En caso de emergencia
Retrato de mi abuela
Mi abuela vive en lo oscuro
pasa horas infinitas mirando al techo
Dice que le duele el dolor
arrastra sus temblores junto a la silla de ruedas
a veces se olvida de su nombre
Sus manos se agitan al comer
recuerdo que una vez me alimentó
que me limpió la boca
y me enseñó palabras
todo lo hizo muy firme
estuvo viva para que yo viviera
No soy buena cuidándola
me asusta su tristeza
Temo envejecer con tanta angustia
mirarme en un reflejo
verme como ella
preguntarme dónde están mis hijos
y no poder llorar de la vergüenza
Marina
nunca ha visto el mar
siempre evitó los viajes y el amor
se fue quedando muda cansada de escucharse
entre la soledad de las pastillas
La miro desde lejos
como a una extraña
Se mece entre sus dedos la camándula
el olor de lo que muere la corroe.
No comprendo la inclinación de la balanza
quién le ofrendó su peso
cuándo vendrán por ella
dónde guardaron
bajo llave
su alegría.
La frontera no existe
La frontera no existe
no es posible decir: esto es la vida
allí empieza la muerte
donde crece el fruto la raíz se pudre
los que nacen se rodean de moscas
sobre los cadáveres crecen las flores
La muerte vibra
necesita alimento, llena sus fauces afiladas con belleza
la piel cambia, el río mengua, el hueso cruje
mis ojos se cierran para verte.
En caso de emergencia
La psiquiatra te pide que hagas un listado
con todos los nombres de la gente que puedes llamar en caso de emergencia
Descartas con rapidez:
los que te consideran normal, porque te ven sonreír y leer con perfecta dicción
las que usan diminutivos con tu nombre, pero solo te conocen en fotos
con quienes firmas contratos
a quienes traicionaste antes de tiempo
los que se alegrarían de verte en una ambulancia
las compañeras de oficina
los demasiado felices o distraídos para interrumpir en las madrugadas
los que usan perfumes empalagosos
Estás cansada de involucrar a mamá, también la tachas
tu hermana no te habla hace más de dos años
tu mejor amiga vive en Turquía
tu pareja está teniendo sexo, con una mujer de larga cabellera negra
a quince horas de distancia en avión
mientras escribes estas palabras como incendios, en una cama, donde solo cabes tú
Te quedan los nuevos amigos, que no conocen la profundidad de tu abismo
te queda la mujer a la que le alquilas una habitación, pero solo dices hola y hasta luego,
no puedes decir auxilio
te quedan los amantes, que no quieres espantar con el horror de lo cierto
te quedan los gatos que perdiste por dejar ventanas abiertas
te quedan los muertos con quienes conversas sin fatiga, sin esperanza
Te queda una hoja en blanco
en caso de emergencia.
*Poema ganador del Mundial de Escritura, Buenos Aires 2023.
Noticias de última hora
Esta mañana alguien abrió la ventana
y estiró su mano para llenar de arroz el aire;
17 torcazas comieron
A las 9 y 30 bajo la lluvia, un señor invitó a un
total desconocido a compartir su sombrilla; los
dos se rieron del mal tiempo
La chica del restaurante le sirvió doble porción
de pastel a la niña que escuchaba la pelea de sus
padres
Un taxista le regresó la billetera a una anciana
olvidadiza
En el jardín infantil, Diana le regaló el color violeta
a Manuela para que terminara el arcoíris
Desde una fila del bus, una mujer le sonrió a otra
mujer que lloraba
Un vecino le dio de comer a un gato callejero
Juan escuchó una canción y cantó en voz alta;
en el fondo del salón rieron 6 personas
Un perro espantó a una bandada de pájaros
que cruzó el cielo amarillo
Entre las grietas del pavimento
creció una brizna de pasto
Desde el edificio más bajo
se pudo ver un puñado de estrellas
Nada de esto dijeron las noticias
La Tierra siguió girando en torno al sol y millones
de latidos palpitaron en los cuerpos
Una corriente silenciosa de milagros
atraviesa las horas cada día
parece que nadie se entera
Seguimos en un mundo terrible y abismal
nos dicen en la televisión
dos personas que después del trabajo
salen a comer juntas y se abrazan en la noche.
Compartir el dolor
A Nathalia Arango
Mi mejor amiga y yo menstruábamos juntas
compartir el dolor
es la mayor forma de intimidad
Nos mirábamos la cara triste
el vientre hinchado
y aferradas a un helado
llorábamos la imposibilidad de ser distintas
Todos los hombres nos quebraban la calma
nos preguntábamos mil veces
si la sangre se notaba
queríamos ser discretas
pero alzábamos la voz en un aullido
Ella se fue a Estambul, descifra los sonidos de otro idioma,
se cubre de aromas ajenos, el sol la encuentra primero
Yo permanecí en la misma calle, con el calor prometido
y la misma luz en la ventana
A veces nos escribimos
para recordar que seguimos siendo iguales
Las distancias pesan lo mismo que el cariño
y en un asombro infantil nos damos cuenta
que seguimos sangrando juntas
el lenguaje del cuerpo nos enlaza
las fronteras que cruzamos las desdibuja el viento.
La vida es el poema
A papá
De alguna manera todo se ha convertido en una metáfora
la vida es el poema
y yo busco
como quien hurga la tierra
y solo encuentra más tierra
Cada hoja seca, cada borde despicado de un vaso,
cada latido de lo inerte
tiene tu nombre
me llamo igual que tú
vives en cada intento de mi olvido
Mi dolor es un templo
en el que entro con los pies descalzos
me acuesto sobre el suelo y miro los arcos, los vitrales,
las estatuas de sal que edificaste
para que yo conociera los rostros de la ausencia
Todas las palabras son débiles ante la muerte
la muerte es el mayor de los silencios
Tendríamos que inventar un lenguaje que anteceda a lo humano
como los animales que se buscan para sentir calor
Estuve recostada en tu pecho, antes de que todo existiera
Te he llevado al fuego y eres nada
tus cenizas pesan lo mismo que el viento
Te busco en todos los lugares a los que nunca iremos juntos
el futuro es la confirmación de que no existes
Ya se ha ido la rabia
y estoy sola
Me estoy rompiendo las manos al escribirte
pero te encuentro en estas letras
Inútiles y sagradas
como tu muerte.
Un bálsamo que apacigua a las bestias
Esperar es un verbo complicado
la silla de mi izquierda es el vacío
el conjuro se rompe
En el fondo hay luces y una orquesta
el lamento del chelo es una herida
rodeada de agua
peces de mil colores me atraviesan
su traslucida danza hipnotiza la noche
Hay algo irreparable, irrepetible
en este instante que muere
tu nombre es un incendio en mi memoria
invoco al dios de los olvidos
la música es un bálsamo que apacigua a las bestias.
*Poema ganador del Concurso de Poesía de la Casa Silva, Colombia (2023)