Daniel Montoya Álvarez

Que tu choza sea el mundo

 

 

 

 

 

Borrador

 

Le enseñaron paciencia esperar

rehacer una y otra vez los textos

Como Flaubert le decían

como Tolstoi como Faulkner

No le dijeron que su vida

era un solo borrador y que cerraría

primero que su reposado

libro de poemas en cierne

 

 

 

 

Día productivo

 

Con este poema hacemos mercado

con este otro saldamos la pensión escolar

la risa diaria y el recibo de las musas

que me cortaron hace tiempo

 

(las cuotas atrasadas del purgatorio

las dejamos para el otro mes)

 

Con este poema —míralo—

te compras un vestido marca Beatriz

(los Elsa y los Laura también

bajan de precio los lunes)

 

Con este poema recuperas fácil

mi pierna derecha y tu medio riñón

de la casa de empeño

(antes de que suban los intereses)

 

Este —qué brillante— lo dejamos

para los libros de Humboldt

(los poemas que te di el mes pasado

alcanzaron para todo

menos para los libros de poesía)

 

Con este poema oficializamos el seguro

contra los molinos de viento

el seguro de vuelo onírico en ballena

el permiso para portar máscara

y otro para derrumbarnos a gritos

en cualquier instante y lugar

 

Si por alguna extraña razón

de la economía y el mercado

te sobra algún poema

guárdalo para la próxima semana

 

No me queda una sílaba más

 

 

 

 

EL TIJERAS ATRAPÓ UN VENCEJO

y se escondió en su garganta

 

Dicen que salió de la cárcel

en forma de canto

 

 

 

 

LOS PERIODISTAS SE LLEVARON LA CÁRCEL POR PEDACITOS

Vinieron atraídos por las noticias en los medios

atraídos por los presos martirizados

y que después picaban en trocitos y los sacaban

de la cárcel en bolsas de basura

o en grandes canecas con sobras de comida

 

Vinieron atraídos porque los guardias

tenían un contrato con el dueño de una marranera

y allí arrojaban los restos de los presos

y un día hallaron un cerdo al que le colgaba

la mano de un hombre en la jeta

 

Vinieron atraídos por los comentarios

de que algunos presos del patio tres patrullaban

en la noche armados con fusiles AK-47

en complicidad de los guardias y los directivos

 

Vinieron atraídos por la desaparición

de cuatrocientos presos políticos del patio dos

Vinieron atraídos por la explosión

de un petardo en la mitad de una entrevista

 

Los periodistas vinieron en manada

y en un instante se llevaron la cárcel por pedacitos

 

Se llevaron los techos en las fotos de los drones

se llevaron las paredes en las fotos

de los patios celdas baños y las alcantarillas

(por donde también arrojaban presos

convertidos en carne molida para las ratas)

Se llevaron las rejas en los videos

de los pasillos y en los recuerdos tormentosos

que elaboraron en sus curiosas cabezas

 

Hoy llegó un periodista brasileño

buscando la famosa cárcel donde desaparecían

a los presos y reducían el hacinamiento

y le dicen que por supuesto sí señor con gusto

aquí estuvo -le dicen- y le muestran

una vasta extensión de tierra árida y desolada

 

Él le toma una nítida fotografía y se lleva

el último vestigio de su existencia

 

 

 

 

TODOS LE TEMEN AL PRESO

de la celda nueve

 

Todos saben que lleva muchos años

afilando un recuerdo

 

 

 

 

Regla número seis:
De la educación

 

Sé educado, aprende de todo

y tanto como puedas

cultiva una obsesión en solitario

pero sé un rufián en compañía.

La gente aborrece a los sabelotodo

pero alaba a los charlatanes.

Habla cuanto puedas

y si lo haces con mofa, mejor.

Búrlate de los últimos sucesos

de tus defectos personales

de las reglas mal hechas.

 

Y recuerda: el fútbol tiene

más seguidores que Mao

y el internet más oyentes

que el ágora, Rishikesh u Oxford.

A falta de experiencia,

practica un gesto y ten a la mano

una historia y un dicho personal

para cada situación.

 

No cometas el error de tu padre:

gustarle todas las comidas

y parecerle bellas

todas las cosas del mundo;

con el tiempo te regalarán

cualquier baratija al cumplir años.

 

 

 

 

Regla número siete:
De la masturbación

 

Un día dejarás de correr,

dejarás el equilibrio sosteniéndose

solo en las barandas,

arrumarás la bicicleta en el cuarto

de los triángulos

y una fila de botellas vencerá

por doble u tu puntería.

 

Te quedarás sentado en la baranda

donde nadie irá a buscarte.

 

Los adultos somos eso:

seres pesados que nos vamos

enterrando poco a poco.

Primero se pegan los talones

al suelo y luego se hunden

las rodillas del alma, los muslos,

el cuello (la muerte no es

otra cosa que finalmente meter

la cabeza en la tierra,

como los avestruces).

 

Pero tú eres una nube, hijo mío.

 

Mira: la primera vez que yo

me hice la paja,

pesé menos en la báscula

y el médico me felicitó

por la vitalidad en mi sangre.

 

Desde entonces lo supe: había

descubierto la fórmula

para no crecer, había descubierto

un arrebato de supervivencia

para arrojar por la borda

del cuerpo el pesadísimo costal

de las manzanas ilícitas.

 

Corre hijo, libera tu pie

de las manos de la tierra.

 

Toma: estas son las llaves

de la casa que alguna vez

construí en las nubes.

 

 

 

 

Que tu choza sea el mundo

 

Aún no está terminada

la choza

faltan las nubes

falta la noche y el jardín

faltan los nidos

de los pájaros

 

 

 

 

El cazador

 

La araña inició su tejido en el cañón de la escopeta

y él decidió no disparar ese día

 

A la mañana siguiente la araña edificaba

columnas patios y jardines de rocío

y él decidió no cazar ese día

 

La tercera mañana la araña continuaba

diligente en torres salas y habitaciones

y él decidió no defenderse ese día

 

La cuarta mañana la araña

envió sus ejércitos

lo hospedó en su palacio

Daniel Montoya Álvarez Es un poeta, docente y narrador colombiano. Ganador del XLI Premio Iberoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, España (2021). Finalista ... LEER MÁS DEL AUTOR