Mirar, caminar, ser
(Versiones en castellano de Sandra Toro)
La lluvia de cinco días
La ropa lavada cuelga del limonero
bajo la lluvia
y el pasto, largo y tosco.
La secuencia, rota. La tensión
de la luz solar, rota.
Tan leve, la lluvia.
finos jirones
que penden sobre las hojas rígidas.
¡Vestite de rojo! ¡Arrancá los limones verdes
del árbol! No quiero
olvidar lo que soy, lo que ardió en mí
y colgar, limpia y lánguida, como un vestido vacío.
Las profundidades
Cuando la blanca niebla se evapora,
un abismo de luz interminable
queda revelado. Las últimas telarañas
de niebla
sobre los abetos negros son copos
de ceniza en la chimenea del mundo.
El frío del océano es la contraparte
de este gran fuego. Zambulléndonos
fuera del frío ardiente del mar
entramos en un mar de intenso
mediodía. Bendita, la sal
destella en nuestros cuerpos.
Cuando la bruma nos haya envuelto una vez más
en su fina lana, que el sabor de la sal nos recuerde
las grandes profundidades que hay en nosotros.
La queja de Adán
Hay quienes,
no importa qué les des,
también quieren la luna.
El pan,
la sal,
carne blanca y roja,
y todavía tienen hambre.
La cama matrimonial
y la cuna,
y siguen con los brazos vacíos.
Les das la tierra,
su propia tierra bajo los pies,
y se lanzan al camino.
Y el agua: cavá el pozo más hondo,
que no será suficiente
para beber en él la luna.
Querer la luna
La luna no. Una flor
del otro lado del agua.
El agua pasa rauda en la crecida,
y arrastra por la melena un árbol,
un establo, un puente. La flor
canta en la orilla lejana.
Una flor no, un pájaro que grita
escondido entre los árboles más negros, música
sobre el agua, que saca un silencio
de los pliegues marrones del manto del río.
La luna. No, un joven que camina
bajo los árboles. Hay fulgores
entre las hojas.
Tierno, sabio, alegre,
con el rostro despierto por su propia luz,
lo veo a través del agua como en un primer plano.
Un bufón. La música de sus cascabeles suena
solemne, un canto de aflicción
con el que bailo en mi orilla.
Mirar, caminar, ser
“El mundo no es para mirar,
es para estar en él”
Mark Rudman
Yo miro y miro.
Mirar es un modo de ser: uno se vuelve,
a veces, un par de ojos que caminan.
Caminan dondequiera que mirar te lleve.
Los ojos
cavan túneles en el mundo.
Tocan
fanfarria, aullido, madrigal, clamor.
El mundo y su pasado,
no solo
el presente visible, lo sólido y la sombra
que mira al que mira.
¿Y el lenguaje?¿ Los ritmos
del eco y de la interrupción?
Ese es
un modo de respirar.
respirar para mantenerse
mirando,
caminando y mirando,
por el mundo,
en él.