Odisea a la orilla de un poema
SOMOS SOMBRAS
Oscuros contornos
en el umbral donde
despiertan los relojes
Ahogado por la luz
el cuerpo se niega a revelar
el color de su botonadura
La caverna
no es la casa de las tinieblas
es esta luz que enceguece
a fuerza de verdades
Afuera
apenas unas líneas
el posible destello de una mirada
Un pie arriba desafiando la gravedad
para avanzar unos centímetros
y luego caer otra vez en el abismo
prometido paraíso de piedra
rompecabezas de agrietadas baldosas
Un bulto indeciso
se tambalea bajo el brazo
temerosas manos
ocultas en las entretelas
donde agrestes palpitan los segundos
La caverna queda sola
despiadadamente iluminada
Aséptico
embozado laberinto
límpido lugar donde no cabe la carne
ni los sueños de los hombres
Armónico diapasón donde Dios
no ha colocado su inmaculado pie
Angélica Santa Olaya
“Árbol de la Esperanza”
La Catarsis Literaria El Drenaje
Mérida, 2011
***
ODISEA A LA ORILLA DE UN POEMA
“Buscamos la poesía; buscamos la vida.
Y la vida está, estoy seguro, hecha de
poesía”. Jorge Luis Borges
Me aventuro silenciosa
y acaricio el filo de la página
con indecisos apéndices de humo
Mis nervios resucitan al abismo
atisbando la desnuda delgadez
del espacio entre renglones
Olisqueo
casi a ciegas, casi profeta
el acomodo de las comas insinuantes
muerdo el papel con presta mandíbula
para saborear la sutil concisión
del sitio exacto donde pernoctan los puntos
Quiero posar mis tarsos
apenas insecto, apenas hombre
sobre las alas batientes de la belleza
y multiplicar en hexágonos multicolores
la hoja donde reposa el disfraz de los instantes
Y quiero quedarme ahí
sobre el desierto tatuado de ideas
para descubrir con antena de mil bocas
las dudas que asoman bajo la lupa
con sus dientecillos de tiburón
tendiéndole una trampa a la certeza
Y me quedo esperando
tenazas abiertas
la detención de las pupilas
el fluir de los escollos entre nieblas
y la fútil sonrisa del vacío
para intentar construir
a la orilla de la incertidumbre
-cigarra que labora sin descanso-
la metafórica respuesta
de mi apenas
penelopéico poema
Angélica Santa Olaya
“Árbol de la Esperanza”
miCielo Ediciones
México, 2011
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BUSCANDO
Revuelvo frases de errática huella
con la esperanza de encontrar
en las entrañas de una nube
la punta del ovillo
que guíe los urgentes dedos
Orugas perdidas que se ofrecen
incrédulas
a la confirmación de la palabra
Hay que escarbar en el barro
y lamer el numen
que aluza la noche del topo
para aprender la indivisible
colectividad de los granos de arena
Hay que acariciar al ser de los oscuros tactos
que no conoce las transparencias del halcón
pero sobrevive a fuerza de ganas y tozudos andares
Hay que navegar las angulosas raíces
que se niegan a ser tragadas por la sombra
sólo para decir que alguna vez
aunque fuera con las patas para arriba
tocamos los dedos del sol
No todo es azul ni todo es negro
El cristal más claro
oscurece con el vaho
de los que no saben respirar
al compás del universo
Angélica Santa Olaya
“Árbol de la Esperanza”
miCielo Ediciones
México, 2011
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TRANSGRESIONES
Es preciso a veces
romperle las patas a la realidad
y navegar sin salvavidas
en el estómago de algún cetáceo
Vibrar con la molécula
que deviene trozo de cantera
en el útero del mundo
Beber la copa de hiel
fermentada en las células
de la propia humanidad
No hay hechizo que transgreda
la alquimia de los colores rotos
por la ausencia de luz en un prisma
Azul como las secreciones de la tierra
es el espectro donde reposan las cicatrices
que espigan la cáscara de los caminos
Un día, tal vez, pueda entenderse
el vuelo de la mariposa
y su intempestivo crujir de alas
Angélica Santa Olaya
“Árbol de la Esperanza”
La Catarsis Literaria El Drenaje
Mérida, 2011
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PALABRA ESCRITA
Palabra escrita
Grito ahogado bajo el mar de tinta
solitario susurro de una lengua de papel
Redonda hija del carbón
crecida al amparo de una mano de fuego
y un grillete de hierro en la garganta
Signos que aúllan
en el silencioso desierto
de la página en blanco
Angélica Santa Olaya
“Árbol de la Esperanza”
miCielo Ediciones
México, 2011
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ESCRIBO, LUEGO EXISTO
I
Trazo signos y apuradas letras
en un papel de ingles sudorosas
sólo para confirmarme
la propia, indescifrable
y volátil existencia.
II
Mansa fibra de estacadas pupilas,
perpetúa las oscuras
trazas de mi aliento
hasta desgarrar
los óvulos de piedra
que tachonan la espalda
adormecida de mi frente.
Angélica Santa Olaya
“Árbol de la Esperanza”
miCielo Ediciones
México, 2011
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EL POETA
El poeta tendría que estar solo
para que a nadie moleste
con su palabra espina
tendría que ser un ave
que cante de vez en cuando
y levante el vuelo
para no acosar el oído
de los árboles que erguidos
levantan la cabeza justamente
porque no pueden mover un pie
El poeta tendría que ser un árbol
una calle, alguna piedra
pero su destino es ser voz que llora
la inmovilidad del árbol
el melancólico rostro
de la calle Madero a las 3 de la mañana
huérfana incluso de borrachos
Su trabajo es parir una entintada queja
y esbozar la tibia añoranza
de la piedra que contempla el vuelo
casi inmaterial de un ave
Su función es dibujar la punta ardorosa
de una espina enamorada que se aleja del dolor
para no lastimar la mano temblorosa
sudorosa luminosa
de algún despistado sibarita
que se aferra con uñas y palabras
a ese bicho escurridizo que se llama Vida
Angélica Santa Olaya
“Árbol de la Esperanza”
La Catarsis Literaria El Drenaje
Mérida, 2011