El quinto cielo
El quinto cielo
Para Martín López- Vega
Seremos niños
cuando la muerte roce el quinto cielo.
Querremos abrazarnos
a la risa que deja la inocencia
en los tejados.
Maullidos de gato
que planean
tomar el territorio de las sombras.
Y nosotros debatiéndonos
entre un intento por volar
y un anhelo enfermizo
por querer escapar
de nuestro propio cuerpo.
Seremos niños
olvidando el olor que dejan los adultos,
el rastro de sus miedos
atado a las desgracias de las vidas ajenas.
La vejez será el eco
de los acantilados,
murmullo de cisternas
bebiéndose el silencio de la noche.
Seremos niños buenos
en ataúdes blancos
y trenzaremos sueños
humedeciendo el mimbre
en las aguas termales
de los cuentos de hadas.
Madurará tu obra
Caerás con tus pisadas.
Madurará tu obra
con ese nuevo gesto
de un paso equivocado
y el rostro por el suelo.
A veces los tropiezos
esconden otro rumbo
en donde los errores
no saben a fracaso.
A veces, aunque duela,
tenemos que caernos
y, desde lo más hondo,
tocar el infinito
en la lombriz sin ojos
que viene a saludarnos.
Nagasaki en cada aniversario
I
Abandonas tu sombra en el camino
y te empuja la niebla a regar el otoño
con lluvia de cenizas.
Quizá te reconozca la añoranza de otros
que esperan que tus pasos delaten y murmuren
el nombre de la nube
que arrancó los cimientos de tu casa.
No sabrás si tus hijos
te llamaron a gritos con la boca quemada.
Si quedaron pupitres
con niños olvidados
o la tierra abrazó todas las almas.
II
EL último secreto que guarda la memoria
me ha dejado muda.
En esta tormenta que huele a pasado
se parten las ramas de todos los árboles
y un largo paseo me invita a ser alguien
que no reconozco.
Le han traído al tiempo la voz de otro idioma
y lleva las uñas pintadas de negro
como los fantasmas que no se acostumbran
a ser epitafio.
No quiero oír mañana que mi vida
espera un destino detrás de los sueños,
que no puedo ahogarme en este presente
que nubla la tarde
y entierra en su lienzo
a todas las sombras.
Pequeña confesión
¿Si yo soy tu sueño
por qué me siento sola
cuando me sueñas?
Llego arrastrándome
a tu boca cuando duermes
y no sé cómo empezar
a contarte una historia
que se parezca a ti
para que nunca sepas
que yo vivo contigo.
Los sueños somos
como las sombras,
pertenecemos a un solo cuerpo
pero queremos ser
otra persona.
Piedra, papel, tijera
Piedra
fría,
rincón silencioso
junto al regazo de los muertos.
Papel
para escribir
unas breves líneas,
la despedida apresurada
del viajero.
Tijera
para cortarle la lengua al mar
cuando suspira.
Tijera
para cortar los sueños
de los ahogados.
Papel
para escribir sus nombres.
Estrecho de piedra,
barquito de papel
arrecifes de tijera.
Un poema triste
para los que se quedaron sin aire
en las orillas.
Lágrimas de piedra
pateras de papel
y la boca del mar
con dientes de tijera.
Quedarme en casa…
Quedarme en casa,
sumergida en los pliegues de las horas,
y no esperar a nadie.
Que los ojos escuchen
y se olviden del mundo.
Que me arrope el silencio
y respire en mi nuca
su suave indiferencia.
Que vivir sea esto,
sin palabras de aguja
ni rodillas de llanto,
con el tiempo desnudo al borde de la cama
y mi boca dormida en su tímido beso.