

Presentamos tres textos claves del reconocido poeta chileno pertenecientes a su emblemático libro La Tirana.
Diego Maquieira
LA TIRANA II
(ME VOLÉ LA VIRGEN DE MIS PIERNAS)
Me caía a la cama rosada de su madre
la cama pegada a la pared del baño
Me caí con velos negros en ambos pechos
cada uno entrando a su capilla ardiente
Yo soy la hija de pene, una madre
pintada por Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
Mi cuerpo es una sábana sobre otra sábana
el largo de mis uñas del largo de mis dedos
y mi cara de Dios en la cara de Dios
en su hoyo maquillado la cruz de luz:
la que se la suben de ahí, la D.N.A.
la marginada de la taquilla
la que se la están pisando desde 1492
Pero mi cara ya no está más a color
está en mi doble más allá enterrado
con todos mis dedos y mis dientes en la boca
Yo soy Howard Hughes el estilita
me volé la virgen de mis piernas
había pensado tanto en mí misma.
LA TIRANA IX
(TUS AMIGUITOS ERAN UNOS PERROS)
Velázquez de María
tus amiguitos eran unos perros
Habían seis que cuidaban la entrada
de tu casa, y eran de lo peor
Mordían las bergère sacándoles pedazos
rompían los cuadros de tus nuevos
Givenchy pegados en las tapicerías.
Velázquez, daban vueltas por el living
con una ansiedad que daba miedo
y ya no había cómo pararlos
Ni tú mismo con tus cristos
y tus ruegos de infinita piedad
La raya es que me la daban toda la noche
y me la hicieron bolsa, y además
me sacaron fotos por atrás
para perjudicarme frente a mi familia
Por favor páralos, que no sigan, no es justo
A nadie he dejado triste en esta cama.
LA TIRANA XI
(AGARRÁNDOME AL CIELO DE DIOS)
En mi solitaria casa estoy borracha
y hospedada de nuevo
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
yo no me puedo sola, yo la puta religiosa
la paño de lágrimas de Santiago de Chile
la tontona mojada de acá
Me abren de piernas con la ayuda de impedidos
y me ven tirar en la sala de la hospedería
Pero no es verdad que el espejo de Velázquez
y el baile de repantigados monaguillos subidos
a mi espalda me hayan bajado de la Cruz
agarrándome al cielo de Dios, a la pared
en el medio departamento de mi madre
imaginada por el dolor, por el cuerpo
que apenas pude tapar con la alfombra
en un último intento de volver a la vida
fotografiándome la cara de este volado.