Una precoz ausencia en un espejo de cenizas
LA EXTINCIÓN DEL SILENCIO
Quién dirá
lo que callen mis palabras
lo no nombrado
Carlos Vitale
después
a dónde ir
que no sea
a los densos territorios
de la anti-memoria
qué nos espera
más allá
que no sea
la mirada dispersa
que oscila en la argucia
de la araña
qué silencio
de silencios
nos aguarda
con lujuria
en la orfandad
de la fugada sangre
pienso en estas cosas
anclado en un tiempo
sin palabras
ataviado de imágenes convulsas
mientras me borra serenamente
el espejo
ONTO(I)LÓGICA
Aquí mi presencia remota grita incesante, buscándome
Hugo Mayo
I
yo estoy
no estoy
tal vez
ahora
tal vez
nunca
ciego
de caminos
mudo
de horizontes
sordo
de estaciones
acechado acechando
ruidos ajenos
cosas redivivas
en la contrahechura
del mundo
impertérrita materia
en las pupilas inhabitables
de un dios dormido
II
yo estoy
no estoy
tal vez
ahora
tal vez
siempre
presente
ausente
transparentado
de resquicios
en la cima
de los infiernos impolutos
desvencijado de orígenes
yerto de neblina
y miradas fracturadas
hediendo a sueños ultrajados
y huellas estériles
bañadas por un silencio asesino
hostil a los misterios
III
yo estoy
no estoy
tal vez
ahora
tal vez
nunca
tal vez siempre
incendiado de jamases
en el rumor del ser
extinto de perennidades
en la boca del eclipse
IV
a veces soy
otras apenas llego
anegado
a un espejo de cenizas
mi alma pugna
su irrealidad
en el laberinto
de mi nombre
ANTIODA A LA NECRÓPOLIS DE RÍO PIEDRAS
a Guillermo Iranzo
en los escombros
de tu pasado
las heces de los mendigos
bautizan la oquedad
de tu memoria
como si nacieras de nuevo
esta vez para la muerte
tránsfuga de lágrimas
ínclita de cenizas
percudida de librescas sombras
atiborrada de graffitis tendenciosos
que en su humilde prelatura
nada pueden redimir
que no sea el acre silencio
que se empoza eternamente
en tus calles
y en el divagar lentérrimo
de un poeta errabundo
que se ha quedado sin poesía
YO
En la memoria hay árboles
aferrados al polvo
Francisco Hernández
desde qué puntos cardinales
armo el mapa avieso de mi memoria?
bastaría con juntar con vehemencia
el norte
el sur
el este
y
el oeste?
es posible edificar
una geografía de espejos ruinosos
sedientos de voces y de cuerpos?
hay murmullos que escapan
por el borde invisible de las horas
una lluvia de agonías moja las raíces
del aquí y del allá
del todo y de la nada
si el giroscopio se doblega
ante el fogonazo de sombras
que azota mi mente
cómo extraer con éxito la semilla del tiempo
me asomo por la ventana de ceniza
para abrazar las palabras oscuras
que perpetúan mi propia lejanía
ceñido al polvo
despierto al silencio
LECTURA DEL VACÍO
para Emilio del Carril
sobre esta sombra
edificaré la sombra de otra sombra
un convulso éxtasis de ser
que da pábulo a la precoz ausencia
es allí donde se pudre la veladura
de los espejos olvidados
en una tempestad de parquedades
hasta aquí
la escritura procaz de la página insomne
donde nadie me leerá hasta el infinito