Casa de la escritura
Contra Critias
Cojo la pluma y digo
lo que me viene a la lengua
lo que siento de adentro
lo que nadie me dicta.
Cojo la pluma y digo
radiografía daltónico
o lo que me da la gana.
Cojo la pluma y digo
y me río de los que piensan
que debí decir otras palabras.
De mí también se ríen
pero algo hay que hacer
para evitar el suicidio
la muerte de mi mesa
mi pluma colgada.
(De CASA NUESTRA, 1965)
Muerte de Néstor
Se ha ido Néstor.
No hace mucho también se fueron
Leoncio y Roberto.
A los tres los recuerdo llevándonos a los churres
A correr como locos por el cauce del río seco,
Al tiempo que nos decían por vez primera
El sagrado nombre de las cosas:
sapo, lagartija, chilalo, algarrobo.
Más tarde
Néstor me enseñó a leer.
Inventaba para mí
Los más hermosos cuentos.
Por él imagino
A Piura, su ciudad, mi ciudad, viajando
En alfombra voladora.
En las tardes del estío,
Bajo el sol de fuego, mi rey vencía al suyo,
Sólo porque él quería.
Fue bueno, como el padre de cualquiera.
Fue bueno.
La gente lo sentía.
Y tú mi pequeñín,
Mañana cuando crezcas,
ojalá pienses de mí
Lo que pienso de tu abuelo.
(De DONDE NO SE AMA, 1974)
Primera versión
Si deambulamos por las calles de Barranco
Uno a uno perfilamos los pasos de la especie,
Y si una mano se niega, compulsiva,
A la mía que estremecida se le ofrece,
Es la tuya y es la otra y la otra y la otra,
Primera mujer que ante varón se conmueve.
Y quien reprocha a la razón mucho dominio
Sobre gestos que lentamente mi cuerpo tiene,
Es tu voz, por supuesto, a la deriva, entre
Luces de carros que se apagan y se encienden.
Y quienes se entregan un ratito y otro largo
Al amor, somos nosotros, limpios mal que pese.
Y aunque el tiempo pase veloz y dé miedo
Mientras el toque de queda nos envuelve,
Si deambulamos por las calles de Barranco,
Uno a uno perfilamos los pasos de la especie.
El día es circular, lo supongo muerte,
Y este verso con desaliño mal repite
Otras líneas de desafío y amor perenne.
Y aun sabiendo de antemano la tristura
Que tu instante de amor acaso deje,
Cuando te vas, y ya te has ido, es la muerte,
El derrumbe inesperado, el derrumbe simplemente.
(De CARPE DIEM, 1979)
Fin de la noche
Es un ramalazo de la muerte
ese ojo zarco que está ahí
quieto como si mirara.
Desde tan lejos sólo se escucha
una música rancia,
el destello de un cuchillo
herrumbrado que parpadea,
un plomo que se disuelve
mientras el sol sube rápido
cortando en tajos
la neblina de la mañana.
(De EL SILBO DE LOS AIRES AMOROSOS, 1981)
El Perú
No es este tu país
porque conozcas sus linderos,
ni por el idioma común,
ni por los nombres de los muertos.
Es este tu país,
porque si tuvieras que hacerlo,
lo elegirías de nuevo
para construir aquí
todos tus sueños.
(De CABELLERA DE BERENICE, 1990)
Casa de la escritura
La sagrada escritura se parece
a una casa de muchos aposentos
con numerosas llaves en su sitio
aparentando que abren cerraduras.
Borrada ya la cifra en cada cuarto,
acertijo difícil es abrirlos,
necesitamos líricos maestros
con el soplo de Dios en su cerebro.
Así Kafka vivió con la escritura:
dueño del gran llavero de la casa,
abrió la habitación que conocía;
la clave: sufrimiento de los hombres.
Dejó para otro místico tarea:
hallar a Dios en la más oscura noche.
(De AUNQUE ES DE NOCHE, 2006)
Imágenes de la poesía
La poesía dice lo que dice
y no dice cosa diversa en sentido
que aquello que lees en su esencia
en la entrelínea donde hallas
lo verdadero.
La poesía no es moneda vocinglera
que se vende en los mercados y las plazas,
tiene algo de jeroglífico, verdad,
sobre piedra eterna,
para que la descifren los que la aman.
La poesía es sencilla como el agua,
complicada en sus elementos,
como el aire invisible
que se distingue a la distancia,
es azul entonces, o nos lo parece,
es el rojo crepúsculo
y también la alborada,
es tierra feraz o marrón y calcinada,
es la sonrisa de la madera
que tú tocas en el agua.
La poesía es la verdad de a puño
o esa misteriosa y a veces mentirosa
que apenas se dice con palabras.
Es caverna oscurísima
y la luz radiante de la mañana.
(De VESPERTILIO, 2011)
Príncipe zarrapastroso
Salgo zarrapastroso de mi madriguera
y me visto de príncipe antes de subir a los aviones.
Llego a las ciudades más distantes de nombre curiosos
y me alojo en los hoteles de lujo frente a las playas.
Inspecciono mini bares y baños como un notario
y llego a conclusiones asombrosas:
los albergues luminosos de los países ricos
por las minucias cobran menos
que los hospedajes importantes de las naciones en desarrollo:
copas de vodka en las neveras,
llamadas de teléfono internacionales.
De todos modos, en uno o en otro caso,
pago sin chistar mis consumos.
La habitación con sala de recibo,
hermosas cortinas y aire temperado,
me la paga la Poesía
que ha firmado convenios
con diferentes ministerios
de numerosas naciones
para que me traten como un príncipe
siendo un zarrapastroso,
un poeta inteligente
de escasas ambiciones.
Voy a los teatros y leo mis textos
ante ministros y funcionarios entendidos
y pobladores humildes,
convocados por la televisión y los diarios,
que me regalan rosas perfumadas
y libros de papeles de colores.
Regreso a mi barrio con dos mariposas de madera,
fragancias y perfumes exóticos
y baúles diminutos repletos
de poemas de aire y de agua,
con mi traje de príncipe arrugado,
con manchas, pero contento
como un zarrapastroso.
Mi vecino, que me dice príncipe
por mis buenos modales,
me pregunta:
– ¿Dónde estuviste?
– Volando con las águilas en el techo del mundo.
(De BIBLIOTECA DEL MAR, 2012)
Caballo negro
El sexo es un patio de recreo para los científicos solitarios,
tormento y alegría para quienes lo sienten en sus carnes.
Hay un caballo negro que aparece en los cielos
cuando los relámpagos parpadean y galopa
en la sangre cuando abrazas y tu piel se eriza.
En medio de las tormentas, en el silencio de los temores,
entramos en los más profundos sueños de la especie.
La tierra parece viva, es un gran animal cuando tiembla.
Una inmensa salamandra se encuentra en las profundidades,
reposando en un largo sueño y cuando se mueve toda cambia,
arriba hay terremotos, marejadas, huracanes.
De las profundidades salgo, como un caballo negro, y te poseo.
(De EL PIANO NEGRO, 2018)