Carmen Mondragón. Insaciable sed

 

Presentamos tres textos de la legendaria autora mexicana.

 

 

 

Carmen Mondragón

 

 

AHORA SÉ QUE AMAR ES GOZAR

Ahora sé que amar es gozar,
es sufrir, al mismo tiempo
sé que el placer viene de un deseo
de dejar salir
un poco de nuestro infinito
por nuestra carne embriagada del placer del espíritu
que deja salir el deseo
que es un placer embriagador
y hace gozar, sufrir
y al mismo tiempo,
sufrir, llorar,
mucho tiempo
por la humanidad que
viene de un deseo de placer que hace sufrir, gozar
al mismo tiempo
y sé que amar
es la humanidad.

 

 

LA ARENA QUE CUBRE LA PIRÁMIDE DE BRONCE

La arena que cubre la pirámide de Bronce,
es la arena de un desierto que aterra
—y cuando se levanta, pesa como una ola inmensa que aplasta—
y va subiendo hasta cubrir el bronce de la pirámide
—que no tiene espíritu—
Y su materia va sepultándose sin defensa alguna
bajo la fuerza de la arena de un desierto que aterra.
—De un desierto que ocupa un ínfimo espacio
en un enorme continente,
de un desierto que quema la materia que no tiene espíritu.
—La materia que va sepultando la arena que cubre la pirámide de Bronce.

 

 

INSACIABLE SED

«Mi espíritu y mi cuerpo tienen siempre loca sed de esos mundos nuevos que voy creando sin cesar,
y de las cosas,
y de los elementos,
y de los seres que tienen siempre nuevas fases bajo la influencia de mi espíritu,
y mi cuerpo,
que tienen siempre loca sed,
inagotable sed de inquietud creadora que juega con los mundos nuevos que voy creando sin cesar
y con las cosas que son una y que son mil,
y con los elementos,
y con los seres que me dan insaciable sed y que no sé si tienen algo de sangre, algo de carne
o algo de espíritu,
que sirven de juegos intermitentes a la sensibilidad de mi materia,
y mi espíritu tiene siempre loca sed,
pero loca sed de él mismo,
de crear,
poseer
y destruir con otra creación de mayor magnitud que la que destruyó
y mi espíritu tiene loca sed que nunca se extinguirá porque su personalidad única
no permite comunión o posesión alguna de igual magnitud
y en vano,
en esos mundos nuevos que voy creando sin cesar en las cosas,
en los elementos,
en los seres les propaga voluptuosamente caricias de apreciación exterior,
las penetra,
las palpa en su carnosidad y las muerde hasta beber su sangre sin conseguir
más que una grande locura de insaciable sed
y de esa sed admirable nace el poder creador,
y es fuego que no resiste mi cuerpo,
que en continua renovación de juventud de carne
y de espíritu
es único y es mil,
pues es insaciable sed
y mi espíritu, y mi cuerpo tienen siempre loca sed.