Antonin Artaud

La santidad iluminada de un poeta hereje

 

 

Presentación y traducciones
de José Vicente Anaya

 

 

 

A R T A U D   Y   S U   D O B L E
(La santidad iluminada de un poeta hereje)

 

 

Cortarles la cabeza a los psiquiatras.
Eliminar a la familia.    Aprender a vivir una
sensualidad orgásmica y no sólo procreativa.
No dejarse esclavizar por los horarios
del patrón. Y sobre todo favorecer el
desarrollo en cada uno de nosotros del benéfico
germen de la locura.   Esta es la verdadera
Revolución.
David Cooper

 

He aquí al profeta: Antonin Artaud ha subido al mundo en sus espaldas, sufriendo la responsabilidad de ser sensible, puesto que propone la construcción del mundo Otro, de la Otredad, mientras que el Poder mantiene la organización de relaciones sociales perimidas (sin trascendencia, sin vivencias sublimes, sin compromiso radical con la Belleza profunda y cambiante); y este-mundo organizado en la lógica lo expulsa de su seno, lo obliga al refugio extremo de soledad y construcciones mentales, le manda a alucinar en la separación de sí mismo (le aplican electrochoques en el hospital psiquiátrico) y de los demás, le limita su desesperación a cuatro paredes de manicomio. Artaud descubre que sus dolores reflejan la saña del Mal que quiere aniquilarlo, así resulta el Santo Mártir, un iluminado que no pierde tiempo para gritar sus iluminaciones proféticas:

“No somos más que unos espectros y unos muertos y es por eso que el mundo va tan mal. Incluso para los muertos, ay, existe un tiempo de descomposición y obscenidad, porque el Mal no sólo pudrió la Tierra sino también las esferas” /  “En la hora presente ya no hay ni literatura, ni pintura, ni poesía. Vivimos todos sobre viejas ideas, viejos movimientos y viejos conceptos, y se experimenta la necesidad de un concepto y de una emoción nueva en medio de esta época de caos y desesperación”.

Estas son algunas de las impugnaciones que Artaud lanza desde el último manicomio que te asignó el “buen sentido” de la sensata sociedad burguesa. Así gritó la lucidez de sus iluminaciones, que sólo llegaron al monólogo íntimo de cartas desesperantes, dirigidas a algunos de sus últimos amigos (Paulhan, Desnos, Barrault, etc.)

Pero este Antonin Artaud es Otro. En estas cartas aparece su Doble renegando del pasado, y habiendo logrado un desplazamiento de aquella personalidad pretérita. Incluso, ahora posee otro nombre: Antonin Nalpas, firma innumerables veces. Este hombre penetra las realidades profundas del Ser, con su propio ser. Encuentra y padece situaciones terribles de su tiempo, propone cambios radicales que no admiten mediaciones, se posesiona obsesivamente en sus videncias; y sufre porque las condiciones lo desfavorecen: el mundo racionalista se vuelca en su contra y lo castiga por predicar que La Otra Vida existe, que es rica en infinitud y que, sobre todo, es vivible; pero

“…los hombres en general no anhelan esa idea de infinito, sólo viven en lo finito y en la muerte, y cuando se les dice esto os acusan de locura”.

Y cierto, él ha pasado como por cinco manicomios. Para llegar a su último Doble, empezó una complicada transformación cuando encontró el Báculo de San Patricio (en su regreso a Francia después de haber estado en México, donde pasó un tiempo en la Sierra Tarahumara), pues en ese báculo él vio signos que lo llamaban a predicar; entonces se trasladó a Irlanda para devolverlo a su origen que él creyó era la Catedral de San Patricio… ahí encontró la fe en Dios de acuerdo con el catolicismo, revistiendo de un lenguaje místico-cristiano-primitivo a todo su afán por encontrar el Ser. Pero la policía británica andaba cumpliendo bien, en su colonia, con el papel de conservar su “orden” de tranquilidad inexistente, y reparó en aquel alterador que no sólo tomaba en serio sus visiones sino que las vivía para llevarlas a la práctica. Artaud con el Báculo de San Patricio en mano se paraba en las esquinas para arengar a los irlandeses, lo cual fue tomado por las autoridades como actos de un subversivo. El resultado fue su encarcelamiento y la posterior remisión (deportado como delincuente) a un manicomio francés donde es recibido con electrochoques. No sabemos qué pasó con el báculo. En esta época murió el cuerpo de Antonin Artaud, y cuando lo obligaron (a camisa de fuerza) a la quema eléctrica de sus neuronas, él tuvo visiones donde la policía acribilló a las masas sublevadas que exigían su liberación. También vio cómo sacaban del hospital el cadáver de Artaud, y de ese cuerpo mancillado nació el otro: Nalpas, el Ángel. Después volvió a ser Artaud, y volvió…

De todo esto nos habla Artaud y su Doble en el epistolario del manicomio de Rodez, donde muestra desasosiego porque el Ser Humano alcance una condición de existencia superior al pragmatismo, al utilitarismo, al tratamiento reductor de los seres humanos como objetos, al amor plano, etc. Estas cartas se escribieron mientras las naciones uniformaban a sus jóvenes para que se aniquilaran mutuamente (Segunda Guerra Mundial). Y Antonin Artaud reiteraba, insistía, se obsesionaba predicando la construcción de una Vida Justa porque

“…los gobiernos en el momento presente no son más que una fachada a punto de derrumbarse”.

Sus ideas fueron tachadas de locura, él se murió con su tragedia, señalado como un hereje, y predicando como San Simón en el Desierto…

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él se apartó de su cuerpo y exploró

los misterios que llevan hacia el Espíritu,

donde la mente se abre al Infinito, el punto cero,

de la nada y el No-ser

que conduce al todo y al Ser — y retorna — y retorna

 

reclamó un Espíritu Puro que no se dejara encadenar

entre rocas terrestres — lo experimentó

en sí mismo — siguió las sendas de luz iluminada

 

de lo celestial a lo terrenal fue y vino

— dijo y desdijo — fue dos personas

que entraban y salían de su cuerpo, debatiéndose —

Unidad Natural perseguida con dolor

—a penas se une y a penas se separa —

 

alcanzó los estados luminarios de los lamas

—Visión Espiritual, violencia extraña en

el Pragma de occidente —

 

de mirada distante — viendo más allá

de los límites del nervio, seres

pasados y futuros viven con él — viven con él —

 

del Bien al mal, del Mal al Bien, contra

el Bien contra el mal —

Bien-Mal — Nada — Todo — TAO

esencia del TAO —

 

en un grano del Universo están los Universos — en

un nervio — el Microcosmos también

es infinito — hay una multitud inmensurable de

átomos-galaxias — una línea recta hacia

el Macrocosmos se curva, y vuelve a su punto de partida

— ¿y si lanzamos una recta infinita

simultáneamente hacia los dos Cosmos?

 

la Nada y el Todo están unidos

 

Artaud — Buda — Nalpas — el Buda es el Buda —

eres tú que no te amparas en las instituciones

— eres tú que ahora lees buscando Infinitud —

Blake, Hölderlin, Baudelaire, Hafiz, Ginsberg, Rumi, Buda,

Rimbaud, Van Gogh, Nerval, Buda, Arte Iluminado, Juan Martínez,

Lautréamont, Kerouac, Buda, Chogyam Trungpa Tulku, Buda,

Neal Cassady, en un satori y en un haiku, Buda, Tú,

Boris Vian, James Dean, Blaise Cendrars

 

sin límites la Vida se contiene desaparece reventando

y retorna — y retorna — y retorna —

 

San Francisco, California,
Monasterio del Loto Iluminado, 1973

 

 

 

 

TEXTOS DE  ANTONIN  ARTAUD

 

 

No podemos eternamente vivir

entre muertos

y muerte.

Si los prejuicios persisten

hay que destruirlos

“el deber”

eso digo

EL DEBER

del escritor, del poeta, no consiste en

quedarse cobardemente encerrado en un

texto, en un libro, en una revista

de donde ya jamás podrá salir. Antes

bien, hay que salir

para zarandear

para combatir

al espíritu público

y si no

¿para qué sirve?

¿Para qué nació?

 

 

———-

 

 

Los poetas elevan sus manos

donde tiemblan vivientes vitriolas,

sobre mesas de ídolo cielo

se arquean, y el sexo puro

 

templa una lengua de hielo

en cada hueco, en cada lugar

que el cielo permite en el avance.

 

El suelo está adoquinado con almas

y con mujeres de lindo sexo

donde cadáveres pequeñitos

papalotean sus momias.

 

(1925)

 

 

 

Antonin Artaud (Francia 1896 – 1948). Poeta, ensayista, dramaturgo y actor francés. Trabajó en 22 películas durante la década del 20 y del 30. En 192 ... LEER MÁS DEL AUTOR