Lo que ella no pudo decirte
(Traducción al español de Ezequiel Zaidenwerg)
Poema de amor
Quizá soy una “parte enferma de
algo enfermo”
quizá
algo me dio alcance
sin duda hay una niebla
entre los dos
apenas puedo
verte
pero tus manos
son dos animales que
abren la niebla y me tocan.
La lluvia de cinco días
La ropa está tendida a una soga atada al limonero
bajo la lluvia;
el pasto largo y descuidado.
Secuencia interrumpida, la tensión
de la luz del sol, interrumpida.
Una lluvia tan leve
que parece flotar
sobre las hojas rígidas.
¡Vestite de escarlata! ¡Arrancá los limones
verdes del árbol! Yo no quiero
olvidar lo que soy; olvidar que ardió en mí
y estar tendida, suelta y limpia, como un vestido vacío.
Al lector
Mientras leés, un oso polar plácidamente
orina y tiñe
la nieve de azafrán;
mientras leés, algunos dioses
se acuestan entre hiedras: sus ojos de obsidiana
están mirando las generaciones de hojas;
mientras leés, el mar
está pasando sus páginas oscuras,
pasando
sus páginas oscuras.
Las huellas
Alguien pasó por este campo anoche;
el día nos revela
salpicaduras de color lavanda
sobre el manto de nieve.
Alguien
entro en el bosque oscuro.
Lo que ella no pudo decirte
Quería conocer todos los huesos
de tu columna vertebral,
todos los poros de tu piel,
los vellos de tu cuerpo.
Para que así, mi piel, mis manos,
mis tobillos, mis hombros y mis pechos
y aun mi sombra quedaran para siempre
impresos en aquello, lo que fuera,
de vos para que para siempre me será desconocido.
Para acuñar tu sueño.