Carolyn D. Wright

Avisos personales

 

(Versiones en español de Sandra Toro)

 

 

Más blues y la verdad abstracta

Doy marcha atrás por encima de algo blando y grande,
en sueños me sale pelo en el pecho.
El chico del diario viene a cobrar
con un pitbul. Llamo a la abuela
y dice: Bueno, vos sabés
la muerte es la muerte y nadie más.

A la mañana estamos en la oscuridad,
incluso a fines de diciembre
el zuchini sigue en el balcón.
Llamo a la abuela para que me dé un consejo
y dice: Oh, ya sabés
yo cultivaba tantas cosas.

Además está el sangrado frecuente,
los pezones sensibles y la podredumbre
abajo de la alfombra. Si no voy a ver
a un médico despiadado es
otra especulación mecánica.
La abuela dice: Gracias a las lonas azules
y a los olmos de Eileen Briscoe
la casa se mantiene fresca.

Bueno, abuela entonces, dejame
que te pregunte, le decís:
Cómo hace un cuerpo para levantarse otra vez y
enjuagarse la boca en la canilla. Y cómo
hace un cuerpo para plantar un ciruelo
o volverse a acostar arriba de otro cuerpo
o pasarle el hilo a una espaldera. Cómo sigue
secando los cubiertos. Prepara trucha arcoiris. Clava las tejas.
Compra una bolsa de cebollas. Bate claras a nieve. Sí,
cómo es que el gato sigue
lamiéndose desde la uñadeldedo hasta el agujerodelculo.
Y cómo es que un cuerpo parte
el pan con la palabra cuando la palabra
se partió. Una. Y. Otra vez.
Con el vino. Y la hogaza,
Y el vaso excelente
del cuerpo. Y ella dice:
Aunque. El. Cielo Se. Venga. Abajo.
Mi. Rosa. De. La. Paz. Está. En. Flor.

 

 

Intimidad

Los animales abandonan
la seguridad de los árboles

Los sensores de luz reaccionan
a los pasos de todos los que llegan

Para retrasar el crecimiento de las algas

Hay que correr de la ventana
a los peces.

Ella está más quieta que el agua
como vestida de vidrio

Como si toda vida pudiera llegar a su fin
dentro del radio de su cama

Más allá del arrecife de árboles una playa no se ve
la propia bahía apenas respira

En la otra ala de la casa
un botecito espera el esclarecimiento

 

 

Árboles flotantes

dejaron una cama abierta delante de un espejo
un espejo observa largamente una cama con atención

la luz digita la casa con su propios acústicos

uno de ellos escribe esto
uno tiene papel

cama de cauces hinchados teorías y resortes
cama de ojos y plumas que gotean

buena parte de la noche el aire toca los brazos
los brazos se extienden al aire

con sus torsos girando hacia un ovillo
de sonido: el trueno

noche de heces de mapache y cabezas de piedra vandalizadas
noche de besos profundos y catamenia

la cara de él con esta luz: la de un saurio
la de ella: ceniza como el tisú de un nido de avispas

uno explora el corredor de los abetos
su línea azul pálido
uno vigila: sans serif

“¿Te oí decirles que naciste
en un tren?”

lo que empieza con un susurro y termina con un gruñido
gruñido en el que se revela el color verdadero de la lengua

el susurro del peine y el roce innegable del denim
el respaldo a rayas de la silla y el escalón embarrado

color sopa de piedra y guantes de jardín
color de la comida la melaza y el esfagno

las perchas agarradas a sus abrigos
una bombita blanca y difusa a su cable

las huellas adentro de nosotros
repiten las huellas de afuera

las palabras arañadas regresan a sus mangas

los vestidos de lunes a viernes
se tragan las caderas anchas de los fines de semana

una cara es estudiada como una llave
por el misterio de lo que una vez abrió

“No te quise despertar
cerebro de ángel”

tinta de ojos  venas y fonemas
la tinta completa los sentimientos

un espejo que mira en silencio a una puerta
puerta sin cerradura sin cerradura

la habitación que él te mete dentro
la habitación que se te cae encima

él a ella la endereza como a los abetos
ella a él se le acerca como a los abetos

si uno desaparece uno se queda
si uno se queda el otro desaparece o no

de lo contrario mi hermoso toldo verde
de lo contrario no se agita ni una hoja

 

 

Todo bien entre hombres y mujeres

Está escrito en barro, manteca
y salsa barbacoa. Las paredes y
los pisos antes eran hermosos.
Las medias se sacaban blancas y casi formando un par.
Del membrillo con fuego bacteriano
al final salieron dos tarros de
jalea. Las caminatas largas fortalecen
la espalda. Yo con un orzuelo
y vos con herpes febril. Ojos
tenemos pero siempre somos presa
de los dientes del otro. Los torrentes
nos sobrepasan. El trueno no le hizo daño
a nadie que conozcamos. El río que nos
atraviesa es sucio y hondo. La mano
izquierda mantiene el ritmo. Cuidado
con la cabeza. Ningún fuego debería
dejarse sin vigilar. Sobre todo cuando hay viento. Cada
uno recibe gratis un cuchillo del ejército suizo.
Está claro que las primeras lenguas son
de práctica. La impresión
que me hicieron los tuyos me la llevo a la tumba. Es
tan triste tan espeluznante tan hermoso.
Bendecilo. Tenemos tan poco tiempo
para aprender tanto… El río
corre sucio y hondo. Tapá la lechuga.
Decile noche. Oh, alma.  Fluí. En su lugar.

 

 

Avisos personales

Algunas noches duermo con el vestido puesto. Tengo los dientes
chicos y parejos. No sufro de dolores de cabeza.
Desde 1971 o antes, estoy buscando un banco
donde sentarme a comer mi queso con pimentón en paz.
Si esto fuera Tennessee y cruzando ese río, Arkansas,
esta noche me encontraría con vos en Memphis del Oeste. Podríamos
pasar un buen rato. Peligro, hombro débil.
No recostarse ni apoyarse en mí. Todavía estoy tratando de encontrar un trabajo
para el que una máquina no esté mejor preparada.
Vi gente morirse de dinero. Mirá a Admiral Benbow,  Desearía
que viniéramos equipados con órganos luminosos como ciertos peces.
Lo que me recuerda un hecho poco conocido:
si fuéramos a la velocidad de la luz, este domo
se encogería mientras nosotros aumentamos de peso.
No es que la ruta sea empinada y torcida.
Con esta humedad, los arreglos los hago a la noche. No soy una
de los millones que vieron la cara de Monroe
en la luna. Yo cuando miro esa cara quedo en blanco.
Viviría en hoteles si lo pudiera costear. Gané premios
de deletreo y crol australiano. Hace mucho mucho.
La abuela se casó con un hombre que se llamaba Iván. Los hombres le decían
Eve. Más raro, a decir verdad, es que en años de perros yo esté allá arriba.

Carolyn D. Wright Nació en Los Ozarks, Arkansas, Estados Unidos, en 1949. En 1971 se graduó como Licenciada en Francés en la Universidad de Memphis y poste ... LEER MÁS DEL AUTOR