Los años del secreto
(Traducción al español de Virginia López Recio)
A continuación, presentamos 6 poemas traducidos al español de su colección
Το φράγμα της μνήμης [La barrera de la memoria], publicado en Atenas en 2017.
LOS AÑOS DEL SECRETO
“El secreto de mi Empresa me lo enseñaron dos.
Viví con ellos muchos años en el campo
y con el tiempo
me quedé solo”.
Ellos siguieron.
“No tenía a nadie
ni papeles que arreglar.
Tenía un caballo.
Éramos dos,
mi caballo y yo”.
Y marchaba.
Sólo algunas voces que decían
sin papeles no haces nada,
no eres nada.
Y nos juntamos contigo.
Y luego
“brilló la luna en mitad de la noche.
Y “brillando la luna”, salí a la calle.
Para irme, para no ver y no oír;
pero no tenía el testimonio, es decir, la bienvenida,
ni papeles míos.
Dónde fueron los amigos?
El juramento y la sangre?
NO QUIERO OÍRTE MÁS
¿Y ahora qué hacer con nuestro “amor”
que me ahogó y no me dejó
un respiro en la vida?
Las grandes palabras, con que confesabas
mientras con detalles de tu vida
quieres inocular las generaciones
venideras.
¡No! No quiero oírte más.
¡No te creo!
Porque yo
jamás quise
perturbar tu tranquilidad.
Me afanaba por encontrar un brazo compañero,
un puerto. Junto a ti, por el mismo Fin
salir por las noches al acecho.
Tú dijiste en voz baja que
me haría “mensajero de la autoridad”.
Sin embargo, después
no me diste las palabras;
e iba como ciego
cuando tú pedías declaraciones
para el Caso.
Así,
puesto que no confiaste en mis palabras
¿qué mensajero querías que me hiciera?
RESPUESTA A UN POEMA
Y decirte
que mi vida se llenó de amor
desde tiempo atrás, cuando
en una fría noche
en el territorio del conde rojo
pronuncié la frase:
“quiero dos hijas, como tú…”.
Y luego
llegaron tiempos difíciles!
Perdí mi vieja fe
y el molino, y el caballo, y los camaradas
pero, lo sabes, amé mucho
la belleza y me tendí a su lado
y los momentos, y las imágenes, y las ciudades
y los trenes
y todo cuanto llevo en mi macuto
los sábados
Y el 73!
El 73, pues, eres tú
y los niños de todo el mundo
que dais color al lugar
Y os oigo hablar,
enamoraros
quereros
heriros
quereros de nuevo
y de nuevo creer.
Y por último
quiero decirte que no
soy especialista en responderte
sobre lo que me supera,
pero seguro te diré una cosa:
poesía eres tú y mi otra hija…
IMÁGENES DE OTRA ÉPOCA
La ola salvaje me arrojó a tus lugares.
Junto a ti me quedé tiempo.
Mi vida tiene rebanadas de tu pan;
zumos de ciruela y extracto de uva,
mi sangre, mis ojos
nieblas pesadas de piedra
y nieve blanca.
Besos fáciles de muchachas
en las oscuras sombras de los árboles
una Primavera avanzada
en la Residencia de Estudiantes Haṣdeu.
Miradas de guardas y angustias al atardecer
mientras la soledad bajaba del Feleac
y anidaba en el pecho.
En las noches,
sonidos de violines del restaurante Astoria
saltan sudados al Río;
desaparecen en las heladas aguas.
Brilla en el recuerdo
el cuchillo de plata que sacó
el árabe en la noche;
ilumina un instante
su astuta sonrisa
la que hizo que se desmayasen
los cuerpos de las mujeres.
Yo
guardé dentro de mí todas las lluvias
que ahora manan y suben a la mirada
las imágenes mojadas de una época
que mi mano no dice de dejar.
PALABRAS CARGADAS
Dejé de hablar con palabras cargadas.
Ahora me hago brisa
y bajo
a la calle Asimeniu Majeriú.
Tú ya no existes.
Así, no entenderás que
todos tus pronósticos
se han hecho realidad!
Soy yo quien
me hago brisa;
y subiendo ahora
a la cima Filaret
con falsas ilusiones
me quedo fuera de la vieja iglesia
con las pinturas.
Es un momento difícil.
Cómo enfrentarme a las consecuencias
de la vanidad frente al tiempo,
a las vueltas del tiempo,
a las evasivas.
Quiero decir
que aún busco
por los caminos mojados
tu figura;
tu aliento por un instante
sostener en mis puños.
¡En el camino nadie!
Me doy la vuelta
en los escalones desgastados
de la calle Xenofonte.
Subo despacio,
con tirantez en la mirada
desarmado, sin las viejas palabras cargadas
intentando encontrar en vano
una huella tuya.
Oigo únicamente las voces de los niños
mientras bajan una cuesta por las callejuelas
para encontrarse con el bullicio de la Avenida.
Ahora que todo lo veo con claridad
hecho mármol
sobre el peldaño de la noche.
EL SUEÑO DE LA PUERTA NEGRA CON LOS CÁNTAROS
Fue en mitad del verano.
Te compré un anillo
para que llevases un poco de oro y de plata
en la mano.
Para que me recordaras.
No tenía más fuerzas.
Al verano siguiente
perdí la voz.
Vi en mi sueño la puerta negra
cerrada a cal y canto
y sobre ella los cántaros
secados al sol
Tras ella
oía tu voz
pero estaba cerrada
Y no podía entrar.
Para verla.
Entonces te hiciste pájaro negro;
volaste sobre mi vida.
Y el mediodía se hizo hielo.