Adrienne Rich

Fenomenología de la ira

 

 

(Traducción al español de Myriam Diocaretz)

 

 

FENOMENOLOGÍA DE LA IRA

 

VII

 

De pronto ya no me parece

viable este mundo:

tú estás ahí fuera quemando las cosechas

con un nuevo sublimado

Esta mañana dejaste el lecho

que aún compartimos

y saliste a esparcir impotencia

por el mundo

 

Te odio.

Odio la máscara que llevas, tus ojos

que fingen una profundidad

que no poseen, que me arrastran

hasta el antro de tu cráneo

el paisaje de osamenta

odio tus palabras

me hacen pensar en falsos

bonos revolucionarios

crujiente imitación de pergaminos

en venta en los campos de batalla.

 

Anoche, en este cuarto, llorando

te pregunté: ¿Qué sientes tú?

¿Sientes algo?

 

Ahora, en la contorsión de tu cuerpo,

mientras defolias los campos que nos sustentaban

tengo tu respuesta.

 

 

 

VEINTIÚN POEMAS DE AMOR

 

III

 

Porque no somos jóvenes, las semanas han de bastar

por los años sin conocernos. Solo esta extraña curva

del tiempo me dice que no somos jóvenes.

¿Caminé por las calles en la mañana, a los veinte,

con mis miembros sobrecogidos por un más puro regocijo?

¿Me asomé desde una ventana en la ciudad

escuchando al futuro

como lo escucho aquí con nervios afinados para tu llamada?

Y tú, te aproximas a mí con el mismo tempo.

Son eternos tus ojos, verde destello

de la hierba inocente del inicio del verano,

berro azul verde salvaje refrescado por la vertiente.

A los veinte, sí: pensábamos vivir para siempre.

A los cuarenta y cinco, quiero conocer hasta nuestros límites.

Te acaricio sabiendo que no nacimos mañana,

y que de algún modo, cada una ayudará a la otra a vivir,

y en algún lugar, cada una debe ayudar a la otra a morir.

 

 

 

VIII

 

Me puedo recordar en Sunión hace años,

adolorida con un pie infectado, Filoctetes

con forma de mujer, cojeando por el largo sendero,

recostada sobre un promontorio junto al oscuro mar,

mirando hacia las rojas rocas donde una silenciosa onda

de blancor me reveló el romper de una ola,

imaginando la fuerza de aquella agua desde esa altura,

consciente de que el suicidio deliberado no era mi oficio,

pero en todo momento cuidando, midiendo esa herida.

Bueno, eso se acabó. La mujer que apreciaba

su sufrimiento ha muerto. Yo soy su descendiente.

Amo la piel cicatrizada que de ella heredé,

pero quiero continuar contigo desde aquí

luchando contra la tentación de hacer carrera del dolor.

 

 

 

XV

 

Si reposé contigo en aquella playa blanca, vacía,

agua verde pura entibiada por la corriente del Golfo,

y no pudimos permanecer recostadas en esa playa

porque el viento lanzaba arena fina contra nosotras

como si estuviera contra nosotras

si intentamos resistirlo y fracasamos—

si nos trasladamos a otro lugar

para dormir abrazadas

y las camas eran estrechas como catres de prisioneros,

y si estábamos cansadas y no dormimos juntas

y descubrimos esto, entonces esto es lo que hicimos—

¿fue nuestro el fracaso?

Si me aferro a las circunstancias podría sentirme

no responsable. Solo la que dice

que no eligió es la perdedora al final.

 

 

 

PODER

 

Vivir     en los sedimentos de tierra     de nuestra historia

Hoy un azadón reveló de un terrón de tierra desmoronada

una botella     ámbar     perfecta     un remedio centenario

para la fiebre     o la melancolía     un tónico

para vivir en esta tierra     en los inviernos de este clima

Hoy leía sobre Marie Curie:

debe haber sabido que enfermaba     de irradiación

su cuerpo bombardeado durante años     por el elemento

que ella había purificado

Al parecer negó hasta el final

la fuente de las cataratas en sus ojos

la piel quebrajada y supurante     de la yema de sus dedos

hasta que no pudo asir     una probeta o un lápiz

Murió     como mujer famosa     negando

sus heridas

negando que

sus heridas     provenían     de la misma fuente que su poder

 

(1974)

 

 

 

DIVISIONES

 

II

 

Creo que elijo algo nuevo

no sufrir inútilmente     no obstante     sentir

¿Memoriza el niño el cuerpo de la madre

y lo crea en su ausencia?     ¿O simplemente llora

una soledad primigenia?     ¿El lecho del río

un día     desviado     en duelo     recuerda la humedad?

Pero nosotras, nosotras vivimos tanto en estas

configuraciones del pasado      elijo

separarla     de mi pasado no compartido

elijo no sufrir inútilmente

reconocer el dolor primigenio cuando me acosa

enfocando mis ojos con su lúgubre antorcha     y borra

su singular ser     los detalles de su amor

no me dejaré escindir     de ella ni de mí misma

por mitos de separación

mientras su mente y cuerpo en Manhattan están más

conmigo

que el olor a eucalipto ardiendo con frescor en estas colinas

 

 

 

III

 

El mundo me dice que soy su criatura

los ojos me hurgan     las manos me estrujan

quiero ir a paso lento hacia ella como refugio     recostar

mi cabeza     en ese espacio     entre su seno y su hombro

renunciando al poder por amor

como lo han hecho las mujeres     o esconderme

del poder en su amor     como un hombre

rechazo lo dado     las divisiones

entre el amor y la acción     elijo

no sufrir inútilmente     y no utilizarla

elijo amar     esta vez por fin

con toda mi inteligencia

 

(1974)

 

 

 

 

-Adrienne Rich
Antología poética (1951 – 1985)
Selección y traducción de Myriam Diocaretz
Colección Visor de Poesía
España, 2020

 

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Adrienne Rich (Baltimore, 1929-California, 2012). Fue una de las poetas estadounidenses más influyentes del último siglo. Con una voz atrapante e inconf ... LEER MÁS DEL AUTOR