“Cantos deshojados” y otros poemas
Los desventurados de este suelo
I
Viento te llamo
Desde el regazo inescrutable de la memoria
Donde este pan recogido
Enamora la palabra
Que en horas de cansancio como.
Ahora invoco tu presencia
Que viene libre
Por los campos de maizal
Otrora bosque desnudo
Donde retozaban las aves
Que hoy pululan por las ciudades
Y avenidas de granito.
Viento: sur-norte-puelche-travesía
Te invoco en esta hora
Para escuchar de ti
La palabra imperceptible
Aquella que perdimos
Cuando éramos
Sueños de amor amanecido.
¡Viento!
Te llamo desde mi regazo
Donde mi memoria
Sigue siendo fiel al juramento
Que mis labios musitaron
En horas de amor compartido.
***
II
El trueno violento se escucha en la cordillera
Y el rugir del viento
Entre los árboles
Se hace palpitante.
Un destello de luz
Atraviesa el negro espacio
En tanto el trueno arremete con violencia
Las horas y hogares campesinos.
Una sacudida brutal pasa afinando
Instrumentos desconocidos
Que solo el viento sabe ejecutar.
Respira la noche
Y mis nervios palpitan
Entre la emoción y el miedo
De las violentas alucinaciones
Que el trueno despierta en mí.
***
III
Soñé de nuevo
Con las sombras del pasado
Con las montañas de Corcovado
Donde los pájaros, alegres
Saludaban mi mañana
Y la lluvia era
Por ese entonces
Invierno con sol abierto
Y mi boca, muda
Lámpara de luz interior
Y mis pasos
Caminos desandados de cansancio.
Viajo por el laberinto
Como un niño
Que por vez primera
Contempla la nieve
O el oleaje furioso del mar
En tanto mi lengua
Balbucean signos ciegos
Que busca la llama clara
De la palabra perdida
Que da vueltas en mi cabeza
Y que por esos días
Bailaba oculta su danza libertaria.
***
IV
Esta noche se hace triste
En mi memoria
Y una luz se apaga
A la vista de aquellos
Que me dejaron tirado en el silencio
Arrimado a mi propia voz
Que oculta relampaguea
Como si fuera noche de tempestad.
Los que caímos en esa noche
Vivíamos y soñábamos
Como aves libres
Cantando canciones
Que la razón y el tiempo
Desdibujó una mañana
En que otros sones
Y otros cánticos
Nos despertaron furiosos
Con sus risas de demonios
Y aullidos de perros enfurecidos.
Era sin duda la hora de la tempestad
La hora de la maldad desatada
La hora de la sinrazón
De todos nosotros
Los desventurados de este suelo.
***
JUEGOS
Primer juego
1.- Si todas las calles del mundo fuesen azules
El aire de las ciudades sería puro.
2.-Si todo el mundo fuese puro
Las calles de las ciudades serían azules.
3.- El mundo no tiene las calles puras
Las ciudades no tienen el mundo azul.
4.- El hombre puro no camina solo
Lo acompaña la polución de sus inventos.
5.- El hombre no se viste de azul
No transita por las calles.
6.- El hombre corre por el mundo
Y no encuentra el aire puro de las calles azules.
***
Segundo juego
1.- Si todo el mar fuese verde
Los peces degustarían las espumas.
2.- Si todas las espumas jugaran con el viento
El mar tendría sueño de peces.
3.- Si todos los peces fuesen verdes
El mar sería una esmeralda.
4.-El mar no es todo verde
Las espumas no son peces.
5.- Solo se compara el mar
Con el beso luminoso de tu boca.
6.- Y con el amanecer de tu pasión
Desatada en los peñascos de las estrellas.
***
Tercer Juego
1.- Si la vida fuese todos sueños
Los hombres seriamos eternos niños.
2.- Si los niños fuesen sueños de la vida
La vida sería eterna en el hombre.
3.- Pero, la vida del niño no es un sueño
Y el sueño del hombre no es la vida.
4.- Lo eterno de la vida es el sueño
Que ningún hombre alcanza.
***
CANTOS DESHOJADOS
II
Furiosamente miro los días
y me veo rejuvenecido
en el trino de los pájaros
que sobrevuelan la soledad
en esta hora impaciente de tristeza
ante tanta lápida sin flores, sin deudos
donde los humanos resignados lloramos.
Recordando el tiempo de las avutardas
que nos habitaron y se fueron y nos quedamos
solos, incalculables, inundados de silencio,
abrumados ante tanta cifra y palabra incierta.
Plena de agoreros, anunciando el final
bajo la corona omnipresente del virus todopoderoso.
¡Ah! la inocencia de los inocentes que reímos en secreto
ante la prisa del mundo que aquietó su marcha
dejando su respiración entrecortada
entre los veranos, los otoños, y los inviernos.
Furiosamente beso y besamos el dolor
en esta hora de cuarentenas amargas,
de abrazos añorados, de caricias deshojadas,
en el desamparo total,
aunque las redes me mantienen atado
a la virtualidad de tu presencia
y te veo desde esa realidad
añorando el aroma de tu cuerpo
que me recuerda la primavera
donde corríamos como locos
amándonos, acariciándonos,
y los pájaros con sus trinos eran la orquesta
que nos acompañaban en el bosque
y el viento era el arrullo con que nos cubríamos
mientras el sol declinaba suave más allá del Biobío.
Furiosamente miro los días, que ya no están.
***
III
Amurallado en los rincones de mí canto
me revuelvo solitario en esta vorágine confinada,
pareciera me digo
que todo el tiempo ya se ha ido
y que solo va quedando el recuerdo
de aquella belleza esquiva,
de todas las auroras que eran risa fresca
en cada despertar
y la alegría de los atardeceres
era madura fruta venida de tu boca.
Me niego y me resisto a propia resistencia
a este confinamiento mandatado
y que a mis oídos suena como burla
de un momento que no quiero vivir.
Aun así, resistido y resistente
las noticias me golpean
con cifras que no me cuadran
ni en oriente, ni en occidente
y en todo el orbe solo veo
la maligna sonrisa
de una economía que se desploma
con su cargamento de pobreza y de miseria
de ricos más ricos y pobres más pobres.
¡Mucho más! que antes
de todos los estallidos sociales de este siglo.
¡Ay! la pandemia y la amenaza diaria
a mi libertad de caminar a rostro descubierto
de hablar sin llevar en mi boca un barbijo
de estrechar manos, entregar abrazos
dar y recibir besos en la mejilla
mirarnos a los ojos
y dar rienda suelta a todas nuestras complicidades.
Sin embargo ¡aquí estoy!
amurallado en los rincones mí canto.
***
VI
El universo, entre guirnaldas azules
Gira y se desplaza con dulce calma
Como mi corazón, en esta hora de silencio.
Y la noche viene con su vestido negro
A susurrarme al oído lo bello y lo bueno
Que tiene esta hora, donde mi alma
Se desplaza por los intersticios de la memoria
Buscando el recuerdo de la fresca copa
Que coronó mis labios
Y escanció su contenido vital
En mi boca sedienta.
Mi mente viaja
Por entre las azules guirnaldas
Más allá del universo conocido
Imaginando mundos nuevos
Dentro del fermento que el deseo aporta
Despertando imperfectos apetitos
Que la pasión desata
En este mundo visible
Donde la llama de la vida
Enciende los sentidos
Y me voy contigo Amada
Descubriendo los ritos antiguos
y que en el amor
Son siempre
Un juego renovado
Al igual que el universo
Entre guirnaldas azules.