Alice Oswald

Observador de aves

 

 

 

(Traducción al español de Pablo Queralt*)

 

 

 

Marinero

 

Chicas por los muelles,

Hechas de luna

Y vestidas de luna,

 

Brillantes chicas de malhumor,

Tomadas del brazo y asesinamente

Extendidas sobre bancos y paredes bajas,

 

Esta es tu plaza:

A mil pies de altura

Nosotros podemos escuchar sus risas en forma de gancho.

 

Cada vez que entra un barco

Con hombres con ojo de flecha

Disparando sus miradas a la orilla,

 

Siempre que el viento

Levanta tus faldas

Y huele el olor de tus úteros,

 

Dándole el hambre circular de tu risa

Sabiendo muy bien, aunque sea difícil

Encoges tus corazones

 

Y rascas con uñas de gato

Kilie odia a los hombres

En la papelera,

 

Flota sobre las casas

Las diosas implacables de los amores

Con tu vida en su puño.

 

 

 

 

Secretaria de ensueño

 

Lo último de cada noche, salir a la luna.

Ponte el abrigo viejo, cierra la puerta del jardín.

Enrolla mangas viejas. Brazos oscilantes. Pobre alma.

Piensa en la puesta de la luna. Salida de la luna. Todo funcionando

según lo programado.

Mundo en blanco y negro. Camina por el carril.

Lo último de cada noche. Busca la luna.

No hay señales más que lluvia. Casi de vuelta a casa.

Una última más rápida. Mira hacia la luna.

 

Ojos despojados de las tinieblas. No puedo evitar notar

El pequeño resplandor de la lámpara de escritorio.

Como desde la ventana de arriba.

Hombro de mujer. Ahí está ella.

Muy vieja pobre alma, tal vez ya se haya ido.

Lo último de cada noche, enciende y apaga.

Enciende y apaga. Pequeño halo de antorcha de mano.

Ahí está ella. Lo último de cada noche.

Dejando ver solo la luz de una manga blanca.

 

A veces la luna es más una ventana de arriba,

Cortinas no del todo corridas pero iluminadas por dentro y habitadas.

Y a veces la luna es menor y

A veces se mueve detrás y a veces se ha ido.

A veces es la luna. A veces es la lluvia.

 

 

 

  

Observador de aves

 

El observador de aves se mueve en silencio,

Viendo su camino en la oscuridad.

 

De garganta blanca, patas abiertas

Se balancea con las cañas,

Viendo los nados en sus cocinas.

 

Toda la noche la policía penetrante silba zarapitos

Están buscando en las marismas,

Manteniendo el río en alerta roja, pero se arrodilla

Indescriptible en su piel

De un cabo a otro

Sus ojos azules se deslizan sin parpadear.

 

Él ve todo:

El zampullín que esta cerca debajo de la maleza,

Las aves zancudas descansando sobre taburetes plegables a lo largo de la línea de la marea.

 

Todo hasta el más mínimo susurro

De patos metidos en la almohada

Y comidas retorciéndose bajo las piedras,

 

Hasta el estremecimiento del ala un búho

Moviéndose a través de las estrellas

El escucha perfectamente…

 

Al fin en agua baja se pone en pie,

Recordando sus pesados pies.

 

Ahora salpica a través de los campos de juncos celestiales

Y los innumerables estanques del amanecer…

 

A sus espaldas hay veinte diosas diminutas

Lavando sus vestidos en las olas.

 

Y las palomas en el bosque

Aplaude despierto cuando camina.

 

 

 

 

Madre

 

Estoy esperando a una lechuza común.

Manteniendo intacta mi paciencia

Para una criatura blanca mucho más tranquila

Hecha de puntales de cometa y cuchillos.

 

Esperando un poder

Apareciendo solo cuando esta la niebla en flor

Y las arañas cierran todas las rutas hacia los campos.

 

Con los dedos del anochecer que se flexionan lentamente

Viniendo más lentamente, dolorosamente vivo.

 

¡Fuera de alcance! Fuera de alcance!

Ella trabajará su turno

Como un mecánico que desengancha un auto de manera experta sin que parezca,

 

Tirando de los cordones de sus alas

Como dos velas rígidas.)

 

Estoy esperando a una vieja reina deshilachada

Para caminar hacia esa ventana:

 

La que brilla como la luna

Pero caga en las paredes,

Ella cuya casa no tiene libros

O baño.

 

La que mira a su hijo muerto

Y nunca arregla

Su ropa de cuna carcomida por ratas…

 

Esperando a la madre trabajadora

Posee esos huesos plumosos.

 

Algún tipo de aversión a la luz

Para enseñarme su mansedumbre.

 

 

 

-Poemas de Un paseo por el Severn

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*Pablo Queralt. Es médico y poeta nacido en Buenos aires donde reside. Es curador de poesía y organizador del Ciclo de Poesía en la Biblioteca en San isidro y creador y curador del Festival de Poesía de San isidro, fue colaborador del suplemento cultural del diario El pregón de Jujuy y diario punto uno de Salta, en el diario digital Jujuy al momento, en la revista digital merece una reseña y administra yvespoetryclub. blogspot.com. Publicó los libros de poesía : en España :Coca( Zaragoza, España), La piscina( Palma de Mallorca, España), Biosfera del amateur (Oviedo, España), y en Buenos aires : Cansancio de lo escrito, Un seductor mañana, La flecha de Agustín, Primer paso, Reescritos infinitos, Pueblo de agua, Crack, Escribí mi nombre, Late, 89Golpes y un whisky, El Padre, Pájaros en palabras, Pavarotti, Laleblan, aves del paraíso (Toulouse Francia), Poema de la nieve, Jazz, Perfume animal, Cocineros, Ser y ser visto, Nací en el cine, Ópera, Partes de la escena. Raros sentidos, su Obra Reunida 2001/21 y Mi casa siempre fue la poesía. Sus poemas integran la antología Federal de poetas de la provincia de Buenos aires. Tradujo a Yves Bonnefoy, Alice Oswald, Thomas Hardy, D.H.Lawrence, Amy Lowell, Christophe Mannon, Charles Reznikoff y a Thom Gunn, entre otros.

 

Alice Oswald La poeta Alice Oswald se formó como clasicista en el New College de la Universidad de Oxford. Venerada como una de las principales poetas e ... LEER MÁS DEL AUTOR