se hicieron por todos ellos por todos nosotros
Y todos cabemos en ellas y todos somos redimidos
Pero Jenaro Medina solo
O yo solo
O la simple señora Hortensia
Es la causa de toda la Pasión y la Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

Coro:
Nuestro Señor Jesucristo subió al Calvario por el chico Molina
Murió exclusivamente por la señora Hortensia
Por los caldeos por los intermediarios los soberbios
los jordanos Meneses los ejecutivos…

Arlequín:
No sigamos nombrando por qué única creatura padeció y murió
Nuestro Señor Jesucristo.
Todos saben que fue por mí solamente por mí.
Coro:
Miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii (cantando nota Mí).

Coro Mujeres
Miiiiiiiiiiiiiiiiiiiii (nota Mí una octava más alta).

Eduardo Anguita (Chile, 1914 – 1992). Poeta, ensayista, antologador y publicista. En 1935 junto a Volodia Teitelboim hizo la polémica Antología de l ... LEER MÁS DEL AUTOR