Mercedes Roffé

La linternas flotantes

 

 

 

 

VIII.

 

Caída no hubo.

Ni Hombre ni Mujer primeros.

Ni aciago Demiurgo.

Ni un Dios dormido y sordo, cabeceando

en su silla raída.

Nuestro sueño es su siesta.

No nosotros.

Aquel que se contrajo         Aquel que

se replegó sobre sí

nos ungió en la lumbre.

Expiración de amor sí somos.

Obra-hijos de un momento febril de inspiración

–y de un miedo profundo.

 

Caída no hubo. Hay

multiplicidad de vilezas.

La palabra del necio

La mirada torva de la envidia

La vara del poder

La cuenta enrarecida del avaro

Las pústulas de la avidez

El botín sin fondo del amor fingido

Pero caída no hubo.  Hay

desde el origen

partículas de excrecencias acres, fétidas

como un ícor de Dios. Eso sí.

 

Pero caída no hubo.

Somos aún ese alba.

Centelleante y oscura.

 

Somos el sueño de una nena exhausta

la noche de la fiesta.

Somos la noche de la fiesta.

El lado oscuro de un palacio

engalanado hasta los dientes.

Bufón e ilusionista somos.

La cosa

y el falso halo de las cosas.

Acaso el halo

verdadero y palpable

de una evasión

sin retorno.

 

Todo vuelve.

Todo.

¿Hacia qué?

 

Hacia un jazmín que se pudre amarillento en el mal olor

de un vaso.

Hacia un loto final y terco

que persiste

en exhibir su mugre.

 

Ese vaivén.

Esa duda que insiste

somos.

Esa esquirla clavada en el costado

del ángel que nos guarda.

 

 

 

 

XII.

 

Ésta es mi alma

Ésta es mi luz

Éste es mi soplo en ti

Éste, el hálito de luz entre mi mano

y la punta de tus dedos

en el abrazo primero en el cuenco de mi mano

Redondel

Esfera es

el abrazo ése que me excluye

Esfera-Tierra Prometida

Esfera-patria y memoria de la patria

de la que todo me expulsa y me destierra

 

Esfera-origen y fin

Esfera-estrella y brújula y lazarillo

y una luz en el centro.

 

Ésta es mi alma

Éste mi soplo en tu soplo.

Centella de lo que solo existe

en la vasija que eres

Vasija iluminada

Vasija numinosa

Vasija-cofre de Pandora y boca de la serpiente.

¿Qué mayor comunión?

¿Qué más darse?

 

Ésta es mi voz en ti

Éste, mi aliento reificándose

en el vacío: la pura Ausencia

–un azul flotando sin sustancia

sobre la cual posarse–

las partículas de mi voz quebrándose

(¿Pero cuál? ¿qué partícula exacta

de mi voz en ti?)

 

[¿Y si jamás se retrajo?

Si jamás

se replegó sobre sí

y estamos aun sin ser

en el misterio de su vientre?

Pero…

¿vientre y cabeza y mano tiene

Aquel que es El que es?]

 

Lo Perfecto se excluye.

Cerrado sobre sí

–su bien, su mancha

lo reintegra y lo niega.

 

 

 

 

XX.

 

Caída no hubo.

Lo alto está aquí. Es aquí.

Adentro.

 

Caída no hubo.

Distracciones hay. Vientos. Fugas.

Maquinarias. Grandes, grandes.

Juegos de sombra, preocupación y olvido. De sí.

Siempre los hubo..

 

Cada época. Cada

civilización

retratada en su propio engranaje

de humillaciones y olvido. De sí.

Robar el fuego no es robar ni es fuego.

Recordar es remontarse, preservar para sí el acceso

al resplandor custodiado por

–no sus guardianes, sino sus enemigos.

Vertedero de sombra y sangre.

Cuanto mayor pobreza, más olvido.

Cuanta más prepotencia, menos luz.

 

En sí y fuera de sí

–todo es uno–

sola morada de pura geometría

y luz rigiendo

mansa, inexorablemente, generosa-

mente bañando

todo de sí.

 

Luz estético-ética.

Olvidada de sí – entregada.

Fórmula-Madre.

 

Y aún hay Algo. Algo, fuera

que no se piensa.

 

Otro tono. Otra

modulación de la luz.

 

Allá en origen.

 

de Las linternas flotantes
(Buenos Aires, Bajo la luna, 2009;
Guadalajara, Mantis, 2017)

 

 

 

 

IV.

 

despacio

muy despacio

 

como leer

como los dedos

 

como

el desplazarse

de la memoria en el tiempo

 

como tantea siempre el pie

extranjero

en su pregunta

juicioso y parco y precavido

siempre

prudente

despacioso

 

como el rumor se inviste de sentido

y entra en la imperial

intersección

del azul con lo eterno

 

 

 

 

VIII.

 

La diligencia del mago atiende

a aquello que se corresponde:

la niebla con los muros

los cuerpos con los barcos

el tatuaje en el bíceps del aventurero

con un cántico herido

o una urna

 

Oscuras son las formas

de la semejanza

 

qué es aquí y qué es ahora

vibra

quizás

en un eterno tránsito suspendido

quizás

en un vertiginoso devenir

 

fugacidad y permanencia

también

se corresponden

mutuamente              se mecen

cada cual a un extremo

de la vara

de luz

que el presti-

digitador

sostiene

en la punta de sus dedos

 

su acierto

su prestige

 

de Carcaj: Vislumbres
(Madrid/México, Vaso Roto, 2014)

 

 

Mercedes Roffé Poeta y editora argentina. Libros suyos ha aparecido en traducción en Italia, Canadá, Rumania, Inglaterra, Brasil, Francia y Estados Unido ... LEER MÁS DEL AUTOR