Blanca Varela. Una ventana

 

Presentamos tres textos de la gran poeta peruana.

 

 

Blanca Varela

 

 

UNA VENTANA

Vuelvo a contar mis dedos.
(La flor helada, la desconocida cabeza que me acecha se
descuelga y da voces.)
yo miro las paredes y sus frutos redondos y veloces,
hago cálculos, sumo piedras, cenizas, nubes
y árboles que persiguen a los hombres
y perlas arrancadas de malignos estanques
o de negros pulmones sepultados
y horriblemente vivos.

La araña que desciende a paso humano me conoce,
dueña es de un rincón de mi rostro,
allá anida, allí canta hinchada y dulce
entre su seda verde y sus racimos.
Afuera, región donde la noche crece,
yo le temo,
donde la noche crece y cae en gruesas gotas,
en mortales relámpagos.
Afuera, el pesado aliento del buey,
la vieja fiebre de alas rojas,
la noche que cae
como un resorte oscuro sobre un pecho.

 

 

 

LA LECCIÓN

Como una moneda te apretaré entre mis manos
y todas las puertas cederán
y lo veré todo
y la sorpresa no quemará mi lengua
y comprenderé entonces el crecimiento de las plantas
y el cambio de pelaje en las pequeñas crías.

Hallaré la señal
y la caída de los astros
me probará la existencia de otros caminos
y que cada movimiento engendra dos criaturas,
una abatida y otra triunfante,
y en cada mirada morirá la apariencia
y desnudo y bello
te arrojará la fábrica entre nosotros.

 

 

 

BODAS

Perdidos en la niebla
el colibrí y su amante.
Dos piedras lanzadas por el deseo
se encuentran en el aire.

La retama está viva,
arde en la niebla,
habitada.