Sueño de invierno y otros textos
Sueño de invierno
a Eva Duarte de Perón
La patria en la punta de la lengua.
En sus ojos un águila guerrera.
Las alas del deseo y los espacios azules.
La caída viene de lejos.
*****
La luz y su cuerpo intacto.
Las hojas de un árbol retan su poder.
Las moras caen.
Los pergoleros faltan a la cita.
Las nubes ciegas acorralan los vestigios de un fuego.
El viento sostiene la ira.
Puro oleaje.
La brisa llega tarde.
*****
Alfolí de hierro.
Un granito de arena
Imperceptible a la luz del sol.
El alma se carga de oro.
Y la noche surge entre los metales.
*****
A merced de la ruta.
El carro a la deriva.
El caballo no es de Troya.
Se confunden las ramas de un árbol
con los restos de una quema.
El viento cruje.
El silencio pastorea en su luz.
Las ruedas aguantan el peso de la noche.
De camino al habla
Ese flamenco sobre el piano no se va
y no es lo único que permanece a la caza
de un paisaje que lo devuelva al estruendo mayor.
Los bosques de Sasyeka tiemblan y ahondan
la ausencia del pianista que ahuyente a la muerte.
El Ejército de Salvación parece el viento
pero el flamenco que picotea las teclas no se va.
La nieve ofrenda su pureza sobre lo que queda
de las ramas de los Álamos curtidos por la aspereza
de ese abandono lento en la sombra.
El búho guarda silencio en la extrañeza
de sentirse sin fuerzas para ganar el juego.
Y ese flamenco sobre el piano no conoce
los nombres que duermen bajo los suelos de Sasyeka.
Se oye la queja eterna del viento
que se incrusta en el pecho de las derrotas y victorias.
El flamenco sobre el piano nada siente
y cumple pareciera su misión inescrutable.
Incólume se manifiesta el piano sobre la nieve
pero sus dientes le duelen a mansalva.
La piedad de la noche cae sobre los escorzos
de lo que puede ser el túnel de otro templo.
Y persiste el color del ave que corrompe la escena
pero no la música que aún se aguarda que aparezca.
Sólo que ese falso lugar no se borra
sólo que no se quita esa mancha lóbrega
mientras se espera al pianista que no fui y redima
esta pequeña habitación que aún sueño.
*****
Un fortísimo disparo sobre el desvencijado
travesaño, eclipsa la atención de las cosas;
un sol de cuero corona la cúspide de alegrías
fabricadas a fuerza de jugar y jugar.
Ese rapto de sublimidad hace pequeña
la carencia de redes, tiza y pasto
y casi imperceptible el concierto
de vibraciones sobre rieles.
Otro engaño del tiempo acomete,
otra estrategia mal preparada para escapar
de él, al caer de golpe la cabeza de piel vacuna
en el fondo del zanjón de turno y al regresar
para ellos, y para quien los contempla,
el recuerdo diario de volver a casa.
La memoria y las cosas
La casa vacía
la noche en el centro de la cocina
y las rosas intactas sobre la mesa
Afuera el rocío
en el tendedero cuelgan hilos de luz
el viento acorrala el olvido de un paraguas
y la muerte camina por las calles
*****
Desnudo el silencio
La fuerza del viento reta su poder
Tiemblan las copas de un álamo
Y debajo nuestras alas preparan el cortejo
de otra noche fuera de la noche
*****
La forma del agua
La danza de la gaviota
El aroma de la noche
Partículas de Dios
Fénix de la memoria
…porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.
Gonzalo Rojas
La voz, mi refugio.
La palabra, el estruendo mayor.
El fuego, la poesía que no cesa.