Diario de la ceniza
(Traducción al español de Eleonora Finkelstein)
DIARIO DE LA CENIZA
¡Oh cielo, cielo, tu soñarás conmigo!
No es posible que te quedes ciego
y quemes el día, como una página en blanco:
¡Un poco de humo y de ceniza!
Ósip Mandelshtam
1
Durante meses hablando de paz y sabemos
muy poco. Entre espinas, hierba alta, hormigas
y un bosque en llamas. El hecho de haber
dormido mal me deja expuesto a ideas
peligrosas. Descuido los colores de las hojas
y del ocaso, el vuelo alegre de las golondrinas.
2
Llevamos horas caminando y todo este espacio
alarga la vista, nos lava por dentro. El pasado
fluye en el río, permanece la forma de un día
que nunca surgirá porque huye de un puñado
de estrellas. Puedo aferrarme a tu mirada
y luego, de un lago de cenizas, extraer el azul.
3
Hace años medito en lo que piensas y sé muy
poco. Las palabras son una manía de otros tiempos
pero resisto pegado a la corteza de la costumbre
al horror del vacío, del abismo. Me gustaría
que me regalaras un secreto, cualquier cosa pero
no esta fría sonrisa que me mantiene a raya.
4
Cabizbajos por calles retorcidas, desiertas
por escaleras oblicuas que alcanzan
las estrellas y allá arriba paseamos y la hierba
de las nubes nos acaricia los pies. Las manos
son hojas con el olor del alba cuando
se despliega con calma sobre cumbres nevadas.
5
Espero que la oscuridad se encienda y me posea
la nostalgia de ti que arrojas alegría en el aire.
Busco la paz y el ruido atraviesa las paredes.
¿Dar un sentido a las piedras que lanza un loco
en el pozo de la memoria? Sale el sol:
magnífico observarlo como la primera vez.
6
¿Puede un mal antiguo curar las heridas?
Trabajas duro y ninguno se da cuenta:
alivia el peso o te hundirás en el pantano.
Uno se pierde y en el espejo hay un niño
triste, lleno de arrugas. El sueño es un viaje
bajo un volcán, un abismo donde sumergirse.
7
El río primitivo fluye entre pilares, abate
barreras. Voy a construirte una viña, un huerto,
una casa. Bajo la corteza arde la angustia,
el sol guiña un ojo y me quedo impresionado
por la atención que me dispensa. El viento alienta
la valentía, dispersa el polvo de estos días.
8
¿Hacer algo? Un brillo cegador
y el morado oscuro de la montaña con la casa
bajo el pueblo donde vivimos momentos
que duraban meses. Ahora somos perseguidos
por una avalancha, hace días que no salimos
y solo hablamos lo estrictamente necesario.
9
Sobre el volcán columnas de nubes cargadas
de ceniza, por eso estamos atrincherados
en la casa. Suena el teléfono: – Hola, ¿qué tal?
– No tan mal, un poco a contramano, ¿y tú?
– Bien, he terminado mi novela. ¿Y tú?
– Borro mucho de lo que he escrito.
10
Escampa y es lindo contar con la sonrisa del sol.
Un pedazo de alegría toda nuestra donde plantar
árboles, verlos florecer. Gorjea el ruiseñor
parece un desafío, ¿quién empuja hacia la cerca?
Espera: sí, palabra difícil de pronunciar
porque hace décadas sabemos que nunca tendrá fin.
11
Si me río es porque lloré toda la noche
y el día tiene su parte de locura. Los pájaros
no fallan una nota si los escuchas, su
canto es perfecto y saludable aunque, a veces,
aburrido. Resistir era el objetivo prioritario
ahora somnolientos enfrentamos la ceniza, el humo.
12
Entre nosotros un muro de sombras que cruzar
a nado y solo, una brazada detrás de
la otra y entonces escribo este diario para no
romperme y desaparecer. De ninguna manera quieres
hablar de eso y frente al volcán en erupción
avanzamos (encerrados en casa) como si nada pasara.
Inéditos en castellano: traducción de Eleonora Finkelstein. El original en lengua italiana fue publicado por primera vez en la revista web Fili d’aquiloni (Número 55 – mayo/agosto 2020).