Andrés Anwandter. Claves para un monólogo de dos

Presentamos algunos textos del reconocido autor chileno.

 

 

 

Andrés Anwandter

 

 

CONDENADO A UN OFICIO MENOR, COMO BARRER
los pasillos que abandonan las palabras
maldigo a mis patrones entre dientes,
entre versos que no alcanzan a roer
la estructura de este viejo edificio: el poema
en que trabajo hace unos meses con desgano.

 

 

 

COMIENZAS A ESCRIBIR UN POEMA
cuyo tema es un lago profundo
en esto te alcanza la noche
ahora no sabrás cómo volver.

 

 

 

CLAVES PARA UN MONÓLOGO DE DOS

Caminábamos oscuros por la noche sola
de la mano de unos versos que cosían la boca
con un par de puntos a favor del silencio
-un juego de palabras-, la lengua
se hacía un nudo de hilo, para enredar
la metáfora de esas citas nocturnas
que se llevaban a cabo en parques,
cuyos nombres convertíamos en claves
o cruces para marcar el mapa
de nuestros desaciertos.

 

 

 

NOSTALGIA DE COSAS QUE NO HE VIVIDO

Como la vida privada de los árboles
(o de los náufragos): aferrado a estas palabras
en el océano como una mesa
cubierta de partituras, y un barco
navegando en los ojos, escribo:
una imagen absurda que se confunde
con la nostalgia de cosas que no he vivido,
como la vida privada de los árboles
o de los náufragos.

 

 

 

CRÁNEO

Si comienzo a caminar por ese espacio cuya forma
es la forma de un espacio que recuerdo y no conozco
o conozco y no recuerdo: en esos casos
el eco -en esos casos, espantoso- de mis pasos me despierta
todavía ante la puerta de esa forma: abierta.

 

 

 

LONG PLAY

Un contrabajo camina a tu lado en el otoño de los parques
o en tu cuarto lleno de hojas, das vueltas como un león destronado
calculando el perímetro de la jaula: geómetra
también al disolverte en los deseos y los días,
un vaso de agua, esta escritura incipiente
que se acumula bajo el polvo que levanta el jazz.

 

 

 

De El árbol del lenguaje en otoño