Agustín Acosta y Bello

(Matanzas, Cuba, 1886 – Miami, EE. UU., 1979). Abogado, periodista, ensayista, político, promotor cultural, escritor infatigable, pero “sobre todas las cosas quiero ser poeta”, fueron sus palabras para autocalificarse con la sutil humildad que lo caracterizó.

Perteneció a la primera generación de renovadores de la poesía en el Siglo XX hispanoamericano, con su libro Ala (1915) desde donde asentó su dominio estético, sus maneras de construir sentimientos y palabras, delineó sus principios éticos y dejó establecida la correspondencia de existente entre su fe cristiana y el mundo que lo rodeaba. Renovador y renovándose, vuelve a sorprender con La zafra (1926), considerado el libro más importante de la década del veinte, que definitivamente lo colocó entre los poetas latinoamericanos más conocidos, y le dio el sobre nombre con que las nuevas generaciones lo conocerían: “el poeta de las carretas”.

Más de una treintena de libros de poesía, ensayos, artículos y correspondencia, publicados y sin publicar integran el patrimonio literario de este hombre que fue declarado en 1955 como el “Poeta Nacional de Cuba”.