El encargado del Bar y otros poemas
El Tiempo
No puedo pensarte más que
como eres/ un asesino
de mi huerto
Frank O´Hara
No puedo pensar en vos
no debo
es peligroso asomarse a tu sombra
a tu sonrisa, al aroma de tu nuca.
Tengo agua hasta los tobillos
estoy sentado en el patio
en el que bebíamos vino mientras
tus ojos se volvían radiantes y lejanos
como hilos de acero.
Me tambaleo en los bordes de la autopista,
hasta podría crear pequeños charcos de sangre
como cerezas muy rojas enfriándose en el hielo
pero no sé, tus besos siguen brutalmente las curvas y
creo que es tarde, creo que realmente
no te importaría / Solo aprendimos a florecer salvajes
a golpearnos contra nuestros ímpetus sombríos.
No puedo pensar en vos, no,
todo el desierto es este patio,
todos los mares respiran
con tu pulso
nada más debería encender un fuego
que se pierda en la noche
que cierre mis manos y tus ojos
en el simple y plácido calor
sin esperar otra cosa
sin tiempo
sin pensar
después de todo siempre fuiste
fuego sagrado al que se lanzaron los puros y los idiotas,
palabras sinuosas que embrutecieron mi dolor,
nalgas exhaustas a las que besé en lo oscuro.
El Río
Pienso que
el río está ahí, tan cerca
y hace tanto que no voy,
debería ir con la chica
que trabaja en el estacionamiento
que me dijo que nunca lo había visto,
me lo dijo sin angustia, sin saber.
Cuando ella esté frente al río supongo
sentirá cierto vacío por el tiempo perdido
y por todos los tiempos en que no
pueda estar frente a sus aguas.
Pero hoy es lunes y ella no trabaja
porque es su día de descanso.
El otoño se acerca
y la chica del estacionamiento
seguro estará frotando sus
labios provincianos
contra el pecho de alguien
de espaldas al río y a mí.
La señora sentada en el frente de la casa
Apenas ve a los perros desde
su visión borrosa,
toma sorbos de un vaso indescifrable,
se pasa la mano por la nuca,
se abanica con un cartón que alguna vez
tuvo imágenes de geishas y de ríos,
susurra un canto que quizás
aprendió de su madre,
espera la lluvia en el calor de febrero,
saluda a alguien que cree conocer,
no sabe que día es
no le importa que día es.
La señora enciende un cigarrillo,
la tarde se hace noche y
arranca una diástole de su corazón fatigado.
Suspende el canto, bebe, fuma en el calor
pero tiene frío,
cruza las piernas flacas y siente que
no hay nada más.
Toca la cruz que cuelga de su cuello,
un ébano nocturno que le arrasa
la sístole, está segura de todo
como nunca. Termina de beber
entra a la casa y se abriga
con una manta, se envuelve
en una manta, se muere
en una manta comida un poco
por las polillas, su cuerpo
se transforma en mar
sus ojos están salados y ve
pasar las nubes del alba,
se pliega contra la luz
se hace humedad,
futuro.
Es una pena que nunca
vayamos a saber que bebía
ni qué canto susurraba
pero a diario es así
para casi todos.
Sangre
Pienso en la foto de James Dean con las solapas levantadas
bajo esa lluvia detenida
en Times Square.
Pienso en el aroma de tu dolor
en tus más pequeñas heridas
hasta en los raspones de tu infancia;
la locura está ahí
sabiendo que lo volverás a hacer
sabiendo que yo también lo haré contigo.
Frágil / frágil
espuma marina de la orilla
que llega del océano profundo.
El encargado del Bar
“No hables con nadie si estás borracho”
me dice el encargado del bar
y tiene razón en decirlo.
Así que guardo silencio,
veo pasar personas maravillosas
que podrían funcionar conmigo pero
no hablo con ellas, estoy ebrio y resisto
en silencio.
El encargado del bar lo sabe.
Sin embargo hay días en que algo tuyo vuelve
y suelto unas palabras
como quien lanza una piedra en un lago tranquilo
sólo para ver las ondas en el agua y a la vez
con la íntima esperanza de que todo tiemble
y que la oscuridad
no me alcance en tu perfume ni
en tu labio profundo que cede al vino y a la
adrenalina de las rutas.
Lo sé;
soy el barro adormecido en las capas del otoño
una nada,
una ansiedad entre las aves sin fuerzas para emigrar.
Pero más allá de lo estúpido de todo,
a solas con mi respiración insomne,
no dejo de regresar
porque hasta acá sólo fue un griterío sin alma
y no hay más tiempo
nunca lo hay en realidad
sólo el enjambre del futuro.