Abel Sandoval

“Cantos deshojados” y otros poemas

 

 

 

 

Los desventurados de este suelo

I

Viento te llamo

Desde el regazo inescrutable de la memoria

Donde este pan recogido

Enamora la palabra

Que en horas de cansancio como.

Ahora invoco tu presencia

Que viene libre

Por los campos de maizal

Otrora bosque desnudo

Donde retozaban las aves

Que hoy pululan por las ciudades

Y avenidas de granito.

Viento: sur-norte-puelche-travesía

Te invoco en esta hora

Para escuchar de ti

La palabra imperceptible

Aquella que perdimos

Cuando éramos

Sueños de amor amanecido.

¡Viento!

Te llamo desde mi regazo

Donde mi memoria

Sigue siendo fiel al juramento

Que mis labios musitaron

En horas de amor compartido.

***

II

El trueno violento se escucha en la cordillera

Y el rugir del viento

Entre los árboles

Se hace palpitante.

Un destello de luz

Atraviesa el negro espacio

En tanto el trueno arremete con violencia

Las horas y hogares campesinos.

Una sacudida brutal pasa afinando

Instrumentos desconocidos

Que solo el viento sabe ejecutar.

Respira la noche

Y mis nervios palpitan

Entre la emoción y el miedo

De las violentas alucinaciones

Que el trueno despierta en mí.

***

III

Soñé de nuevo

Con las sombras del pasado

Con las montañas de Corcovado

Donde los pájaros, alegres

Saludaban mi mañana

Y la lluvia era

Por ese entonces

Invierno con sol abierto

Y mi boca, muda

Lámpara de luz interior

Y mis pasos

Caminos desandados de cansancio.

Viajo por el laberinto

Como un niño

Que por vez primera

Contempla la nieve

O el oleaje furioso del mar

En tanto mi lengua

Balbucean signos ciegos

Que busca la llama clara

De la palabra perdida

Que da vueltas en mi cabeza

Y que por esos días

Bailaba oculta su danza libertaria.

***

IV

Esta noche se hace triste

En mi memoria

Y una luz se apaga

A la vista de aquellos

Que me dejaron tirado en el silencio

Arrimado a mi propia voz

Que oculta relampaguea

Como si fuera noche de tempestad.

Los que caímos en esa noche

Vivíamos y soñábamos

Como aves libres

Cantando canciones

Que la razón y el tiempo

Desdibujó una mañana

En que otros sones

Y otros cánticos

Nos despertaron furiosos

Con sus risas de demonios

Y aullidos de perros enfurecidos.

Era sin duda la hora de la tempestad

La hora de la maldad desatada

La hora de la sinrazón

De todos nosotros

Los desventurados de este suelo.

***

 

JUEGOS

Primer juego

1.- Si todas las calles del mundo fuesen azules

El aire de las ciudades sería puro.

2.-Si todo el mundo fuese puro

Las calles de las ciudades serían azules.

3.- El mundo no tiene las calles puras

Las ciudades no tienen el mundo azul.

4.- El hombre puro no camina solo

Lo acompaña la polución de sus inventos.

5.- El hombre no se viste de azul

No transita por las calles.

6.- El hombre corre por el mundo

Y no encuentra el aire puro de las calles azules.

***

Segundo juego

1.- Si todo el mar fuese verde

Los peces degustarían las espumas.

2.- Si todas las espumas jugaran con el viento

El mar tendría sueño de peces.

3.- Si todos los peces fuesen verdes

El mar sería una esmeralda.

4.-El mar no es todo verde

Las espumas no son peces.

5.- Solo se compara el mar

Con el beso luminoso de tu boca.

6.- Y con el amanecer de tu pasión

Desatada en los peñascos de las estrellas.

***

Tercer Juego

1.- Si la vida fuese todos sueños

Los hombres seriamos eternos niños.

2.- Si los niños fuesen sueños de la vida

La vida sería eterna en el hombre.

3.- Pero, la vida del niño no es un sueño

Y el sueño del hombre no es la vida.

4.- Lo eterno de la vida es el sueño

Que ningún hombre alcanza.

***

CANTOS DESHOJADOS

II

Furiosamente miro los días

y me veo rejuvenecido

en el trino de los pájaros

que sobrevuelan la soledad

en esta hora impaciente de tristeza

ante tanta lápida sin flores, sin deudos

donde los humanos resignados lloramos.

Recordando el tiempo de las avutardas

que nos habitaron y se fueron y nos quedamos

solos, incalculables, inundados de silencio,

abrumados ante tanta cifra y palabra incierta.

Plena de agoreros, anunciando el final

bajo la corona omnipresente del virus todopoderoso.

¡Ah!  la inocencia de los inocentes que reímos en secreto

ante la prisa del mundo que aquietó su marcha

dejando su respiración entrecortada

entre los veranos, los otoños, y los inviernos.

Furiosamente beso y besamos el dolor

en esta hora de cuarentenas amargas,

de abrazos añorados, de caricias deshojadas,

en el desamparo total,

aunque las redes me mantienen atado

a la virtualidad de tu presencia

y te veo desde esa realidad

añorando el aroma de tu cuerpo

que me recuerda la primavera

donde corríamos como locos

amándonos, acariciándonos,

y los pájaros con sus trinos eran la orquesta

que nos acompañaban en el bosque

y el viento era el arrullo con que nos cubríamos

mientras el sol declinaba suave más allá del Biobío.

Furiosamente miro los días, que ya no están.

***

III

Amurallado en los rincones de mí canto

me revuelvo solitario en esta vorágine confinada,

pareciera me digo

que todo el tiempo ya se ha ido

y que solo va quedando el recuerdo

de aquella belleza esquiva,

de todas las auroras que  eran risa fresca

en cada despertar

y la alegría de los atardeceres

era madura fruta venida de tu boca.

Me niego y me resisto a propia resistencia

a este confinamiento mandatado

y que a mis oídos suena como burla

de un momento que no quiero vivir.

Aun así, resistido y resistente

las noticias me golpean

con cifras que no me cuadran

ni en oriente, ni en occidente

y en todo el orbe solo veo

la maligna sonrisa

de una economía que se desploma

con su cargamento de pobreza y de miseria

de ricos más ricos y pobres más pobres.

¡Mucho más! que antes

de todos los estallidos sociales de este siglo.

¡Ay! la pandemia y la amenaza diaria

a mi libertad de caminar a rostro descubierto

de hablar sin llevar en mi boca un barbijo

de estrechar manos, entregar abrazos

dar y recibir besos en la mejilla

mirarnos a los ojos

y dar rienda suelta a todas nuestras complicidades.

Sin embargo ¡aquí estoy!

amurallado en los rincones mí canto.

***

VI

El universo, entre guirnaldas azules

Gira y se desplaza con dulce calma

Como mi corazón, en esta hora de silencio.

Y la noche viene con su vestido negro

A susurrarme al oído lo bello y lo bueno

Que tiene esta hora, donde mi alma

Se desplaza por los intersticios de la memoria

Buscando el recuerdo de la fresca copa

Que coronó mis labios

Y escanció su contenido vital

En mi boca sedienta.

Mi mente viaja

Por entre las azules guirnaldas

Más allá del universo conocido

Imaginando mundos nuevos

Dentro del fermento que el deseo aporta

Despertando imperfectos apetitos

Que la pasión desata

En este mundo visible

Donde la llama de la vida

Enciende los sentidos

Y me voy contigo Amada

Descubriendo los ritos antiguos

y que en el amor

Son siempre

Un juego renovado

Al igual que el universo

Entre guirnaldas azules.

Abel Sandoval (Isla de la Laja, Chile, 1953). Cursa su educación en las escuelas públicas de Millantú, Curacautín y Renaico. Sus humanidades en el Lic ... LEER MÁS DEL AUTOR