Antonio de Saavedra

En esos cristales brilla el gozo

 

 

 

 

 

EN LEJANO PUERTO AYUDO A LAS CIEGAS

recolectando miel en los riscos más empinados

y así sus sueños se prestan al sonido que hacen cayendo desde los faros

 

a pesar del fuego que nos rodea

el rocío embotellado en las esquinas

salta con sus cascabeles al cuello

desorientando la audición de todo cuanto se esconde tras las sastrerías

 

en las ondas de radio emitidas por austeros mástiles

nos oyen proferir sobre los tesoros de islas próximas

donde mis hermanas mayores nacieran sin que yo lo supiera sorprendido

 

a mitad de la cicatriz

aparece un gato de ojos azulinos

mordiendo el tiempo que nos resta al moler nuestras espaldas

bajo los horarios más sibilinos de la ría

 

cambian pues los cuerpos sin lamentos

pero duelen las almas entre suspiros

brisa que se ensancha derramando elegías a muchas leguas de aquí

abriendo llagas en las comisuras desconocidas para toda persona durmiendo

bajo vientos grises

 

éramos en tanto

hasta que el día se alce fatalmente

solo el polvo inmóvil entre los salvajes trebejos

 

 

 

 

IN THOSE CRYSTALS SHINE THE ENJOY

soon as a blue comet a sea of sundays

appear from your kissed letters

 

i heard your hands over dust

the trail that a wind left at dawn

a corner constantly stared by despair

 

red like a cold star in the emptiness

you lend hope to my lonely bruise

give such beauty to this black ink

 

a last image seen in the reflex

an hour when the light yawns

a sigh across the obscure hall

 

 

 

en esos cristales brilla el gozo / pronto como una cometa azul un mar de domingos / aparecen desde tus cartas besadas // escuché tus manos sobre el polvo / el rastro que dejó el viento al amanecer / un rincón constantemente observado por desesperación // roja como una estrella fría en el vacío / tú ofreces esperanza en mi magulladura solitaria / das tanta belleza a esta tinta negra // una última imagen vista en el reflejo / una hora en la que la luz bosteza / un suspiro a través del oscuro vestíbulo

 

 

 

SOSEGADO frente al celeste paisaje vacío, pienso en la sobrevivencia de estos años sigilosos, guardando versos en cada libro que tuve entre mis pocas carnes esperadas por hienas y buitres. Cada trazo me lleva a la búsqueda de Cipango y Catay atravesando los mares innombrados α Cada escollo es recuerdo del trayecto hasta la amnésica Ítaca Ω Cada herida es un ladrillo más en la impenetrable Ciudad de las Damas ۩ Alguna vez me propuse describir a las miríadas de pájaros, clasificarlas y darles espacio en los bestiarios más recientes, pues nadie se ocupaba de ese noble oficio. El poema es frágil ante el existir pero irrompible ante el olvido. Han sido muchas las tentaciones pero nada como las horcas colgando en las vigas, seduciéndome en plena medianoche con sus sonidos inertes, torciéndole así el cuello al cisne de engañoso plumaje. Sé bien que todo es azar ‒sin duda, cada paso tiene su pizca de viento‒ como un céfiro en aquellas buenas estancias con la amada, inmóvil tras el amor. Con crepúsculos tatuados en las usanzas y lúnulas en los oídos, siempre íbamos a los parques más desolados para morirnos de frío, escribiendo esas sensaciones en las márgenes de la súbita garúa. El poema es nada más que papel hasta ser devorado por los hambrientos de la belle époque. Afásico desde el fondo de una nave encallecida, con la guitarra llena de silencio y la voz recluida en el éter, cual reloj crispado luego yacemos en la playa como náufragos llenos de fiebre y neurosis, disfrutando de la brisa corriendo en lecho verdoso. Heme aquí infame pues siempre me como el pan de ayer con café del día, y porque en ningún durmiente del tiempo se acaba el mar en mis invidentes comisuras. Entrar en quintas ‒como en la que yo aún habito‒, allá lejano donde antes estaban los indiscretos teléfonos, hoy existe una invisible electricidad a través de la cual viaja la poesía de hoy. El poema es de continuo lo hilvanado entre nubecillas, con la ilusión de conferir lo que tiembla en los fuegos. O quizás solamente haya sido un corazón incrustado en la pared de una iglesia

 

 

Antonio de Saavedra (Lima, 1974). Realizó estudios de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue integrante del Grupo Neosurrealista (1995- ... LEER MÁS DEL AUTOR