Alfredo Fressia. Yo sé que merodea

Presentamos dos textos claves del destacado poeta uruguayo.

 

 

 

Alfredo Fressia

 

SUPERVIVENCIA

Me senté en el jardín,
al fondo de la casa,
con un libro en la mano.
La primavera trajo
el primer caracol,
lo vi subiendo el tronco
del jazmín con su casa
a cuestas, su refugio
(carbonato de calcio,
me explicaron un día).
Subía el caracol
mientras yo recordaba
que una pizca de sal
podría disolverlo.
Me puse a leer vidas
de héroes antiguos
que dejan sus ciudades
para conquistar otras.
El libro describía
el grosor del escudo,
siete pieles de buey
protegen de las lanzas
pero no impedirán
el desquite inminente
del odio de los dioses,
la condena al exilio,
la tentación del fin.
Volví a entrar en la casa
y escribo este relato
en versos heptasílabos,
que parece un poema
y es sólo un amuleto.
Tiene forma de escudo
grabado en carbonato
con héroes en refugio
para sobrevivir
a otra primavera
entre las siete sílabas.

 

 

 

YO SÉ QUE MERODEA

Merodea, yo sé que merodea,
que viene desde antes de la infancia
y brilla en la luz fría de un ocaso.

Merodea, sus pasos no se oyen,
nace y muere en la noche de Saturno,
trae en su insomnio luna y terciopelo.

Yo presiento sus pasos sigilosos,
son huellas en la arena de una playa
sin arena ni límites ni huellas.

Merodea también en la esperanza
incierta como el día de la fuga
del prisionero de una celda aciaga.

Y merodea en las palabras ávidas,
las que arden certeras en la herida
y entran recto como una hipotenusa.

A cada nacimiento merodea,
vela tu sueño junto a las cenizas
de tu madre dispersas en el tiempo.

Y si llega el olvido de ala azul
y pasan días mansos como bueyes
sin otro gozo que acercarse al fin,

merodea, verás que merodea
sin peso y gravedad, como el destino
ya cumplido a la hora señalada.