Visión nocturna
CONJURO DEL DESPECHO PARA EL FUTURO ESPOSO
Ojalá se te caiga la cara y se te pudran los ojos
cada vez que pretendas tocarla o mirarla de frente
con ese porte de burro malcargado
Te auguro la lluvia cada tarde
Por esa boca, la de ella, que hizo de mi lengua
un estero de agua milagrosa
Por su regazo donde habitan las garzas por la noche
y tú no puedes verlas
y tú no puedes acercarte al fuego
Por su nombre, el de ella, que en tu voz
se parece al frío de una tumba
Por esos gestos y manías
que hablan de mí sin que lo sepas
Por esos muslos donde aprendí
a recitar de memoria las virtudes de la suerte
Por las mañanas nubladas
donde ella se despierta pensando
que quizá soy algo más que el silencio
algo más que la neblina que acompaña
la montaña con su manto
algo más que un recuerdo recién presentido
Por la cobardía de creer que siempre llego tarde
incluso a mi propia desventura
Por todo esto
y por haberme hecho escribir este poema
yo te auguro el peor de los males:
El martirio de un amor equivocado.
DESAMPARADOS
Son estas calles prohibidas
las que recorrí dormido alguna vez
de norte a sur
las que aguardaron los secretos de mi infancia
los juguetes rotos
los libros de más y mil retratos
Todo se ha perdido
Aquí donde estamos ahora
(estatuas de cal bajo la lluvia)
alguna vez surgieron otros huesos
otras palabras con mayor sentido
y se izaron campanadas en señal de libertad
Alguien habló de tiempo
Mañana existirá otro pueblo
Mañana nos sentaremos a bebernos el pasado
sin tanta desidia taladrando nuestras sienes
Pero yo no hablo de esperanzas
pues la poesía nada sabe
de esa luz que se desvive
por no apagarse en nuestro aliento
y que se aferra con las uñas
a un horizonte nuevo, tan lejano
La poesía solo sabe del dolor
de ese barrio que nunca descansa
pues no puede cerrar sus ojos
un segundo, sin presentir la bala saliendo de la boca
como una boa entre los árboles
el cuerpo tendido de un estudiante sobre el asfalto
el policía lavándose la sangre en casa ajena
repitiendo de memoria sus excusas
mientras el ruido de las sirenas
rompe el silencio en azulejos
La poesía solo sabe del dolor
cuando el escalofrío se apropia del oxígeno
y no se puede mirar al cielo
sin sentir el calor amargo de esa daga
perforando el esternón
la amenaza de ser arrebatado del mundo
por el mundo
o el desequilibrio que supone ser humano
a mitad de un destino sin memoria
Y no tenemos manos enormes
para arrancar las fronteras, una a una
Y no tenemos mejor forma de gritar
Y no tenemos más armas que el simple acto
de escribir hasta la sangre
lo que nos asfixia
lo que nos ofrecen y nos quitan
lo que nos obliga a desconfiar del vecino
con tanta rabia y necedad
Son estas calles prohibidas
las que ahora regresan a nosotros
en forma de buitres o de sueños
y se abren para nosotros como avenidas
sin que podamos caminarlas
con estos pies empapados de sangre.
MANIFIESTO DE LA CIGARRA
Muerta mi madre de frío antes que yo naciera
mi primer instinto en este mundo
fue sepultarme viva en el patio de la casa
Así bajo el árbol de la abuela
hice de la sombra mi martirio
Entre raíces amamantadas por la lluvia
fueron míos todos los cadáveres del mundo
Por diecisiete siglos he visto crecer en mi espalda
cuatro alas de vidrio recortado
y un adiós tan hondo en mi memoria
al que no le estorba la queja del ciempiés sin bruja
No pude no herirme con mi propio filo
No puedo ahora contenerme en llanto
ante el cachorro que entierra
el esqueleto de un gorrión sobre mi frente
Todo el silencio acaba aquí
donde la noche
se arrepiente de callarme
Este el momento augurado
Es la huida la luz que lanza sobre mi cuerpo su conjuro
y esta vez sí tengo boca para alcanzar su grave anzuelo
y esta vez sí tengo ojos
De sangre tibia he recubierto mis párpados
para que me encuentre a tiempo
esa niña que huye de fantasmas
No se preocupen
Dejen que me hunda en su grito
en la pausa que hace de la vida
la parte podrida de la fruta
Dejen que me rompa las patas
ese ángel atroz y luminoso
y llegada la hora
déjenme olvidar mi antigua piel
Veo mejor sin cara Canto mejor sin boca
Dejen que me aniquile la fuga
del hombre que encuentra en mi vientre un revolver
Veo mejor sin cara Canto mejor sin boca
En el pecho me ha nacido una nueva oscuridad
y hoy debo dejarla abierta.
CUELGA LA TIERRA
Él extiende el norte sobre el vacío, y cuelga la tierra sobre la nada.
JOB 26:7
Aquí está Job
de nuevo con los brazos abiertos
esperando la lluvia ácida del mes de agosto
De lloro han tejido tus años
una segunda piel sobre su cuerpo
caparazón de hambre y barro
Aquí está Job —ni mar ni monstruo marino—
tan solo un hombre pequeño y pobre que se posa sobre tu hombro
y el aire atraviesa sus llagas
y no se inmuta la luz ante su imagen de perro inválido
Has hecho tú una valla alrededor de él,
de su casa y de todo lo que tiene
Te lo arrebato para siempre
Lo sostengo con ímpetu de fiera amenazada. Ahora sí
Aquí está Job sobre mi palma tembloroso
Nadie puede lastimarlo ahora
ni siquiera el Verbo insolente anudado a tus costillas
ni siquiera la espada o el diluvio que inventarás más tarde
cuando la ciudad duerma su siesta junto al Leviatán
Nada podrá tocarlo
Cerraré la mano si te acercas
y entonces será una isla mi puño
en la cual habitará el hombre pequeño
y amanecerá el día de la nada
(porque la palabra día existirá en la memoria de mi pulso
como existirán manzanos y cavernas
y una gran playa sin turistas donde Job acampará la madrugada
esperando que yo nombre a su familia
y su familia brote enseguida de mi aliento
nazcan girasoles en las piedras de los ríos
surjan nuevas bestias que invoquen la penumbra
y construyan por la tarde un camino de agua
que llegue hasta las caravanas de Temán)
¿Quién prepara para el cuervo su alimento,
cuando sus crías claman a Dios, y vagan sin comida?
¡Aquí, aquí! Querrás luego buscarlo para ungir sus pies con aceite
y decirle hijo, has vuelto a mi regazo agradecido
pero nadie te dejará pasar de la puerta del jardín
aunque ofrezcas a Orión como regalo
o te rasgues las ropas a la orilla del León
porque Job
tan pequeño
estará pescando en mi huella dactilar
con una nueva Tierra de Uz a sus espaldas
Yo te mostraré Escúchame
Aunque lo llames no responderá
aunque te oiga nadie atenderá tu llamado
El ojo que lo vio no lo verá más
sus ojos estarán sobre mí y yo no existiré
No insistas
Deja que tiemble el mundo
Aquí estarás para siempre
condenado a la lejanía de tu propia obra
Y aunque ni la muerte ni la culpa puedan tocar el borde de tu manto
el silencio del hombre pequeño envenenará tu sangre
Será su felicidad tu peor castigo
El infierno naciendo en tu cabeza.
VENGANZA DEL CAIMÁN
La luz del sol crujía sobre el agua
aquella hora en que juraste leer
en las entrañas de un caimán
el futuro de tu hija
La carne del reptil se tornó violeta
y el río se teñía con su sangre
Mi hija se ahogará por la mañana Concluiste
Puedo ver su cuerpo
Es cada vez más oscura su silueta
El agua le hincha la piel
y es blanca la higuera que brota de su vientre
Puedo verla
En su muñeca aún lleva atado mi rosario
y entre sus dedos se asoma un nudo
de frutos venenosos
Puedo verla
Su miedo lo conozco de memoria
incluso mejor que mi propia cara
Lleva en su lengua incrustado
un amuleto de amatista
y entre sus párpados
dos colibríes en lugar de ojos
Puedo verla
Ahora su muerte la conozco
la miro de frente y la sostengo así
como a este animal despellejado
sobre las piedras de la orilla.
ÚLTIMA FIESTA
Esta noche asistiré a mi última fiesta
como un dios hecho títere
arrastrado al monte de la culpa
Nunca como ahora
este animal de semen tierno
abrirá su luna y veré entre su plumaje
la puerta familiar que nos espera
a todos los hombres de esta casa
Y seguiré su canto
y hallaré el canto de la luna mojigata
Mi lengua hablará de amargas rosas
y yo no sabré quién habla
envuelto en ese instante que supura
el conjuro del bambú cuando se rompe
No sabré contestar a tu llamado
desde esa esquina ciega del deseo
ni a tu clamor que me reclama
qué hice con mi vida
cómo están mis hijos
adónde puse mi única certeza
En esta noche
en este sueño carnada de piraña
todos danzarán mi despedida
El cielo con todas sus cadenas y todos sus esclavos
sabrá caer sobre mi rostro como una vieja manta
Será
esta noche lo sé
mi última fiesta
plagada de escribas desterrados
de jinetes sin cabeza cabalgando las paredes
de reyes sin imperio acampando en callejones
y yo no sabré quién manda
y no me importará quién manda a merced de la caída
Será esta noche y solo esta
mi último ruego
mi última estaca
mi último disparo contra el ángel que amanece.
VISIÓN NOCTURNA
Si escucho que me busca tu pulso en la neblina
como un alacrán
cortando la luz en insectos diminutos
gritaré
SOLO LA PALABRA PUEDE LASTIMARME
Si escucho que aun así te acercas
cabalgando a ras del suelo
buscando mi ombligo en la hojarasca humedecida
diré
TENGO UNA MARIPOSA OSCURA
CIRCUNDANDO MI CEREBRO
NO TENGO NOMBRE PARA TI
MIS HIJOS NO HAN NACIDO TODAVÍA
Si a pesar de esto tu hambre insiste
y tu cólera no se apaga con la noche
y aprendes a ver con la sed del saíno en la montaña
y aprendes a oír lo que grita el tierno barro que nos cubre
Nada diré entonces
Entre las raíces de una ceiba
ya me habrás reconocido.
MAL AGÜERO
Soñé que me mataba un toro
de una cornada bella
y tú estabas ahí
mirándome caer con ternura
sobre la arena ya sin sed
y un charco -mi propio charco-
de sangre y culpa
Era nuestro cielo
el cielo de las bestias en abril
y sobre mi cuerpo retozaba
el sol de los viejos perros de ciudad
con el brillo de un rojo despacísimo
(con el brillo de tu lengua anturia)
y era tu amor el aire que enfriaba mis palmas
y era tu amor la pata de cóndor que descendía
para arrancar de mi pecho
la última sombra
esta última sombra tuya.