Dimitris Angelis. Un ciervo llora sobre mi cama

Continuamos esta sección de Textos claves con tres notables poemas del destacado autor griego. La traducción al español pertenece a Manuel González Rincón.

 

 

Dimitris Angelis

 

10.

Las únicas promesas de la democracia son los bancos.
Las únicas decisiones del gobierno son para comprar armas.
Y tú vienes a buscarme un sábado errado
con rublos en la mano para pagar nuestras bebidas
y recitando versos de Maiakowski.

Esta noche, víspera de Año Nuevo contigo
no hay celebración en la plaza grande.
Son los bancos los que nos ahogan y un cuerpo-barricada.
Es el pan enmohecido de Ajmátova.
Es aquel ciervo blanco que llora
sobre mi cama.

 

 

16.

Instrucciones para meter el invierno en una caja de zapatos

1. Ahorra: lávate los dientes y los platos con arena del mar y
prefiere siempre al sencillo sacristán antes que al camarero.

2. Coloca en la mesa de noche un despertador con la hora de Malasia
y una luciérnaga por lámpara (he enviado la luna a la tintorería).

3. Para calentarte invita a la niña de las cerillas a que te visite.
Imagina golosinas en escaparates iluminados. Por manta utiliza
a los siete enanitos.

4. Prohíbe las inútiles carreras de caballos en la habitación de atrás,
el paso de los tres Reyes Magos y a Antonin Artaud cuando canta la
Marsellesa (te consume el oxígeno).

5. Si sientes asfixia o estás presto a quemar la bandera de la
Unión Europea, llama a emergencias. El funcionario competente,
especialmente servicial, se llama Gregorio Samsa.

6. Una última cosa: tus pies siempre sobresaldrán de los cobertores
y estarán fríos. Y se los comerán las hormigas.

 

 

QUÉ DIJO RENÉ MAGRITTE CUANDO LE ENVIÉ
EL MANUSCRITO DE ESTE LIBRO

Esto no es un poema. El poema está a tres kilómetros de distancia
tras las dunas y se acerca.

El poema huele a rojo y oculta el horizonte.
Sobre sus pliegues continúa sus vuelos nocturnos
Antoine de Saint-Exupéry con su pequeño zorro.
Comen uvas heladas y escupen las simientes entre risas
sobre los peces espada que los siguen
y sobre nuestras incautas cabezas justo cuando
los murciélagos encienden la noche.

El poema es una simiente helada:
te rompe los dientes.
Te desgarra el cuello.
Así que esto no es ningún poema.

(De Un ciervo llora sobre mi cama, 2015)