Attila József

(Budapest, 1905 – Balatonszárszó, 1937) es uno de los grandes pilares de la literatura húngara del siglo XX. Hijo de una familia humilde del también humilde barrio de Ferencváros, en la capital de Hungría, pasó su infancia en la extrema pobreza, sobre todo desde que su padre abandonó el hogar cuando él tenía tres años. Su vida, dura y llena de dificultades y desengaños, se refleja en muchos de sus poemas.

Adoptado durante un tiempo por otra familia, gracias a su hermanastro tuvo una educación digna y pudo estudiar literatura húngara y francesa en la Universidad de Szeged, donde encontró a un generoso mecenas que lo envió a completar estudios en Viena y París. De regreso a Hungría (1927) se adhirió al partido comunista y aparecieron en él los primeros síntomas de esquizofrenia, enfermedad que lo desquiciaría y lo conduciría al suicidio: murió arrollado por un tren a la edad de 32 años.

En 1922 publicó su primer libro de poemas, A szépség koldusa (‘Mendigo de la belleza’), y al cabo de tres años apareció su obra fundamental, Nem én kiáltok (‘No soy yo quien grita’), que incluye su poema más conocido, “Tiszta szívvel” (‘Corazón puro’). Ese libro llamó la atención de ilustres críticos como Béla Balázs y György Lukács y, después, daría al poeta renombre internacional. Entre sus obras poéticas hay que mencionar también Külvárosi éj (‘Noche en el arrabal’, 1932), Medvetánc (‘La danza del oso’, 1934) y Nagyon fáj (‘Duele mucho’, 1936).

En palabras del prestigioso crítico literario Antal Bókay, su poesía “representó una revolución en la historia de la literatura húngara: la nueva forma en que construye el ‘yo’ en sus poemas es coherente con la poesía de Europa y América en aquel momento”.