Edoardo Sanguineti

Nuestra sabiduría tolera todas las guerras

 

(Traducido al español por Emilio Coco)

 

nuestra sabiduría tolera todas las guerras
tolera la peste mansa de las disciplinas
tu estatura mezcla piedras sirenas pulgares orugas
oh inmóvil cárcel
de los dibujos y el útero tiempo indicativo fuente que roe y silencio
y exactamente et os clausit digito
distraído Laszo piadosamente
por amores por medio de los huesos amados
por medio de la cal viva
por medio de los conciertos para violín y orquesta
por medio de tus sábanas
por medio de la Kritik der reinen Vernunft
amores desde cualquier marco
y desde cualquier traición protestados
amores del todo principales
amores por eso esenciales promovidos por cada flor
ergo vacuas fac sedes
tuarum aurium has de asumir las piedras desesperadas oh tridente
de mis trabajos químicos aún y siempre Ellie
mi espeso estuario cultivadora de cicatrices clavadas
pedir la noticia de tus monedas inflamables de tus vacíos pórticos
por un reglamento
estableceréis su gusto
exigir el fracaso de tu edad
los fósforos con sequedad debajo de tus conejos sustraer

 

*

 

aferra este mercurio, esta fría encía, esta miel, esta esfera
de cristal árido; mide atentamente la cabeza de nuestro
niño y no tuerzas ahora su pie
imperceptible:
en tu pezón debes convertir
un prolongado continente de lámparas, el aliento obsesionante de los jardines
críticos, las perezosas ballenas del vientre, las ortigas
y el vino, y la náusea y la herrumbre;
porque cualquier camino de pronto
querrá correr a su encuentro, una hernia umbilical incidir
su perfil de humo, algún hipopótamo regalarle
sus dientes de caspa y de fósforo negro:
evita el viento,
los lugares atestados de gente, a los malabaristas, los insectos;
y a los seis meses podrá duplicar su peso, ver al ganso,
apretar la bata, asistir a la caída de los graves;
arráncalo, pues, de su vida de algas y de glóbulos, de pequeños nudos,
de indecisos lóbulos:
¡su gemido conquistará tus líquidas heridas
y sus ojos de oblicua mantequilla corregirán estos siglos sin nombre!

 

*

 

en ti dormía como un fibroma seco, como una flaca tenia, un sueño;
ora machaca el cascajo, ora sacude su propia sombra; ora chirría,
traga, orina, habiendo esperado desde siempre el gusto
de la manzanilla, la temperatura de la liebre, el ruido del granizo,
la forma del techo, el color de la paja:
sin remedio el tiempo
se ha dirigido hacia sus días; la tierra ofrece imágenes confusas;
¿sabrá reconocer a la cabra, al campesino, al cañón?
no estas tijeras realmente esperaba, no esta lavativa,
cuando temblaba en tu saco de membranas opacas.

 

*

 

ahora consume en su pulgar el liguero y el armario:
su nariz es el palomo;
su pupila es el dado;
muerde ya en tu pie el carruaje y el apio:
no resiste el vidrio, no la cinta;
el cielo es su piel tierna;
pero en la dureza de sus huesos lo sorprendemos existiendo,
y vemos en sus uñas que crece nuestra muerte.

 

*

 

llora, llora, que te compro una larga espada azul de plástico, un frigorífico
Bosch en miniatura, una hucha de barro, un cuaderno
con trece rayas, una acción de Montecatini:
llora, llora, que te compro
una pequeña máscara antigás, un frasco de jarabe reconstituyente,
un robot, un catecismo con ilustraciones de colores, un mapa geográfico
con banderines victoriosos:
llora, llora, que te compro un gran cachalote
de gomaespuma, un árbol de Navidad, un pirata con una pierna
de palo, una navaja, una buena esquirla de una buena
granada de mano:
llora, llora, que te compro muchos timbres
de la Argelia francesa, muchos jugos de fruta, muchas cabezas de madera,
muchas cabezas de moro, muchas cabezas de muerto:
oh ríe, ríe, y te compro
un hermanito: para que lo llames por su nombre: para que lo llames
Miguel:

 

*

 

al funcionario aduanero en minifalda, que me ha elegido, con sus ojos de sibila
y de paloma, dentro de una cola interminable de viajeros en tránsito, le he dicho
toda la verdad, confinado en un reservado-confesionario
de contrachapado:
he dicho que tengo un hijo que estudia ruso y alemán:
que Bonjour les amis, curso de lengua francesa en 4 volúmenes, era
para mi esposa:
estaba dispuesto a conceder más: sabía que fue Rosa Luxemburg
quien lanzó la consigna “socialismo o barbarie”: y podía
sacar de ello un madrigal estrepitoso:
pero sudaba, hurgándome los bolsillos,
buscando en vano la cuenta del Operncafé: y luego, irrumpiste
tú, arrastrando también a los niños detrás de ti, maravillosos y maravillados:
(te ahuyentábamos con los mismos gestos duros, yo y mi beatriz
democrática en uniforme):
pero lo irreparable ya se había consumado, allí
en la frontera entre los dos Berlín, para mí: cuarentón seducido por un policía:

 

*

 

todo empezó con una estúpida historia de sobretodos cambiados
en el restaurante Rosetta: (y con tu carrera ciega, más allá de las oficinas
de Alitalia, distraída, abstraída):
¡eh, no es para tomárselo a risa, mi querida!,
me parece, entonces, allí en el bar d’Amore, si perdimos con tanta facilidad
nuestra identidad, nuestros trajes, las señas personales, los puntos
de referencia, la orientación, el sentido común:
nos hemos extraviado otra vez
en el mundo, cada cual como puede: y no lo merece): (y si te escribo desde el aeropuerto
de Capodichino, a punto de salir para Amsterdam, con los vuelos AZ 424 y AZ 382,
es por pura superstición, al final: y no por otra cosa, justo, por nada):

 

 

Edoardo Sanguineti Nació en Génova en 1930, y se licenció en Letras en la Universidad de Turín, donde empezó a enseñar Literatura italiana, para luego tr ... LEER MÁS DEL AUTOR