Alicia Ostriker

Después del naufragio

 

(Traducción al español de Sandra Toro)

 

 

Insomnio

Pero en realidad es del miedo de lo que querés hablar
y no encontrás las palabras
entonces te burlás de vos misma

te tratás de cobarde
te despertás a las 2 de la mañana pensando tonta,
fracaso, incapaz de dormir, incapaz de dormir

zumbando en tu colchón con dos almohadas,
y un cubrecama al que le dicen comforter,
lo que implica que el consuelo puede comprarse

y pagarse, para colaborar con el miedo, con el fracaso
tus dos cómodas de nogal se ríen, las bibliotecas se lamentan
los cuadros en las paredes te compadecen, el hombre que duerme

al lado tuyo con un olor como a musgo y hongos consuela
pero nunca bastante, nunca, lo oscuro del plafón en el techo
los pliegues de terciopelo ocultan la ventana

y el ruido del tráfico como un animal vicioso
que anda suelto allá afuera–
fanfarroneás con los amigos que la muerte no te molesta, nada más la agonía

qué mentirosa—
todos los demás miedos, al rechazo, al dolor físico,
a perder el juicio, la vista,

¡son todos parte de este!
¡huellas de este! Tu pelo gruñe en el peine
ese reloj encendido la única luz de la habitación.

 

 

La bendición de la anciana, el tulipán y el perro

Estar bendecida
dijo la anciana
es tener tantos
nietos que
el amor de Dios
pase a través tuyo
como la leche a través de una vaca.

Estar bendecido
dijo el tulipán rojo oscuro
es voltearles los ojos
con el golpe de lujuria
implícito en
tu pollera levantada

Estar bendecido
dijo el perro
es tener una pizca
de Dios
adentro
y que todos los demás perros
puedan olerla.

 

 

Démeter a Perséfone

Te miré salir caminando del pozo

Todo el día había llovido
en esa zona del sur de Italia

la lluvia golpeaba haciendo charcos en el barro
caía de un cielo enfurecido silbando sobre las piedras

Esperé, y fui paciente
saliste por fin y enseguida estabas empapada

me miraste con tus ojos grandes sin amor
llenos de sexo negro y polvo blanco

pero era eso lo que esperaba cuando te abracé
con tus pechos chiquitos y firmes contra mi amplitud

subí al auto, te dije
y después fue primavera

 

 

Después del naufragio

Perdida en la corriente, a la deriva, mientras el sol se vuelca
como un jarabe, hundiéndose en la tarde,

la balsa se mece sin fin, se inclina, y nos decimos entre nosotros:
Acá vamos a guardar la soga, la carne seca, el cuchillo,

el botiquín, las galletitas y la taza.
Vamos a repartir el agua de manera justa y honesta.

Marean las manchas negras del aire.
Alguien levanta la voz y dice: Oigan, sabemos que en alguna parte

hay tierra, en alguna dirección. Tenemos que saberlo.
Y la tierra está ahí, inminente, montañosa, enorme

en el horizonte, ahí en nuestra mente. Después, nada
más la hermosura del océano,

las olas innumerables como cabezas vivas histéricas,
la magnificencia creciente del sol,

un viento del atardecer que nos golpea. Cuando el rocío nos empieza
a cubrir de sal, dejamos de hablar. Tratamos de acordarnos.

 

 

En toda vida

En toda vida hay un momento o dos,
en que el yo desaparece, la herida cruel
toma el control, y después otra vez
por momentos estamos llenos de cielo
o de pájaros
o simplemente del té con azúcar que quedó sobre la mesa
dijo la anciana

Sé a lo que te referís en cuanto
a las epifanías dijo el tulipán
por ejemplo un cielo despejado de abril
el acercamiento de una mariposa
con respecto a la desaparición del yo
no
todavía no lo experimenté

Están creando distinciones
que no existen en la realidad
donde “yo” y “no yo” son como la sal
en el océano, la nube en el cielo
el oxígeno en el fuego
dijo el perro filosófico
rascándose las bolas abajo de la mesa.
 

 

El aniversario

Por supuesto que fracasamos, por tener éxito.
El querube feroz se convierte en su asfixia.
Un corazón avaro se zambulle en un sueño
de poder o verdad, y se despierta maduro
en una sala de conferencias.
Es comer papel en lugar de Dios.
Nosotros dos somos uno, pájaro mío, esto es un casamiento.

Cuando el amor era la guerra, juraste que ibas a quemar
la vida y a morirte a los treinta y cinco, y  yo te dije hasta nunca,
mi chico melenudo y brillante, voy a ganarte, a noquearte,
a hacerte pedazos, sobreviví como la tierra,
con ojos de lechuza, porque quería ver todo
lo negro y permanente, y matarte a vos con tus teorías.
Teníamos la costumbre de despertarnos sudorosos y enredados.

Treinta, el hogar, y el trabajo. Cohabitamos en una máquina que funciona.
Hay violencia, en algún lugar. ¿Esto queremos? Sucede,
El luchador desollado, el chico desmembrado,
los instrumentos en el sótano. Lo debemos querer. Mirá,
entre nosotros hay paz, nuestros bebés son regordetes,
te conozco, te acaricio, te rechazo. Mi fe no se adhiere
a nada. No me dejes, no me dejes.

 

 

Canción

Hay quien afirma que el origen de la canción
fue un grito de guerra,
otros  dicen que fue una rima
para indicarles a los granjeros cuándo plantar y cosechar
¿no saben que la primera canción fue una canción de cuna
salida del sueño de una madre?
preguntó la anciana

Un factor
significativo que me produce el placer de estar
vivo esta primavera
es el canto de los pájaros
que me captura como una red amplia
como una lluvia de diamante que nunca
me canso de escuchar dijo el tulipán

vida tras vida
con mis hermanos queridos
salimos de la colina
profiriendo
nuestras canciones hermosas
sedientos de sangre
dijo el perro.

 

 

Esperando la luz

a Frank O’Hara

 

Nos convertimos en una especie urbana, Frank,
en este momento muchos millones de seres humanos están
parados en alguna esquina esperando como yo

una señal que nos permita irnos,
una señal que representa a un peatoncito blanco
que hay que seguir por un mar de luz verde

no aprovechamos la oportunidad
para sintonizar con lo eterno
rebotamos con impaciencia sobre los dedos de los pies

Es jueves a la mañana, Frank, y me siento
bastante viva pero necesito algo de belleza
o una teoría de la belleza para reconciliarme

con los bultos de basura que no puedo amar encerrados
en esas bolsas grotescas de plástico brillantes y negras
apiladas a lo largo del cordón de la calle 97, mi calle—

como un recordatorio horrendo del destino que nos espera
dejando que la verdad gruesa y babosa de los desechos
ataque nuestro sentido estético y nuestra alegría de vivir

con confianza cada jueves. Dejame barrer las viviendas de ámbar
con columnas y cornisas magníficas reflejadas en
las ventanillas de atrás de los coches estacionados, que les

desee suerte a sus colmenas de intimidad, a la gente
que termina el café de la mañana en la cocina
y le dice hasta luego a aquellos con los que vive

Dejame que levante los ojos hacia el velo azul a la deriva
en medio y por encima del artificio de los rascacielos
y que por fin me deslice por una falla del tiempo

donde la cuerda de luces delanteras blancas que se acercan y la cuerda
de luces traseras rojas que se alejan parecen
llevar una especie de mensaje

quizás el mensaje sea que una cuadra al oeste
el Parque Riverside extiende su longitud
sobre la orilla de Manhattan como el brazo velludo

de un amante tierno, divertido, hermoso,
y después de eso está el río imperecedero
pero esperar la luz se siente como si fuera para siempre

Alicia Ostriker (Estados Unidos, 1937). Poeta, narradora y ensayista. Trabajó como profesora de inglés en la universidad de Rutgers desde 1972. Su poesía ... LEER MÁS DEL AUTOR