Las bocas del amor
TEMIENDO LEER
Son tiempos distintos.
Penélope, ajada y con gafas oscuras
para que no la reconozcan
los chulos
de los diarios vespertinos,
revisa cada tarde los listados
aparecidos
en los muros de la Alcaldía
Temiendo leer
el nombre de Ulises
entre los caídos.
CASI POESÍA 1975
(Primer Premio Concurso Nacional de Poesía 70 Años Universidad de Nariño)
Amo lo que es verdad
detesto los que catan
el vino sin probar más que agua insulsa
detesto sus colores claroscuros
sus conciencias maltrechas
formadas a la lumbre
de la oscura vejez de aquella abuela virgen
aquella abuela triste
pintada con rosarios y con muertos
amuleto su pan agujas ágiles
y rigidez de amor que no gozó
yo no quiero ser parte
de esta concupiscencia de virtudes
desaprueben de mí
si quieren odien
todo lo que yo soy más lo que tengo
pero lo que yo quiero
lo quiero
no me unto
de sus definiciones de virtuosos
de sus cejas alzadas y sus bocas cerradas de merluza
el amor cruza impávido mi cielo
ustedes no conocen sino nubes
LA MUJER DEL ESQUIMAL 1981
(Segundo Premio Concurso Nacional de Poesía 1980 Universidad de Antioquia)
Ella,
la mujer del esquimal,
os dejó este legado:
nieves
baldías
y este pocito hirviente
de lágrimas
a 30 metros de profundidad.
LAS BOCAS DEL AMOR 1982
Llego al cuarto de hotel. Lanzo la llave,
el bolso, los periódicos
sobre la cama. Deshago la otra.
Hace calor. El sol chorrea por la ventana.
Estoy desnuda.
Cuando estoy sola como ahora
La piel adquiere
un tono amarillento,
como de libro sin usar:
calostro
derramado.
He visto mujeres y hombres
colgando de ganchos
en las blancas paredes de refrigeradores
metálicos, listos para la autopsia.
No he podido olvidar
el tinte amarillo naranja de sus pieles.
Jamás
por mi propia mano
me colgará el corazón de una percha.
Prefiero que éste vuele
y si no vuela,
que se arrastre.
La cama cruje
en el cuarto de enseguida.
Este libro que escribo
es un fraude:
estoy callada
y espero.
Espero callada,
vida,
quiero tu lengua en mi boca.
Quiero
las bocas del amor,
No quiero este cielo frío.
MEDIAS NONAS 1992
Este título no ha tenido mucha acogida.
Después de un sondeo de opinión
he constatado que lo entienden con más facilidad
las mujeres
siempre y cuando no sean demasiado ricas o demasiado modernas.
Los calcetines impares se guardan desde tiempo atrás
en distintos recipientes:
bolsas de basura, maletines con el cierre dañado, canastos.
A menudo se amarran con la media más larga de todas alrededor,
que por lo general, por estar estirada,
es de las que los zapatos se tragan.
Se ha comprobado que los medias tragadas
son las que más fácilmente se convierten en nonas,
sobre todo entre los niños.
Existe la esperanza en el fondo de cada mujer
de que a una media nona
le puede aparecer en cualquier momento la compañera,
pero la vida también nos ha demostrado
que ello es poco probable. Es decir, las medias nonas
más que todo se guardan impulsadas por el mismo impulso:
no desperdiciar.
Las medias nonas han sido fuente de incontables discusiones
en muchos hogares tradicionales.
Ellas parecen ser una prueba palpable de nuestro descuido,
aunque algunos amos de casa, más optimistas,
dicen ver en ellas los designios de la providencia,
los insondables misterios que agregan encanto a la cotidianidad.
En los casos más excitantes, las medias nonas dan lugar
a disquisiciones filosóficas del orden de:
¿A dónde irán a parar las medias nonas?
¿Tendrán un cielo de algodón?
Las medias nonas gozan de gran popularidad entre las mujeres
– aunque no lo confesemos abiertamente –
sobre todo para las cosas que hacemos
sin los hombres,
cuando ellos se van a estudiar o a la oficina.
Pueden tener muchísimos usos:
sirven para introducir la mano y sacudir el polvo,
esparcir cera, brillar muebles,
guardar sueños, hacer traperos.
Sirven para rellenar o forrar muñecas,
lustrar zapatos, limpiar barbillas de bebé
(úsense las más claras),
ocultar joyas o cartas de amor.
Sirven para recoger y donar a las monjas
que hacían y todavía puede que hagan
preciosidades con ellas.
También para llevar cubiertos a un paseo de olla
o huevos duros.
Las medias nonas se han guardado con celo y recato
en casi todas las familias.
Antes, nadie se hubiera atrevido
a calzar dos medias nonas.
En nuestra época este tabú ha sido superado,
en parte porque la carestía de la canasta familiar
puede obligarnos a rebuscar en el cesto de los calcetines impares,
y en parte porque hay menos amas de casa
dispuestas a sortearlos.
Los únicos dos usos públicos que se conocen
de las medias sueltas
han sido registrados en su mayoría por hombres.
Más espectaculares,
están documentados en cine, en videos y en la televisión:
llenas de arena o piedrecillas
son una cachiporra mortífera.
De nailon, sirven para atracar bancos y no ser reconocido.
Las medias nonas son misteriosas, útiles, versátiles,
de colores vistosos o suaves,
casi siempre son las más nuevas, las más bonitas,
las más finas, las más abrigadas,
las traídas de Escocia o Noruega, las irremplazables.
Le dedico, pues, este libro
a mis amigas mujeres,
muchas de las cuales – yo incluida –
cada vez más tenemos menos miedo
de quedarnos sin pareja
con la confianza de que mis amigos hombres
se harán, con el correr del tiempo,
tan aficionados a las medias nonas como nosotras.
POEMAS DE LA GUERRA 2000
Vengo de mi país
la guerra
rota
de su costado
y sigo
untada
de su sangre.
EN UN ABRIR Y CERRAR DE HOJAS 2001
Es la vida:
en un abrir
y cerrar de hojas
está contigo.
AGUA HERIDA 2004
Días de lluvia,
ríos vadeados
a los que no volví.
Charcos en los que presa
quedó la vida
un día
y no pude escapar de aquel lugar –
y mares
que separan,
aguas claras y ciénagas oscuras,
el mar del cielo con sus arreboles –
y lagos
donde el fluir de amores
surge y sumerge, surge y se sumerge –
arroyos
donde se hunden y ascienden los recuerdos
y las pasiones de futuro
fluyen al descubierto –
Es la vida en sus todos,
ojos de agua, pozos,
represas, chorros, fuentes, los líquidos del cuerpo,
gotas, océanos y placentas.
Nosotras y nosotros, al nacer
el 80% de agua amada,
agua herida.
HUMAN WRONGS 2009
(Primer Premio Rei en Jaume de Poesía en Inglés, Calviá Mallorca)
Escala en Madrid (primer poema, versión castellana de la autora)
Acurrucada en el suelo del autobús
que nos conduce a la Terminal Tres
una niña muy pequeña
se aferra a las rodillas de su madre.
Su mamá está de pie, mirando por el cristal
de cara a la puerta,
a punto de comenzar
este lío sin terminar
de convertirse en extranjera.
¿Y LA ALEGRÍA? ANTOLOGÍA 2018
Los peores momentos una siempre logra,
con honda finura
o aunque sea a los trancazos
superarlos…
¿pero y el cuerpo, presto?
¿Y la materia gris,
que se ha dorado?
¿Y el pecho
y su capacidad para ternura?
¿Y la piel y su goce?
¿Y la alegría?
¿Con quién comparte una
su cuello tibio y su alegría?
Sobrellevar tristeza, transformarla,
volverla
estrella de la muerte – noche la más acérrima –
paladear la tristeza,
usarla como un prisma
(a través suyo son más intensos los colores),
hacer que se disuelva entre la boca…
yo lo he logrado virtualmente todo.
¿Pero y la risa?
¿Y el cuerpo?
¿Y este poder pensar?
¿Y la alegría?