Darío Villalba

Confesiones de un jardinero y otros textos

 

 

 

De Confesiones de un jardinero

 

I

 

El jardín

es la medida de todas las cosas

 

Con la calma de lo organizado

dispone parámetros iniciales

y una lógica de la perspectiva

Anuncia dónde se levantará la casa:

orientación y dimensiones

Modela el tipo de cercado incluyendo su altura

Impone verdades absolutas:

dónde estará la entrada

los costados

y la parte trasera que acumula lo estropeado

 

El jardín

es la medida de todo:

nos dice de qué tamaño

será el hombre

 

 

II

 

El jardín

es una forma de la memoria

 

Mientras lo que enterré florece

me ocupo para que insectos   el viento y los aguaceros

bailen en él        así

podrá ofrecer pruebas sonoras de su existencia

Recién entonces    se alojará

en aquel lugar reservado para los recuerdos

 

Ése es mi trabajo:

hacer

que la memoria cante

 

 

VI

 

La visita exige una cordialidad:

que sea breve

La luciérnaga lo sabe

 

Con su aparición momentánea e intermitente

sostiene mi expectativa

Varias dan vueltas como si quisieran hacer visible

las fuentes blancas de los lirios

 

Tal vez se han tomado muy en serio esto de la brevedad

y por ello     cada vez hay menos

Se están extinguiendo

En unos años les contaré a mis nietos:

“había insectos que volaban prendiendo luces”

No podré ofrecerles pruebas

No sé qué luz

podré ofrecerles

 

 

 

 

De Tratado de arquería

 

I

 

La puntería nace en la imaginación

 

Consolidar la distribución del peso en ambas piernas

calmar la respiración y cerrar un ojo

es cierto

ayudan a dar en el blanco

Lo dramático es tensar la cuerda:

dependerá del temperamento

Disciplinar el corazón hasta comprender que la melancolía

es una exageración del recuerdo

Luego    disminuir la velocidad del ajuste

para lograr un instante de certeza ajeno a todo pensamiento

 

El arco

es quietud que sueña

 

 

XX

 

El oficio del arquero

es inventar la perfección con la flecha

 

El del artista

es inventar el vuelo

con un pájaro pintado

 

 

 

 

De Animales obligatorios

 

 

LA MANTIS RELIGIOSA

 

Está decidido:

esta noche te voy a hacer el amor

Poco importa que en este acto de entrega

deba cumplir con la tarea de morirme

No es un exceso de romanticismo

ni siquiera es una constancia del amor que te profeso:

simplemente

así es la naturaleza

 

Cuando la embestida de tus gemidos suba por mi respiración

y mi caldeada boca te empuñe la lengua y entonces

seas una hoguera lanzándome eslabones ardientes

yo estaré de pie

 

Ya me parece escuchar

la sangre rugir bajando en remolinos

para abastecer de delirio los movimientos

del armazón apasionado de su cuerpo homicida

 

Prisionero del éxtasis

a través de la espesura la veo llegar

untada de noche

Aún sabiendo que me trae la muerte

mis ojos se adelantan para abrazarla

 

 

 

La jirafa

 

Todo su cuello

está justificado

por el simple hecho de ser jirafa

Además

ella se ha sentido jirafa desde el primer día

Mantiene la cabeza inalcanzable

las manchas frescas desparramadas en la alargada firmeza

y en la longitud de las patas

el tacto necesario para transmitir al resto del cuerpo

esa delicada armonía

Lo hace para que confirmemos lo exacto de su legitimidad

Siente que en ninguna jirafa

hay más jirafa que en ella

Todo en su cuerpo es desmesura

exageración de la pose

argumento justo que la contiene

Si hasta se dejaría morir solamente

para que la autopsia revele cuánta jirafa era

 

Esta tarde se paró frente a mí

para decirme algo que de repente calló

solamente

para no salirse de su especie

 

Darío Villalba Nació en Argentina en 1975. Actualmente reside en la provincia de Salta. Se desempeña como docente y escritor de poesía. Publicó los li ... LEER MÁS DEL AUTOR