Ahmed Al-Mulla

Aquella cicatriz

 

 

(Selección de poemas y traducción del árabe al castellano por Khédija Gadhoum)

 

 

 

 

Árbol Colombiano

 

Me parezco al insomnio

me desconcierta encontrarme con el sueño

e igual a tantos arquetipos como yo, de día y

de noche nos dirigen los cambios

como si el mismo lugar estuviera entre dos moradas

como si estuviéramos fluyendo en un río en el que no crecimos.

 

No se aflija, compañero mío de noche

ningún demonio nos ha hechizado y

tampoco somos unos malditos.

Aún llevamos nuestros espíritus ancestrales

aquellos espíritus que deberían sosegarse con nosotros

antes de que se acuerden.

 

Si fuera usted como yo

estaría confundido su sueño en esta precisa parte del mundo

entre los continentes de Asia y África

y estaría cortado su lazo con la noche

por lo tanto, no se deje engañar por los médicos y sus recetas

y no confíe en los videntes y los brujos,

usted sólo necesita dirigirse al otro lado del universo

a Colombia, como yo hice

donde descubrí que era un árbol muy antiguo en “Medellín”.

 

Usted tiene que volver adonde estaba una

vez,

volverá a leer en su libro

volverá a sembrar una planta y regarla siete días

con el agua de su corazón

hasta que se vislumbre su primera flor,

entonces tendrá que volver a la idea original y,

tratar de entender lo que pasó antes

de llegar aquí,

después regrese a su casa y duérmase

tranquilo tanto como le apetezca

y sus sueños nunca estarán impregnados por ningún pánico

luego tendrá usted que recoger las hojas del árbol

que una tras otra está cayendo en su sueño más profundo

y así podrá apoyar su cabeza en el otro lado de la tierra

para escuchar su historia ancestral

una historia conmovedora y misteriosa

la historia de un árbol que seguirá sus pasos

un árbol que se conservará igual, sin arrepentirse.

 

 

 

A punto de suceder

 

Algo está

a punto de suceder:

el mar está planchado

y a diferencia de su hábito

las gaviotas están alteradas

con los ojos fijos en el cielo acechan

los árboles en ambos costados de la carretera

los perros ladran a los faroles

una estrella fugaz cruza y perece

sus presagios graznan invisibles los cuervos

un niño solitario llora en un balcón

una ambulancia se acerca con su sirena

los rayos por la mitad parten el desierto

un auto a toda velocidad chirría con sus frenos

la migración de las aves en bandadas

las flores marchitas

la caída de las lánguidas hojas de los árboles

el atranco repentino de las puertas y las ventanas

el eclipse de las luces

el silencio detenido sobre una pierna

el aullido del viento

una señal de precaución perdida en la calle

los gritos de las madres

oscuridad.

 

En un abrir y cerrar de ojos

una mariposa se posa en sus hombros

al revés aguardan sus zapatillas.

 

Usted se da vuelta

como si alguien le estuviera llamando.

 

Algo está

a punto de suceder.

 

 

 

Déjà vu

 

He venido de allí,

de una escena de su imaginación

que aún no ha sucedido.

He venido de donde usted tampoco

sabe que está allí

he venido de una época semejante

que usted nunca la va a conocer y

sólo será revelada en un secuestro

igual que el de ahora;

mientras se suicida el narrador.

 

He venido a comunicarle una oración hurtada

para que usted la interprete tal como se le antoje.

 

He venido parco con mi epístola

si usted la abriera no encontraría ningún mensaje,

sólo hipótesis gemelas en parentesco y confusión.

 

De pronto se cierra de nuevo la escotilla

me llevo mi fracaso y regreso de dónde vine

sin poder divulgar el secreto:

no se deje tentar por las dudas

destruya esa carta

no espere ningún mensaje

ni destino hacia donde anhele escaparse.

 

 

 

Canción de amor latina

 

“Si tan sólo pudiera escaparse

venga a mí, acérquese,

agáchese la cabeza en esta canción

porque está esperando su regreso un francotirador

en la puerta de su casa,

le está apuntando ahora mismo,

bájese la cabeza para que pueda pasar tranquilo y

para que se reparta por otro lado el plomo de las balas,

mantenga la noche en alerta y en guardia,

como había sucedido anteriormente en esta canción,

a salvo estaba su vida en la oscuridad”.

 

Podría haberla escuchado entre susurros por

detrás de las rejas,

o, haberla leído como si fuera un mensaje en una botella

que cruzó el océano,

mientras me saludaba pidiendo socorro

entre dos continentes.

 

Vine a buscarla,

con miedo volteaban las casas

resguardaban sus propios callejones y

les rogaban a sus habitantes,

estas casas no fueron construidas para dormir,

sus entrañas carecían de amor

estas casas fueron construidas por el ansia

de llorar en soledad.

 

Puede que en las alturas un halcón esté sobrevolando

en cámara lenta, a la hora de preguntarme, y

luego desvaneciéndose ante los ojos

invisibles de los transeúntes

que siguen caminando con los oídos tapados y

ajenos a los gritos tatuados en las paredes.

 

Quizás la haya secuestrado un río entre

sus letras

quizás la haya arrastrado sin saber adonde,

y le haya soltado las manos antes de llegar río abajo

para que su cuerpo se llene de gritos de los ahogados,

un cuerpo derrotado por tantos tambores de la guerra.

 

Puede que se haya ido cuesta arriba

despojada de sus dos alas,

para darse un breve paseo a escondidas entre

dos casas,

para poder fumar la siempre viva.

 

Deje que el baile le reconforte, esté donde esté

para que no se revele el dolor de sus hombros tatuados,

Déjese remozar con el abrazo del saxofonista roto,

cuando más se arqueaba, más tiempo tardaba en

curarla,

aquel portaaviones de guerra que llevaba en

la espalda

mientras paseaba en la plaza,

un vagabundo a la espera de un cuadro incompleto

que por casualidad salió publicado en el diario,

quien perdió un brazo mientras saludaba con sus restos y una

risa diciéndoles, Salud

a los borrachos atrapados en sus metáforas bajo

el yugo de una tragedia de cobre,

a otras chicas que están tejiendo sus

propios hilos en colores atados en lo más alto

de sus muslos.

 

Saco mi cabeza de la caja fantástica de

los espectáculos, y no la encuentro,

el amarillo está enojado con el árbol

el marrón es un soldado a quien le dieron

de baja,

y el azul está agotado de tanto recordar.

 

No me desesperaré cuando tenga que huir de los

engaños de su silueta en ese ceñido balcón,

un perro anda cojeando en el techo,

una canción latina está tumbando las puertas,

una montaña consiente visitas a través de los cristales,

sus piedras son testigos de los desaparecidos y los

asesinados.

 

Frente a todo lo que está pasando

sólo un extranjero como yo se sentiría tan desorientado.

 

8 de junio de 2020

 

 

 

 Aquella cicatriz

 

Se despierta y delante de cada espejo que transita,

examina su mejilla en busca de ella.

Indudablemente se trata de una huella conocida casi

tatuada.

Intenta averiguar su origen. Ese

infortunio que la mantuvo tan visible.

No se acordaba de las causas pero la huella permanecía.

 

Su cicatriz lo cuenta todo a medida que se ahondaba por

debajo de los ojos, y poco a poco se habían ido desgastando

sus rasgos hasta que la cicatriz alcanzó dominarlo entero,

borró su nombre e inmortalizó su apodo que sólo por él se le conoce.

 

Cada vez que intentaba recordar sus motivos, se ponía intransigente, la

escondía con su extensa barba y su rostro giraba hacia la derecha.

 

La cicatriz lo perseguía en cada imagen reflejada en cada espejo,

en todas las miradas que se fijaban en él, que volteaban para volver

a mirarlo.

 

Ya no se conoce a si mismo sin ella, se despierta y se toca el rostro aún

sin encontrarla. Busca armarse de paciencia y perseverancia.

 

La cicatriz es una oración completa y bastante exigente. Aún

le falta tiempo para alisarse. Él no podía recordar dónde la había leído,

en qué libro y en qué pared.

 

La cicatriz lo aflige, cada tanto se la rasca, y con frecuencia se esconde detrás de ella.

 

Esa cicatriz,

que está buscando con una sonrisa ansiosa y desconfiada,

cada vez que se caía de bruces.

Ahmed Al-Mulla Es poeta, escritor, guionista y dramaturgo del Reino de Arabia Saudita. Su prolífica obra literaria y cultural consta de once poemarios pub ... LEER MÁS DEL AUTOR