Claudia Ainchil

Si las palabras no fueran lo que son

 

 

 

 

***

 

 

varios mundos se dieron vuelta

el lavarropas hace ruido

creo que habla a su manera

se encolumna tras una misión establecida

debe sacar la suciedad de la ropa

limpiar la roña impregnada

chorrear agua y de inmediato no hacerlo más

copioso ruido que contamina

no recuerdo si fue el cristal transparente

o el arquetipo de tu propia escena

acercándote una tarde para representar cierta comedia

mis ojos te observaron

millones de letras llovieron como discursos

fabricando oraciones

vaya a saber si tanta literatura embotellada

abrió la puerta imitación

la que no conduce al eje del alma

vaya a saber si el clima fue el responsable

de esa inocencia, la mía

ese creer y no abrir el tercer ojo

hacerme la distraída

ahora limpio con vinagre y agua los rincones

donde están las palabras que vienen de afuera

así no crujen

 

 

***

 

miro el centímetro en el cajón abierto

de la mesa de luz

Blanca, mi madre, lo maneja sin abrir los ojos

sabe con precisión cada medida

no necesita un molde

para desplegar armonía

sobre las telas

es innato

nació con ella

María Luisa vino de Tucumán con Blanca

a la ciudad de las luces

muy jóvenes ambas

con la mesa de luz

roble y mármol

un baúl verde oscuro

inmerso en cerraduras

el centímetro siempre desplegado

como un símbolo

entre mis vinchas, cordones de zapatillas de colores

a veces en desvelos nocturnos

la huella de los ríos

convierte lo invisible en fugaz

sus dedos submarinos son rocío

apaciguan el desorden de mis fuegos

la rugosidad de la madera

reúne el aroma del postre Rogel

de todos los cumpleaños

el dulce de leche y el merengue

los tamales y alfeñiques

aparecen trenes

estaciones del norte

con cierta quietud transcurre el pensamiento

las visiones al azar

no hay tempestades

en las secuencias de recuerdos instantáneos

es mi madre quien mezcla lentejuelas

de colores

es mi abuela con su te de yuyos

para calmar los dolores de panza

y hacerme compañía

 

 

 

 

Colores

 

cuando el pacto de colores

se reunió en asamblea

cada estímulo receptivo irrumpió

vaya uno a saber en qué vuelta

andaban las fracciones de universo

ser o no ser fue subrayado

argumentando o advirtiendo ensayos que vendrían

el costo a pagar

tan áspero por momentos

un mundo jerarquizado

en varios tonos estáticos

como un grisáceo secreto

cuentas corrientes internas

espesas liquidas

olor rojo olor azul

raudamente subiendo

olor verde amarillo bahía

botellas con mensajes

solitarios

 

 

***

 

 

si las palabras no fueran lo que son

los colgantes de hojalata rasgarían

cada grosor del aire

es impenetrable un agujero en el cemento hermético

si las palabras no estuvieran

todo sería más triste- pienso

el ahogo una condena de silabas mudas

si las palabras no fueran esas huellas

la luz se iría opacando

ensombreciendo

no haría ruido el manojo de llaves

que siempre tintinea en el bolsillo

los peces aullarían como en una superstición

y en cada puerto solo viento

perdido

 

 

 

 

Orilla

 

a continuación numerosas pinceladas

el mundo como parte de una publicidad

que se repite

por momentos la energía metálica

apura secuencias que se han visto

encadenamiento de imágenes

distorsiona muecas

en el espejo retrovisor se apiñan comprimidas

las básicas y realistas.

Tal vez un trozo de cartón

descubra el episodio correcto.

Cuando el mundo tiembla

entrecortadas voces intentan

que despierte el molino

la orilla que nos toca.

 

 

 

 

Rastro

 

cierto calor mojó las paredes

gotas brillantes y carnosas

amontonadas

veo un gato rojo agitando su brazo

en la noche

enigmático desde el anaquel

intempestivo monólogo perdiéndose

mil interrogantes apretados

buscando el sitio exacto

atrás, las horas

ambulante limite

sin testigos

cada uno gira

da vueltas

como los olores en el borde del estanque

es un aullido

mi aullido

o quizás el tuyo

 

 

***

 

desde los tiempos de la colonia

yendo a la guerra con sus parejas

lavando cocinando dando teta a los propios

y a los que no eran propios

amas de leche les decían

vendiendo pastelitos en las calles

rebeldes rabiosas

cuidando enfermos

haciendo poesía en medio del tumulto

siendo capitanas con sable en mano

valientes, a veces mucho más que los hombres

esclavas semi esclavas libres

con teoremas resueltos

amantes y a veces traicionadas

motes que aún permanecen

en las tramas oscuras de ciertas cabezas

quemadas odiadas maltratadas por el prejuicio

defensoras de causas justas

el pan sobre la mesa el amor la salud los ojos limpios

con academias y diplomas

sin academias y sin diplomas

mano de obra tenida en cuenta

o usada en las diferentes geografías

desoyendo sus reivindicaciones

sus sueños

las mujeres, esos soles de luz

frente al rumor de las silabas

y una ventana abierta

 

 

 

 

De barrio

 

también soy una piba de barrio

camuflada en la gran ciudad

en donde nadie conoce a nadie

vivís en edificios y no sabes si tu vecino

es poeta ama de casa

desocupado

si compró en cuotas la felicidad

o no

vivir así te convierte

sos el mobiliario de la ciudad

ves al mundo desde arriba del departamento

con macetas, algunas plantas

para hacerte a la idea de que algo de naturaleza tenés

al cielo lo pispeas a través de la protección del balcón

se ven pocas o casi ninguna estrella

a la luna la buscas

y a veces la encontras en shock

siempre estuvo

solo tenias que abrir la mirada

algo raro sentís cuando cae la noche

y estás más sola que un hongo

por eso cuando aparece un pibe de barrio

la cabeza se convierte en calesita

como antes, cuando la sortija

era el premio más preciado

esa felicidad de los pelos al viento

en la bicicleta

a toda velocidad

 

 

 

 

Jodido

 

sobre el fuego hierven papas

y zapallo

en este instante cuerpos se estremecen

con urgencia

de hambre

pan / amor

murmuran como desiertos

sin voz

y todo continua igual

jodido mundo

que no mira

 

 

***

 

 

Corren los minutos

la tierra apresura su marcha

el ayer se fue

cuando creíamos que era hoy

a los tumbos tras la felicidad o algo parecido

los partidos del domingo

el lunes y el trabajo

la película recién estrenada

se vota autoridad

y los ahorros

y el préstamo

en mi pasado alguien decía

les pagare cuando sea rico

llega otra navidad casi pegada a la anterior

advertir esa división que agrieta

en el parabrisas escriben “lávame sucio”

les niñes crecen

instantáneamente tienen su propia vida

se habitan a sí mismos

ya no les decimos que vuelvan a casa temprano

todo ha cambiado

y nosotros nos seguimos preguntando

sobre el incompleto instante

el correr registrado en el territorio conocido

las perspectivas, esas líneas

reflejándose

 

 

 

 

Líquido

 

Horas que parecen

líquido espeso

escurriendo seres

en cada destierro

zoológico al otro lado

revela lo furtivo

tras las rejas varios ojos

observan y no entienden

no entiendo

a veces la rueda no es tan mágica

solo una fuga alambrada

el líquido se muestra espeso

desparrama

aletea siluetas

se agita esa estrella

a la que pediste un deseo

el milagro móvil

cuántas solicitudes de milagros en la gran lista

aglomerándose

indefensos

hay un líquido más liviano

henchido de sol

cuando te pregunto

cuando me pregunto

que estoy haciendo

con las horas

tan mojadas.

 

 

***

 

 

como ciénaga del redondel vacío

no sirve la languidez en los conceptos

no sirve el aterrizaje de vocablos complejos

queriendo prefabricar un ego

no sirven los oropeles ficciones externas

portadas con brillos resplandecientes

ni los diplomas con comillas

no sirve la larga lista de profesiones al azar

enumeradas una y otra vez

una y otra vez y otra vez

y otra vez

humareda intoxicando el aire

la palabra

señal que existe por sí misma

es ella y no otra

 

Claudia Ainchil (Buenos Aires, 1964). Es poeta, escritora y periodista argentina. Libros de poesía publicados: Comienzo de comienzos (1985), S ... LEER MÁS DEL AUTOR