Czesław Miłosz

No este camino

 

 

 

(Versión al español de Rafael Díaz Borbón)

 

 

 

No este camino

 

Perdóname. Yo fui un intrigante como muchos de esos que se deslizan

furtivamente por las humanas habitaciones de la noche.

 

Yo calculé la posición de los guardias antes de arriesgarme a acercarme

a las fronteras cerradas.

 

Conociendo más, pretendí satisfacer menos, a diferencia de

esos que dan testimonio.

 

Indiferente al cañoneo, al clamor en la maleza y a la burla.

 

Deja a los sabios y a los santos, pensé, trae un don a toda

la Tierra, no meramente al lenguaje.

 

Yo protejo mi buen nombre para que el lenguaje sea mi medida.

 

Un bucólico, un lenguaje pueril que transforma lo sublime en cordial.

 

Y el ritmo o el salmo de maestro de coros cae aparte, únicamente

un cántico permanece.

 

Mi voz siempre careció de plenitud, me gustaría dar una acción

de gracias diferente.

 

Y generosamente, sin la ironía que es la gloria de los esclavos.

 

Más allá de siete fronteras, bajo la estrella de la mañana.

 

En el lenguaje del fuego, del agua y de todos los elementos.

 

 

 

 

Lecturas

 

Usted me preguntó qué es lo bueno de leer El Evangelio en Griego.

Yo respondo que eso es propio de nosotros mover nuestro dedo

A lo largo de las letras que perduran más que esas grabadas en la piedra,

Y que, despaciosamente pronunciando cada sílaba,

Descubrimos la verdadera dignidad de la palabra.

Compelido a ser obsequioso pensaremos esa época

No es más distante que ayer, aunque las cabezas de los Césares

En monedas sean diferentes hoy. Aún hasta esto es la misma eternidad.

Miedo y deseo son lo mismo, aceite y vino

Y pan significan lo mismo. Por tanto, la misma veleidad de la multitud

Ávida de milagros como en el pasado. Todavía costumbres,

Fiestas de bodas, drogas, lamentaciones por la muerte

Solamente parecen diferir. Por consiguiente, también, por ejemplo,

Hubo muchos a quienes el texto llama

Daimonizomenoi, esto es, los endemoniados

O, si usted prefiere, lo diabólico (Lo de “los posesos” es el capricho

de un diccionario).

Convulsiones, espumarajos, rechinar de dientes

No se consideraron signos de talento.

lo diabólico no tuvo acceso a la impresión y a las pantallas,

escasamente comprometidas en artes y literatura.

Pero la Parábola Evangélica permanece con fuerza:

que el espíritu dominándolos puede entrar en puercos,

El cual, exasperado por semejante repentino choque

Entre dos naturalezas, la de ellos y la de Lucifer,

Salta dentro del agua y se ahoga (ocurre repetidamente).

Y, así, en cada página, un persistente lector

Va veinte centurias como veinte días

En un mundo que un día vendrá a su fin.

 

 

 

 

Noticias

 

De la terrena civilización, qué diremos?

 

Que fue un sistema de coloreadas esferas vaciadas en vasos ahumados,

Donde un luminiscente hilo líquido se mantuvo envuelto y desenvuelto.

 

O que fue una imponente colección de repentinos resplandores de palacios

Destrozados a tiros desde una cúpula de macizas puertas

Detrás de la cual anduvo un monstruo sin rostro.

 

Que cada día se echaron las suertes, y que quienquiera que se arrastró bajo

fue conducido hasta allá como sacrificio: ancianos, niños,

muchachas y muchachos.

 

O pudiera ser de otra manera: que vivimos en un vellocino de oro,

en una red de arco-iris, en un capullo de nube,

Suspendidos de la rama de un árbol galáctico.

Y nuestra red fue tejida de materia de signos,

Jeroglíficos para el ojo y el oído, amorosos anillos.

Un sonido retumbado adentro, esculpiendo nuestro tiempo,

El pestañeo, aleteo, gorjeo de nuestro lenguaje.

 

Que nosotros pudimos tejer la frontera

Entre dentro y sin, luz y abismo,

Si no, desde nosotros mismos, desde nuestro propio cálido aliento,

Y lápiz labial y gasa y muselina,

Desde el latido del corazón cuyo silencio hace el mundo morir?

O quizá, no diremos nada de la terrena civilización.

Para que nadie realmente conozca lo que fue.

 

 

 

 

Tentación

 

Bajo un cielo de estrellas estuve paseando,

En una sucesión de ciudades desconocidas de neón,

Con mi compañero, el espíritu de la desolación,

Quien corriendo a mi alrededor y sermonizando

Me dijo que yo no era necesario, por si no yo, entonces alguien más

Estaría caminando aquí, tratando de comprender su edad.

Si hubiera muerto hace tiempos, nada hubiera cambiado.

Las mismas estrellas, ciudades y países

Serían vistos con otros ojos

El mundo y sus trabajos continuarían como de costumbre.

 

Por el amor de Cristo, apártese de mí.

Usted ya me ha atormentado suficiente, dije.

No es a mí a quien corresponde juzgar el llamado de los hombres.

Y mis méritos, si alguno existiere, no los conoceré de todas formas.

 

 

 

 

Una frívola conversación

 

-Mi pasado es un estúpido viaje de mariposa en ultramar

Mi futuro es un jardín donde un cocinero corta el cuello de un gallo.

Qué tengo, con toda mi pena y mi rebelión?

 

-Tome un momento, uno exactamente, y cuando su fina concha,

Dos palmas reunidas, despaciosamente se abre

Qué ve usted?

 

-Una perla, un segundo.

 

-Dentro un segundo, una perla, en esa estrella salvada del tiempo,

Qué ve usted cuando el viento de la mutabilidad cesa?

 

-La tierra, el cielo y el mar, barcos ricamente cargados,

Mañana de primavera llena de rocío y remotos principados.

Maravillas desplegadas en tranquilo esplendor

Yo miro y no deseo porque me encuentro plenamente satisfecho.

 

Czeslaw Milosz Poeta polaco nacido en Szetejnie, Lituania, en 1911. Al terminar estudios universitarios en Wino, fundó el grupo literario "Zagary" y publi ... LEER MÁS DEL AUTOR