Allen Ginsberg

(Estados Unidos, 1926 – 1997). Icono de la generación Beat. Junto a Jack Kerouac, William Burrough y Gregory Corso serían los portavoces de un movimiento social que renegaría de lo establecido. “Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas, histéricas, desnudas, arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo, hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna…”.  Así reza el inicio del poema Aullido de Ginsberg, y es en estos versos viscerales y reveladores, donde reconocemos toda una impronta escapista y, a la vez, reivindicadora, que tuvo eco en la diversidad de manifestaciones y grupos cuyo derrotero sería esta forma de ver y repensar la realidad. Una verdadera declaración de principios de una generación que necesitaba con urgencia romper con los moldes de un presente que asfixiaba en su inercia, su apatía, su insensibilidad. Esta influencia fue decisiva no sólo en el terreno literario, también la música (Bob Dylan, Janis Joplin, Jim Morrison, Tom Waits), la pintura, el cine, acusaron recibo de esta impronta. Sería en la librería City Light de Los Angeles donde se escucharían por primera vez muchos de los textos que lentamente irían quedando en la memoria colectiva. Escritos que hablaban de un proceso de búsqueda, de viajes, de drogas, de todo un reflujo underground que emergería para reclamar lo suyo. Aquí se reunirían poetas y narradores bajo el alero de Lawrence Ferlinghetti, se darían cita las minorías sexuales, los marginados, los out-sider. La guerra de Vietman, el conflicto racial, la liberación sexual, estarían entre sus premisas.