No puedo amarte sin arder
No puedo amarte sin arder
I
La luz es como un sable entre las olas
pero nado, ya desnuda, más deprisa
por una estela de noche indomable,
la luz es esqueleto en la marea,
forzada ruta, redondo sendero,
la luz es la mañana que me aleja
separando mis entrañas de su savia,
es un alud que despierta y que ciega,
mi pecho alerta es la sombra estrellada.
II
¿Escuchas, tierra firme, ese silbido
como semillas que se lanzan al vacío?
¿oyes que el mar las va llamando
y que el tiempo las detiene contra él mismo?,
procesionaria, esta cuerda sin ojos,
la vida nos arrastra como a piedra
que se resiste a la embestida de las olas,
pero una suave espuma retrocede
hacia la boca luminosa del recuerdo,
la partida es como un sueño de arrecife,
luego las nubes se hacen cielo con el viento.
III
Absorbo el cielo mirando hacia el mar
sobre la arena de un tiempo desierto,
quedan arriba las estrellas titubeantes
que se extienden como el humo
hacia el vacío,
bostezo blanco, gigante del frío,
solo una barca ilumina las olas,
es como flor que despunta en un sueño,
abre esta tierra su semilla en mi ceguera,
ahora la noche reside en mis ojos
mientras el agua despierta en mis manos,
resucitando lentamente en la caída.
IV
¿Qué desvela el amor de sí mismo?,
mantener que la fuerza del sol
se desprende del leño
que ha sido incendiado,
entregar nuestro único bien,
cada cuerpo y su grito,
y acabar siendo pez en el hielo,
ahora escucha, con fe, sin embargo:
quien aletea entre las manos de un destino
es solo un pájaro que busca su socorro
entregándole al cielo el calor y la luz de su canto,
¿por qué las alas, si no distingo el viento de las ramas?,
he decidido ser crisálida constante
en el corazón de las noches de otoño.
V
Llega un momento en que la infancia
va hacia atrás
y el viejo islote se aleja aún más de tierra,
pero hay preguntas como aves viajeras
por aguas de seda,
¿quién ha traído esta flor de la isla?,
la rebeldía es que allá crezca la maleza,
raíces de corazón y libertad
o la conciencia de amor a la vida,
quedan semillas sobre el rudo continente,
no hay tortuosos caminos de viento.
VI
La vertical de la escena es mi vida,
la luz no llega arriba, mas la empujan
en un sueño los aullidos
de este lobo estepario que llevo encogido por dentro,
dormitaba la luna en el sueño,
su dulce aliento era camino
entre los astros, el lobo era la infancia
y la tañía el batallón de la esperanza,
mientras la tierra cubierta de sombras
iba minando la mirada soleada
por la que el tiempo traería la lluvia,
la vertical de esta escena es el agua
que avanza deprisa,
nuestros dones, la cascada, nuestros actos.
VII
¿Quién eres tú al otro lado de la niebla,
los dos trepando por el alba hasta el espejo
en que la luz ha venido a mostrarnos?,
es como ir desencontrando los cristales
que ha ido dejando la noche en el agua,
y sin embargo tú estás hecho de mi sueño,
tejo tu imagen con hilo de luz y reposa mi sombra.
VIII
La luna se asoma entreabierta
porque ella sobrevive de ese modo,
luz arropada, velada, desnuda,
hacia el germen revelado de la noche,
la luna es el silencio de ese sol
que mirándola se observa en un espejo,
y siente frío, y se siente desterrado de sí mismo,
no alcanzaría el calor de su alimento,
mírame, mi amor nace de ti, disfruta entonces de tu luz
a través de esta presencia en una imagen,
pero yo no puedo amarte sin arder.