Superficie y otros textos
(Versión al español de María Del Castillo Sucerquia*)
Silenciada
derrama la luz
el implacable cielo
entre los surcos de la tierra
las pinceladas de Van Gogh
rastreo los matices en las palabras
y las sombras en los textos
envidio a los artistas exploradores
que forjan nuevas maneras de ser
caen los gritos de los cuervos
en el paisaje de Drysdale
un azul sobre ocre
a pulso de moléculas
este lugar
me encandila los ojos
adormece mi lengua
Marea cruzada
cuando las sombras
se reúnen en los rincones
de mis cuencas
apareces en el azul
de una larga ausencia
en un taco de cielo
te desnudas
de las ínfimas pieles
célula por célula
cada astilla de tu alma
insoportablemente frágil
me preguntas
por qué Dios no creó flores
en la nubes
verás, no hay madres estelares
ningún monumento al cual amar
más allá de la tumba
preguntas quién hizo el viento, el frío, nada
mejor habla sobre lo bien que fueron hechos
la vida es tan sólo un respiro
entre dos vuelos
y todavía preguntas
por qué las cigüeñas son cojas
donde las avefrías prosperan
por qué, al final, sólo llueve
en nuestros ojos, el mundo
un taco de mar se aleja
y no me extraña
estoy tan celosa de la muerte
cuando todos los ángeles
se visten de azul
sus bocas derraman
el aliento
y un estanque de sombras
se rebosa en los rincones
de mis cuencas
Réquiem para una ballena
la criatura más solitaria de la Tierra
declara el gorgojo parlanchín, es la ballena
todo el tiempo, ella sueña con un compañero
mas su aguda voz es tan diferente
que nadie responde nunca
sólo un hombre podría ser el parlanchín:
la ballena se llama Eco
a medida que su fantasma se desliza con las olas
y avanza hacia el rizado encantamiento
del aguasol y el emplumado viento
hiere un estado de ánimo
imagina el silencio, los difuntos miembros
crepita su aliento en sintonía con el cristal
el sonido de lo invisible: el aire dulce
un sostenido trino que muere
en la gloria de la mañana
la ballena compone un réquiem
de tal belleza que aterroriza
a los hombres
su soledad es la metáfora que insiste
Pulso
1
en algún espacio de esta noche
vive una luz
que pendula en la garganta
hendida del tiempo
2
cuando el cielo espera la lluvia
se acurrucan las aves en silencio
el anhelo en barrido marcha
la Tierra se estremece
3
se para el reloj en el calor y yo
-con el temor de imitar clichés-
en una coma usurpo
la puntuación
4
no, no creo en el silencio
arrugándose en tus labios
5
con el inquilino deseo sueño
eres un espacio que abre
una grieta hacia la noche
6
lo escrito brilla como la luna
palpita en el mar de nubes
7
tus labios grises – un guion
entre perturbación y serenidad
una inmersión definitiva
en el silencio
8
cae la lluvia en mi garganta
las palabras ascienden con el aire
prometen desollar
la muerte viva
Superficie
Fuego. Está en el aire. A plena luz, las cenizas vuelan y se arremolinan como una ínfima colmena. El agua es inundada por la luz solar. Me zambullo. Toco fondo, limo sin asentarme en las rocas. Al salir a la superficie, fluye el agua de mis hombros. Nado largos tramos río arriba hacia el desplome. Se expande mi pecho, los brazos contienen el agua. No siento frío, pero en mis dedos arrecia. Hay un asombro de motas en la superficie del agua. El florecimiento, la permeable tierra, una cueva. Sobre la losa de piedra, rocío de arenilla: roja, ocre, blanca. En las paredes, rocío de uñas alunadas.
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*(Escritora, agente literaria y traductora)
Barranquilla, Colombia 30 de abril del 2021
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