Destino manifiesto
(Versión al español de Esteban Moore)
Alborada
el viaje nocturno
ha finalizado
el sol despierta
la radio canta
habla
mi perro pasa trotando
frente a la ventana
es el tiempo de ver
¿qué hay allí?
sin olvidar
aquello
que no estará
(el qué
incluye todos los quienes)
por lo tanto café
aquí vengo
ya llego zapatos míos
destino manifiesto
regresar
a una enorme pantalla de video
en una casa de fresco aire acondicionado,
un estanque para patos en el parque,
bebidas sin alcohol al alcance de la mano,
buena comida norteamericana en el heladera,
(además de
los cuatrocientos billetes grandes en cuenta corriente
y una cantidad no revelada en grandes inversiones)
para disfrutar de una tarde tranquila, sumamente agradable,
observando como la ultísima técnica militar
elimina la pobreza del mundo
en su forma más obvia
los pobres.
El sueño de la absoluta representación instantánea
Primarias, convenciones, elecciones—
escenificadas espectacularmente sustituyen los viejos sueños
de las reuniones ceremoniales alrededor de las fogatas,
el voto directo en las asambleas
esa ‘cosa’ anglosajona
Memorias ensoñadas simplemente acerca del tiempo post nomádico
cuando la siembra del rábano era la nueva tecnología
Sabiendo que esto sucedió hace tiempo, allá lejos,
nos gustaría sin embargo acercarnos al que está cargo
y pronunciar un discurso por lo menos dos veces más largo
que el de cualquier otro…
Incluso si la telepatía fuera perfeccionada—
también la comunicación global instantánea—
¿dónde diablos hallaríamos
personas de estado, legisladores, burócratas
capaces de enfrentar esta increíble arremetida
de la información? ¿El resultado no sería acaso
una sobrecarga total, circuitos quemados,
aullantes ataques de nervios?
No obstante cada hormiga sabe exactamente
que es lo que debe estar haciendo cada segundo de su vida,
todo el proceso organizativo autocontenido
e informándose a sí mismo—
Para parafrasear a Blaise Pascal, yo preferiría ser
un confundido, un tonto perdido, una criatura
peluda de sangre caliente poseedor de lenguaje
para quejarme, alabar, sin importar qué,
antes que ser el prototipo del microchip que nos propone la naturaleza.