David Hernández Sevillano

El reloj de Mallory

 

 

 

 

MAPAS ANTIGUOS

 

En los mapas antiguos

el hombre dibujaba criaturas

extrañas, monstruosas,

allá donde sus pies no habían llegado:

el Atlántico,

las aguas por debajo

del cabo Bojador,

la Antártida, la cima

de las cumbres más altas,

los fondos oceánicos, el cielo…

 

Para justificarse, por temor

a lo desconocido,

dibujaba confusas criaturas,

sus monstruos en un mapa.

 

Esta de hoy es una tarde fría

de mitad de diciembre

y una luz

escandalosa y terca

repiquetea el vidrio en mi ventana.

Tú tomas un café y yo, a tu lado,

persigo un adjetivo

de barro que me esquiva hace ya tiempo.

El silencio es un arma

de doble filo: a veces

te salva y otras veces…

 

Como aquellos cartógrafos antiguos,

también dibujé monstruos en las zonas

de ti y de mí que aún me dan pavor.

 

 

 

 

ME GUSTAN LOS DÁTILES

 A Vero y Marina

 

Lo que sé de los dátiles no es mucho:

que son dulces, que crecen en racimos,

que la palabra dátil significa dedo

y señala hacia arriba,

que se recogen en otoño

y que sabes a ellos los domingos

cuando no hay prisas tras el desayuno.

 

 

 

 

CLASES DE INGLÉS

 

Dos veces por semana

llevo a mis hijos a clases de Inglés.

 

La academia está lejos.

El saber está lejos, pienso, mientras conduzco

las curvas que transcurren junto al mar.

 

Ellos miran el mar pero no ven el mar.

Mirar el mar es solo una manera

de no estar aquí ahora,

junto a un padre que toma

otra curva a la izquierda y que tampoco

está aquí.

En silencio, los tres, a la academia.

 

Luego bajan del coche, apenas se despiden.

Y yo aguardo sentado en un café,

corrigiendo poemas, anotando silencios,

de frente al mar sin ver mar ni naufragios

ni olas ni distancias ni veleros.

Sin ver.

Pensando, sin quererlo, en otro idioma

y en mis hijos.

Una hora después volvemos —sin estarlo— juntos,

de sus clases y el mar

sigue allí a su faena.

 

Mis hijos y yo y dos idiomas

en los que no decirnos nada.

 

 

 

 

DEL TÍBET

 

Del Tíbet.

De títeres tiznados y tijeras,

tigres, tirabuzones, tierra, tizas,

timbres, tiestos tirados.

De timones, tinteros y tiovivos,

tilas tibias, tiranos y tifones.

Del tiempo.

De un tipo tímido que tiembla.

 

Este poema habla

de todo aquello que empieza por ti.

 

 

 

 

SIN CTRL+Z

 

Saber decir adiós.

Saber que no hay verdad

que no ceda al empuje de los años.

Saber que ya no soy, ni por asomo,

aquel a quien juraste amor eterno.

Saber que no hay manera, resorte o mecanismo

para volver atrás

y descontar heridas.

Saber que no hay culpables, que el dolor

es una consecuencia natural

de estar vivo.

Saber que esta que dejas es mi vida

y no poder gritar ni detenerte.

 

 

-El reloj de Mallory. Obra ganadora del XVIII Premio Emilio Alarcos. España, 2019.

 

 

 

David Hernández Sevillano
El reloj de Mallory
Editorial Visor
España, 2020

https://www.visor-libros.com/tienda/novedades/el-reloj-de-mallory.html

 

visor

David Hernández Sevillano Nació en Segovia (España) en 1977. Ha publicado siete poemarios entre los que destacan Razones de más, Premio Nacional de Poesí ... LEER MÁS DEL AUTOR